Día 56

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POV ANASTASIA

-quiero más- dice Cristian. Estamos acostados en una hamaca. Ese se ha hecho algo común para los dos. En el abdomen de Cristian hay un plato con frutas picadas. Estamos simplemente acostados sin hacer mucho.

-¿De qué quieres?- pregunto. El me mira con unos posos grises y suspiro. ¿Qué le ocurrió ahora? Después de mi estallido, el simplemente me consoló. Sé que suena tonto decir esto, pero quiero tanto a esos niños, que no hay la vida sin ellos. Sé que jamás los podre adoptar, sé que jamás podre darle una familia completa pero, los ayudo lo que más pueda.

-me gustaría un poco de mango y un poco de ti- dice y me levanto. Para mirarlo mejor. Él se ríe y me besa en la nariz.

-eres un pervertido insaciable. ¿Cómo puedes pensar en más cuando básicamente te has corrido todo el dio dentro de mí?- tiene el descaro de soltar una carcajada que se siente como un temblor a su lado.

-cariño, nunca tengo suficiente de ti. Eso ya te lo he dicho suficiente. Además, también hay que reconocer que tiene un poco de culpa. Estar a mi lado, solamente con esa ropa interior, me está distrayendo y haciendo penar cosas malas. Supongo que es un 50 y 50- dice y yo suspiro.

-me gustaría que me disculparas por lo que paso ayer. No era mi intención terminar así pero, es que he estado teniendo unos problemas con mis propios sentimientos. Supongo que al estar dándome cuenta que las fechas se están acercando, me estoy comenzando a poner nerviosa- digo y él sonríe.

-aunque digas que serás madres horrible, estas demostrando todo lo contrario. Si fuéramos claro, lo que haces por esos niños, solo una madre lo podría hacer. Es una carga muy grande de llevar y tú lo haces sin ningún problema. Me llama la atención verte llevar a una niño pequeño en los brazos. Te verías tierna- dice y me sonrojo.

-no sé si lo puedo llamar instinto maternal pero, me gusta que esos niños sean felices. Es raro, porque mucho de ellos son callados y toscos cuando llegan pero con el paso del tiempo, sonríen y juegan como cualquier niño. Ellos llevan una carga tan grande sobre sus hombros- digo. El asiente con su cabeza y juega con la cinta que esta al medio de mi sostén.

-nunca me imaginé que estaría así contigo o con cualquier mujer. Estaba siempre con mujeres para pasar el rato. Jamás para tener una relación así de cercana. Supongo que hay veces que los errores se pagan caro- dice y frunzo el ceño.

-¿De qué errores? ¿Crees que debes de pagar más por cosas de las que no has sido culpable?- pregunto y el suspira. Deja el plato a un lado de la hamaca y me mira. Ahora sus ojos están fríos y no me gusta el camino que está tomando esto.

-esto ha estado en mi durante mucho tiempo pero, no estoy seguro de contarte. Con esto te perderé- dice y achino los ojos.

-si no me vas a contar las cosas, no es bueno que me dejes con la duda. Ya empezaste a decir algo, deberías terminar. Me hace pensar mal de ti y no quiero. No merecemos eso. Estamos teniendo esta relación que cada vez más fuerte y sólida. No hagas que todo lo que hemos avanzado se vaya a la mierda- digo y el levanta una ceja.

-cuidado con el lenguaje, señora Grey- me dice y me da rabia. ¿Qué es lo que me está ocultando?

-no debería regañarme por mi leguaje cuando eres el culpable de esas palabras. Dime que es lo que me quieres decir de una vez- digo pero solamente me mira.

-no puedo. Está mal. No puedo contarte. Suficiente he arriesgado y dado como para que termine perdiéndote. Prefiero no decirlo, además, las cosas ocurrieron a mucho tiempo. Supongo que a veces hay que guardar cosas para ni herir a los demás- dice nervioso.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora