Día 6

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POV CRISTIAN

Anastasia no me habla. Eso es lo que gane por hablar tanto ayer de la gente que me cae mal. Si bien, siempre he tenido problemas con ellos por el tema que se dejan vencer, sé que hay otros que luchan para salir adelante.

Siempre he estado solo. No es que mi familia no me quiera, es solo que siempre he estado trabajando y rodeado de computadores y teléfono. Nadie ha estado cerca para escucharme, simplemente ladraba mi ideas para que se hicieran pero ahora esta soledad me está comenzando a molestar.

Ella siempre está cerca, arreglando algo o simplemente pensado en algo que no me dice. Es molesto que sea independiente, ya que todos en mi vida dependen de mí. Es como si mi riqueza y mi nombre no le importaran.

Con lo poco que tenemos, ella ha sabido cocinar delicioso. Ha ido a inspeccionar la isla sola, llegando en cada regreso con algo. No he querido abrir la botella que me entrego. No porque no me gusta beber sino por el hecho de que no sé cuánto tiempo estaremos aquí.

-¿sabes si hay algún lugar donde pueda lavarme?- le digo con voz tranquila. No quiero que mi genio de mierda la vuelva a joder con ella.

-en la parte donde encontré la pequeña cascada, a un costado hay unos posones. El agua es cristalina y muy limpia. Creo que se pueden usar para bañarse- dice mientras observa algo. Me gustaría saber qué es lo que está pensando.

-me iré a bañar. ¿Necesitas algo?- ella por fin me mira pero con el ceño fruncido.

-por ahora un poco de agua estaría bien- dice mientras me entrega una botella vacía.

-de acuerdo- tomo la botella y cuando lo hago, nuestros dedos se tocan. Contengo la respiración al sentir una corriente eléctrica bajar por mi espina dorsal.

Sus mejillas toman un color rosado muy tierno y desvía la mirada. Sonrió y salgo de la caverna siguiendo el sendero que creo que lleva a la cascada.

A pesar de los problemas que he causado con ella, sigue preocupada por todo. Por lo que no hay y por lo que habrá. Es como una dueña de casa que necesita tener todo en orden.

Llego al lugar que me dijo y es impresionante. Es como un oasis en medio de un bosque de palmeras. El agua se podría decir que es de color calipso pero la verdad es que con el reflejo del sol se ve así. Es tan transparente que se puede ver todo hasta las piedras que se encuentran en lo más profundo del pozo.

Me desvisto y me meto. Esto es el paraíso. Estos días me he lavado por presas y no me sentía cómodo. Un tipo como yo que está acostumbrado a tenerlo todo, no poder bañarme todos los días me está molestando.

Al quitarme la ropa interior, la lavo y la dejo en una piedra para que se seque. Lo mismo que la polera y los pantalones cortos. Nado un buen rato hasta que mis músculos comienzan a molestar por el ejercicio. Al salir el sol está bajando y me sorprendo. Tengo que haber nadado por lo menos un par de horas.

Me gano unos minutos al sol para secarme y luego me visto. Voy a la cascada en busca de agua y luego regresa a la cueva.

Me detengo en seco cuando veo lo que tengo adelante. Ana esta echa una bolita cerca de la fogata. La polera se ha subido un poco dejando ver un poco de su piel. Está profundamente dormida y si sigue en esa postura terminara con un dolor de espalda terrible.

Dejo el agua junto con los alimentos y me gano a su lado. Estando así me permito observarla más a fondo.

Es delgada hasta el punto de no saber si es delgada o está bajo peso. Su piel es blanca y tiene varios lunares en su cadera. Su cabello castaño oscuro, es grueso pero brillante y muy largo. Sus ojos son de un color azul impresionante y sus labios carnosos son de un rosado oscuro, es como una frutilla madura. Joder. Si la hubiera conocido antes, estaría en la lista de mujeres aceptables para mí.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora