60 días: Cristian y Anastasia

Día 25

POV ANASTASIA

Escucho los gritos de mis padres en el despacho. Mi madre está gritando tanto, que su garganta esta ronca. No entiendo mucho de lo que están hablando, bueno, casi gritando. Me acerco un poco más a la puerta del despacho.

-deja de mentir. No es normal que ha Anastasia le den tantas cosas solo por ser una de la mejores. Esa escuela es cara, una de las más caras de la ciudad. Es imposible. ¿Qué mierda es lo que está pasando?- dice mi padre. Yo también me he preguntado lo mismo.

-es solo los beneficios que recibe por ser la mejor. No digas malas palabras, es muy mal visto en la sociedad- dice mi madre y niego con la cabeza. Esa no es una respuesta adecuada para todas las dudas que tenemos mi padre y yo.

-eso es una mierda. Quiero la verdad. ¿Te estás acostando con el director de la escuela? Esa sería la única explicación posible para que tenga tantos privilegios. Becas, materiales, libros, pases para el casino, pases de locomoción, es demasiado. ¡Dime de una vez la verdad!- dice mi padre enojada.

-no me estoy acostando con nadie. Eso es una estupidez. Simplemente Ana está obteniendo lo que ella esa cosechando. ¿Qué crees que soy? ¿Una puta?- dice mi madre enojada.

-no lo sé. Dímelo tú. Pasas todo el día fuera de la casa. Supuestamente en eventos sociales y gastando dinero. ¿Has visto la cantidad de dinero que gastas? Estas llevando a esta familia a la quiebra- dice mi padre derrotado.

-¿De qué estás hablando? Tienes una cuenta de ahorro con millones. Siempre hemos podido llevar esta vida de lujos- dice y niego con la cabeza.

-bueno, aquí están los estados de las cuentas y el de cuenta de ahorro. Si sigues con los gastos que actualmente tienes, mensualmente, solo me queda dinero para 6 meses más. No he podido conseguir más dinero, porque no tengo un maldito título que me haga seguro para una empresa. No importa la cantidad de experiencia que tenga, sino cuento con un puto título- dice mi padre enojado.

-eso paso por confiar demasiado en tu amigo. Gracias a él, nunca pudiste empezar la universidad y tampoco pudiste darme... una casa... adecuada... a mis... necesidades...- dice mi madre golpeando la mesa del despacho con fuerza. Un golpe por cada palabra.

-¡¿Cuáles necesidades?! ¿Comer, dormir, tener un lugar donde hacer pipí y cagar? Pues lo tenías pero no. La señora Adams jamás está conforme con lo que tiene. Trabaje años para comparar esta casa en Bellevue y darte lo que necesitabas. Deje mi alma para darte lo que tanto querías y cuando tuviste a mi hija, un mes después de haber nacido, trajiste una niñera y dejaste la crianza de nuestra hija en manos de una desconocida. Nunca le diste leche materna y eso provoco que una niña, de tan 6 meses, pasara casi 2 meses hospitalizada con una neumonía que la podía haber matado. ¿Cuál fue el diagnóstico del médico? Que nuestra hija no tenía defensas porque nunca recibió leche materna, nunca recibió los nutrientes más importantes. ¿Qué mierda hiciste los primeros días cuando supuestamente la amamantabas? Y no me digas que no tenías leche porque veía cómo te extraías y tenías lo suficiente. ¿Qué hacías? ¿Qué pasaba por tu cabeza?- dice y me duele el estómago. No es una información que necesitaba saber.

-esa niña cambio cuerpo. Mi figura no era la misma y necesitaba volver a ser lo que era. Me dolían los pechos y cuando le daba de comer, me ardía. Nunca lo tolere. Simplemente bisque la mejor opción. Comencé a darle relleno y tenía los mismo beneficios y nutrientes que mi leche materna- dice y quiero llorar.

-nunca la has querido. Siempre estas pensad en ti y luego en ti y por último en ti. ¿Qué es lo que te ha hecho esa niña para tratarla así? Sigue siendo tu hija. No entiendo. No te logro entender- dice mi padre frustrado.