POV CRISTIAN
¿Cómo demonios acepte a hacer esto? Hemos caminado un montón de tiempo y solo hemos encontrado unas cuantas palmeras con unos cocos y mucha vegetación.
-no vamos a encontrar nada. Esta es una isla desierta y no hay nada más que una estúpida vegetación que no tiene frutos- digo de mal genio.
-Cristian deja de ser pesimista. Hay que saber buscar- escucho su voz pero no la veo.
-¿Dónde estás?- digo. Sigo caminando y termino pisando un desnivel tapado con barro. ¡Maldición! Intentando sacar mi pie, termino sentado en el suelo, sin la zapatilla. Gruño cuando veo el desastre.
-¿Qué estás haciendo en el suelo?- dice cuando aparece en mi visión. En sus manos lleva algo. No tengo ni idea de que son.
-nada. Solo mirando el paisaje y exfoliándo los pies con barro- digo con una sonrisa siniestra.
-mira que bien- dice sarcástica.
-te estaba buscando y me quede atascado en lodo- digo. Ella se larga a reír y a fulmino con la mirada.
-bueno, mientras estabas jugando a hacer comidita con lodo, acabo de encontrar estos tubérculos. Son comestibles y no venenosos. Hay un centenar de plantas donde saque esta y podremos sobrevivir comiéndolas. Además las podemos cultivar- dice como una niña pequeña.
-¡Uy, qué emoción! Comeremos patatas- digo sin ganas.
-¡Vete a la mierda Grey!- me tira las patatas que caen en mi cabeza y espalda y luego se va caminando para no sé qué parte.
-¡ANA!- le grito. Dios, esa mujer me saca de quicio. No entiendo como alguien se puede enojar con una simple broma. Me levanto con cuidado y saco del lodo, mi zapato. Niego con la cabeza.
He tenido relaciones donde las mujeres hacían y decían lo que yo quería. Si les decía que comieran con los dedos, lo hacían. Si les pedía que desfilaran en ropa interior, lo hacían y si les decía que se acabó y no las quería ver más, también lo hacían pero por un tiempo.
Con esa espartana que me acaba de lanzar unas patatas, las cosas serán diferentes. De eso estoy seguro. Ella es llevada de sus ideas y de alguna manera lo entiendo. Una simple profesora que pasa más tiempo en una escuela, literalmente me ha mandado a la mierda y debo de confesar que en cierta forma me parece... llamativo y un poco... excitante.
Sigo el camino el creo que tomo y la veo detenida frente a una cascada pequeña. Veo que se agacha y bebe un poco de agua. Veo que salta y cuando se da cuenta de mi persona me sonríe.
-aunque no lo creas es agua dulce. Así que tenemos un poco de agua que beber- dice. Frunzo el ceño.
-¿agua dulce? Yo no beberé eso. Puede tener microorganismos que nos pueden hacer daño- gruño.
-eso lo sé. Así que estaba pensando que lo mejor es hervirla. El problema es que no se en que lo haremos, ya que ollas o algo parecido, no hay cerca de nosotros. Aunque alguna concha gruesa también puede servir- dice sonriendo.
-¿te das cuenta que acabas de beber un poco de agua sin hervirla?- digo olvidando lo que me acaba de decir.
-¿Por qué siempre ves lo negativo de la vida? Tengo buena resistencia. No es muy común que me resfrié o que me enferme- dice como si nada.
-siempre pienso lo peor de las personas, porque en mi mundo no se puede confiar en alguien. Cada empresario quiere destruir al otro y no le importa el daño que les hará a las personas. He tenido que defender mi imperio con las garras. No importa si tengo que dejar la vida en ello- digo sonriendo cuando pienso en mi empresa.
-el trabajo por sobre la vida- dice y levanto una ceja.
-¿No es lo mismo que haces tú? Pasas más tiempo encerrada en una habitación con 20 mocosos, de lunes a viernes. Eso no se llama vida. Además si tu escuela es considera mediocre por el gobierno, debe ser pésima y en malas condiciones, además debe de estar rodeados de mocosos sucios y vulgares- digo.
-eres peor de lo que pensé. El dinero no lo compra todo y es cierto, la escuela donde trabajo es de muy bajos recursos y hago todo lo posible para que esos niños sean felices. Me saca de quicio cuando los llaman vulgares. Ellos no lo son. Mis alumnos son respetuosos y una simple salida al parque hace su día. Odio que hablen de ellos de esa manera sin conocerlos- dice enojada.
-si la casa es mediocre, la familia también es mediocre-
-lo dice el hombre que siempre lo ha tenido todo. El hombre que cuando necesita comer, le llevan la comida a la mesa y creo que si fueras al baño y no quisieras limpiarte, alguien más lo haría. He leído de ti bastante en los periódicos y sé que tu vida ha estado llena de lujos y comodidades pero lamentablemente la mía no- dice un poco enojada pero me da la sensación que es un poco de tristeza.
-generalmente las familias pobres son las primeras que caen en las malas acciones. No tienen dinero y el estado no los subvenciona. Literalmente le ruegan por una migajas para poder vivir y se derrotan, viviendo solo con lo que les da el gobierno. No crecen, se quedan ahí estancados. Por ese motivo los detesto- digo mirando como las olas juegan con las piedras que están cerca de nosotros.
Escucho como suspira y cuando la observo, desvía la mirada y camina de regreso a la caverna. ¿Qué le pasa ahora? La sigo y cuando entro, está abriendo las otras cajas que salvamos ayer.
-¿Qué es lo que hay en ellas?- digo. Escucho que sorbe por la nariz y luego se da vuelta. Sus ojos están un poco rojos. Entrecierro los ojos, no creo que haya llorado por lo que dije, ¿O sí?
-hay una cacerola pequeña y una olla. Hay una cocinilla a gas pero dudo que el gas dure más de una semana, si solo ocupamos lo necesario. También hay unas sábanas y unos cuantos tenedores y cucharas. Hay dos botellas de vidrio y aunque no lo creas, hay una gran botella de whisky escoses del año de las cavernas- dice mientras saca otras cosas de las cajas.
-¿Por qué te pusiste así cuando dije lo que dije?- digo. Ella suspira pero no me mira.
-hay veces que las palabras pueden lastimar más que una espada. Si sientes eso por las personas que han sido ayudadas por el estado, creo que lo mejor es estar lejos el uno del otro- dice dejando caer los hombros.
-¿Por qué lo dices?-
-porque por varias circunstancias de mi vida pero sobretodo en mi infancia, viví gracias a las migajas que daba el estado. Y aunque lo creas o no, gracias a eso hoy tengo un título y una profesión. El estado nunca me discrimino por no tener un centavo, al contrario, me ayudo a salir adelante y a ser alguien en esta vida. Quizás mis 600 dólares al mes no se comparan con tus millones pero lo que obtengo de ellos, es mucho más que un negocio de los tuyo- dice mientras se pone de pie y me entrega la botella. No dice nada más y sale dejándome solo.
Rasco mi barbilla mientras analizo sus palabras. Quizás debería poner en práctica lo que decía mi madre, "Nunca juzgues antes de conocer. El daño que se hace es más grande que una herida en el corazón".
Bueno madre, tu consejo llego demasiado tarde.
AQUÍ ESTA EL CAPITULO DE LA SEMANA...
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO...
PERDÓN POR LA DEMORA...
LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO...
BESOS...
ESTÁS LEYENDO
60 días: Cristian y Anastasia
FanfictionVacaciones, una palabra que no existe en el diccionario de dos personas. El, el dueño de una de las riquezas más grandes de Estados Unidos, un genio y con gran intelecto pero solitario. No ha existido mujer que pueda cautivar su corazón y ya perdió...