Día 50

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POV CRISTIAN

-¿Qué demonios estás haciendo?- digo más fuerte de lo que pensé. Ana estaba acostada en el suelo, luchando con algo. Ella me mira y esta roja como un tomate. ¿Qué es lo que está haciendo? Se endereza y esconde algo en sus manos.

-era una sorpresa pero no me resulto- dice y se sienta sobre sus pies.

-¿Cuál sorpresa? No he visto nada, solo he visto que te has contorsionado en el suelo- digo y me gano muy cerca de ella. Veo que en sus manos tiene un trozo de hilo, enrollado en sus dedos. ¿Qué es lo que pensaba hacer con eso?

-cuando estaba estudiando en la universidad, no contaba con mucho para mis cosas. Básicamente me alcazaba para las cosas de higiene pero, para arreglarme el pelo o hacerme una cera, no me alcanzaba- dice pero no entiendo que quiere decir con eso.

-¿Qué tiene eso que ver con tu contorsión?- pregunto y se vuelve a sonrojar. Se ve tierna.

-déjame explicar y luego hablas. Por eso busque una forma de depilarme las piernas, las axilas y parte de mi parte baja sin utilizar cera o de esas cositas que ocupan los hombres para rasurarse. Se me acaba de olvidar el nombre, en mi defensa- dice y me dan ganas de reír pero me las aguanto. Ella necesita estar tranquila y segura para poder decirme lo que estaba haciendo.

-Ana, no te estoy entendiendo. ¿Qué demonios estabas haciendo con ese hilo en las manos y contorsionándote?- pregunto. Ella me fulmina con la mirada y me dan ganas de reír. Ese odio no me llega ni a los talones.

-eres terco como una mula. Encontré que la fricción del hilo con la piel, hace el mismo efecto que la cera. Aunque al principio puede provocarte algunos cortes en la piel, con el tiempo y con la práctica, funciona muy bien- dice y no me mira. La miro fijamente.

-¿Me estás diciendo que te depilas con un hilo o un trozo de hilo?- pregunto asombrado. Ahora tiene hasta las orejas rojas.

-sí. Eso he estado intentando decirte. ¿Cómo crees que en más de un mes y medio mis piernas y mis axilas no tengan pelos? Y te puedo asegurar que lampiña no soy- dice y me da risa. Ella no se da cuenta que cuando es honesta, es más tierna de lo normal.

-bebé, me gustas con pelos o sin pelos y si, tienes razón. No me he fijado en eso. Me llama la atención que puedas hacer eso. Se ve un poco difícil para mí entender cómo es posible que te puedas depilar con un simple hilo. Si la gente se entera de cómo lo haces, varios SPA quedarían en la ruina- digo y Ana asiente.

-no es fácil aprender. A veces, dependiendo de la fuerza que haces, puedes incluso cortarte más de los normal. Me da miedo la cera. He visto como quedan mujeres que le han aplicado mal la cera o tienen la piel más sensible y las marcas son terribles y dolorosas. Siempre se dice que para ser bella, hay que ver estrellas. No estoy muy segura de querer ver esas estrellas- dice y se levanta del suelo. Sin poder evitarlo, observo sus piernas y me doy cuenta que tiene razón en lo que me dice. No hay ningún cabello en esas piernas largas y sensuales.

-cuando vivamos juntos, no tendrás que preocuparte de eso. Yo me encargare de tu salud y tu bienestar. Aunque no me gustaría que perdieras esa habilidad de contorsionar tu cuerpo. Se me ha abierto la imaginación para unas buenas posturas, donde podrás tener unos orgasmos que te dejaran con el cerebro por las nubes- digo y Ana niega con la cabeza.

-debemos de bajar un poco las revoluciones en el tema del sexo. Hemos tenido sexo más veces de las que puedo contar. Eres insaciable y mi cuerpo necesita un descanso. Ya lo he dicho antes, no conocía tan de cerca esta nueva fase de la relación pero, necesito poder relajarme. Además...- se detiene de repente y me mira -¿Qué quieres decir cuando vivamos juntos?- me pregunta.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora