Dia 33

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POV CHRISTIAN

Me estoy volviendo loco y es por culpa de esa mujer. La herida del pie está en muy buenas condiciones y está cicatrizando más rápido de lo que pensé. Pero, lo que realmente me está volviendo loco, de remate, es que esté tomando sol. Su piel brilla con el sol y yo, que quiero tenerla, no me ayuda a detenerlo.

Tengo una erección que comienza a doler. He llevado los últimos tres días una erección constante. He tenido que pedirle ayuda a mi mano para quitar esta dolencia pero, cada vez que la veo, así, con tan poca ropa, vuelve mi erección a la vida.

Sé que tengo que mantener en línea el tema del sexo pero si no pasa pronto, voy a morir. Nunca en mi vida había tenido que esperar tanto para tener sexo. Siempre había alguien dispuesta y ella no lo está, porque esta temerosa de que le hagan daño.

Mi madre siempre me ha dicho, que cuando llegue la mujer ideal para mí, creada para mí, debo cuidarla, mi mimarla y protegerla de todo. ¿Será que esta persona es Ana? ¿Sera que el destino nos juntó de esta manera para conocernos mejor y así poder quedarme con ella? A veces la vida es tan rara cuando actúa en este mundo.

Soy un hombre que tiene cerebro para pensar en los negocios pero, para las cosas del amor, dejo mucho que desear. Nunca he tenido que salir de casería, ella estaban ahí, listas y dispuestas.

Creo que mi abuela y mi madre han tenido problemas al corazón con la vida tan libertina que llevábamos mi hermano y yo. Ellas esperaban que cualquier día llegara alguna mujer con un hijo en brazos y diciendo; este hijo lleva la sangre Grey y quiero que sean reconocidos sus derechos.

Luego estaba ella, la mujer que no quiero recordar pero que siempre aparece cuando pienso en mi pasado. La amaba hasta que me di cuenta que me estaba usando para un bien. Pero ese bien no era para los dos, era para ella. El apellido Grey es apetecible para muchas familias adineradas pero nunca pensé que la gente fuera tan... maligna hasta que supe la verada de ella.

Todo comenzó en el verano hace 6 años atrás. Tenía 22 años y mi madre me había obligado a ir a una de sus fiestas de beneficencia. Mi padre no había podido ir por temas de trabajo y Elliot llevaba más de dos semanas perdido en la casa de descanso, en Aspen. Sabía que estaba fornicando hasta el alma pero, nunca lo echaría al agua. Lealtad de hermanos.

Estaba sentado en una de las mesas más importantes. Tenía la copa en mi mano y hacia movimientos circulares para mover el líquido oscuro que estaba en ella. Mi madre estaba hablando con una de sus amigas, sobre otra reunión que tenían en unos cuantos meses más. Estaba desesperado. Estas reuniones no eran lo mío. Así que simplemente preferí ver a los demás invitados y así fue como la vi a ella.

Joven, de unos 20 años. Llevaba el pelo tomado un moño sencillo con varias ondas. Se veía recatada y sofisticada. Un vestido de color negro, largo y estilizado, dibujaban sus curvas de forma casual y sensual. El escote no era demasiado revelador pero, con lo que mostraba, la hacía llamativa. No llevaba muchas joyas. La observe por varios minutos hasta que se levantó y fue a saludar a alguien.

Eso llamo más mi atención. El vestido tenía un gran escote en la espalda. Dejaba ver la curva entre su espalda y su trasero. Maldición, me tenía babeando. Ella supo llamar mi atención.

Comenzó como una cita al día siguiente. Pedí que mi equipo buscara todo de ella hasta su número de teléfono. Así comenzó todo. Un simple mensaje de texto hizo que perdiera más de cuatro años de mi vida.

Ella fue el error más grande que había comentado en mi vida. Pensé que nos amábamos pero ella solo amaba mi apellido y mi dinero. Fui ingenuo pero, estaba seguro que ella era la mujer de mi vida. Me case con ella al año de la relación pero todo cambio cuando ella, cometió la peor aberración que se podría hacer por dinero.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora