Dia 31

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POV ANASTASIA

-eres muy tonta por hacer eso. ¿No te das cuenta del peligro en el que estabas? Fuiste irracional- dice Cristian como por quinta vez.

-estoy bien. Me duele el pie pero es normal. Es un corte. Mañana en la mañana iré a meter el pie en el agua salada. Ayudará a la cicatrización- digo. Un escalofrió recorre mi cuerpo. Sé que me dolerá pero es la única forma de evitar una infección.

-¡Estás loca! Eso te dolerá un montón. De verdad no tengo ni idea porque eres así. Es como si no le tuvieras miedo al miedo- dice Cristian y lo fulmino con la mirada.

-no es eso. Es simplemente que no tengo nada con que desinfectar la herida y el agua salada es lo único que me puede ayudar en eso- digo. El niega con la cabeza y luego suspira pesadamente.

-Ana comprende lo siguiente. Quiero que está bien y protegida y no me estas ayudando si piensas de esa manera. Además quiero saber más de ti. Hay algo en la historia de tu madre que se me hace familiar- frunzo el ceño.

-hablamos de eso hace semana y, ¿Recién lo sacas a relucir? ¿No crees que es un poco tarde para preguntar?- digo a la defensiva. Ya hable lo suficiente la otra vez y no quiero volver a hacer.

-soy de analizar las cosas con tiempo pero cuando las analizo correctamente, saco muy buenas conclusiones. Así que solamente necesito que me confirme algunos datos y te dejare tranquila. Me da la sensación de conocer a tú madre, claro, si es de la misma mujer que me estoy imaginando- estúpido. Eso es lo que es. Me está murando con esa cara de perrito degollado y haciendo un pichero. Suspiro pesadamente porque sé que si insiste un poco más, terminare hablando de más.

Como consecuencia volvería a recordarla a ella. No quiero. Suficiente tengo con que esa herida aun no cierre como para echarle constantemente sal. ¿Cómo salgo de esta sin que se enoje?

-deja de morderte el labio, lo único que estas logrando es que me distraiga de mi meta- dice y no se dio cuenta que acaba de revelar algo importante para yo poder cambiar de tema. Sin querer el mismo se echó al agua.

-no lo estaba haciendo a propósito. No soy tan mala. Quiero decir, puedo ser mala en otras circunstancias pero con el dolor que tengo en mi pie, dudo que pueda hacer alguna de mis travesuras. Además, solo quiero dormir- digo con voz cansada. En cierta manera, es verdad. Aunque dormir un poco después de haber llegado, la punzada que constantemente se hacía presente, me despertaba y también lo despertaba a él. Nunca se quejó pero, se nota que no ha descansado del todo.

-no tenemos lo necesario como para curar esto y tampoco tenemos vendas. Esto de verdad que está mal- dice Cristian un poco enojado.

-puedes usar un pedazo de las sabanas que están en la caja de al fondo. No le encontré un uso adecuado pero creo que podría servir de vendas. Con la cuchilla que esta junto con las ollas puedes cortar tiras largas y no muy delgadas. Esas servirán como vendas por el momento- digo y hago una mueca cuando muevo el pie.

-tienes muchas ideas pero, no estoy seguro de colocar un trozo de tela en una herida. Puede que el materia se pegue a la herida y cuando tenga que hacerte las curaciones salga la piel pegada- dice haciendo una mueca.

-puede que tengas razón pero evitar eso, vamos a colocar un ungüento en mi herida- digo y el frunce el ceño.

-Ana, no tengo ni la menor idea de cómo hacer eso. No conozco las hiervas y mucho menos sé que echarle. No es una buena idea, nena- dice y me da risa el puchero que está haciendo.

-no lo harás tú, lo hare yo. Solo necesito que me traigas esa caja que está en mi cuarto- digo. El obedece y cuando vuelve tiene el ceño fruncido.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora