Día 27

5.4K 591 23
                                    

POV ANASTASIA

Cristian está dormido en la hamaca. Aunque la noche está fresca, no quiso ingresar en a la cabaña. Estaba muy afectado. No sé qué fue lo que paso en su pasado, en esos años, porque después que me dijo que mato a su hijo, se cerró completamente.

Aunque el aparente ser un hombre fuerte, distante e incluso que no tiene corazón, sé que es mentira. Todos tenemos un corazón, oculto o enterrado en alguna parte de nuestro ser. Debo ayudarlo. Lloro por un buen rato y luego volvió a ser el mismo de siempre pero, más distante.

No tengo ni idea de que hora podrían ser pero estar sentada, en la arena, me está poniendo incomoda. Se puede ver con claridad los alrededores y debo confesar que me está comenzando a dar un poco de miedo. Me gustaría acostarme junto a Cristian pero, temo que me rechace. No está bien.

Suspiro pesadamente. No sé qué hacer. Intentare que hable conmigo en unas horas más. Si sigue guardando todo ese dolor, lo único que lograra es enfermarse y hacer que su corazón se endurezca cada día más. Como el bien dijo, el no cree en el amor. No estoy tan segura de eso, más bien, el creyó en amor y por esta herida, este pasado, dejo el amor en un segundo plano.

Escucho que se queja y se vuelve a acomodar y yo no puedo dormir. Me gustaría caminar por el contorno de la playa y jugar con las olas pero... ¿Si me pasa algo? Estoy dividida y no sé qué hacer pero seguir mirándolo, no es mi mayor motivación.

Me levanto con cuidado y al final decidido caminar por la arena. Eso me relaja. Muy pocas veces solíamos con mi papá a algún lugar. Me encantaba la playa pero, solo tres veces fuimos. Una de ellas fue con mi mamá.

Ella estaba más pendiente de no quemarse con el sol, que de mí. Mi madre es una mujer muy bella. Tiene un cabello castaño largo pero liso. Siempre peleo con él, para poder hacerle algunas ondas pero nunca les dio resultado. Cuerpo curvilíneo pero no tanta teta como las mías. Eso, siempre ha sido un problema para ella.

Según mi padre, las mujeres de su familia siempre han sido mujeres de pechos grandes y al parecer, sigo la misma línea. Además de mi trasero, soy una mujer deseable. Bueno, eso lo decían mis compañeros de escuela.

Siempre mi madre estaba al pendiente de ella, tenía estas reuniones con sus amigas pero nunca me llevaba con ella. Según ella, no tenía las cualidades para acompañarla. ¿Qué cualidades eran esas? ¿Ser fría y distante como ella o ser vana y vacía como ella? Nunca pude ser como ella y eso lo detestaba. Al final de cuentas, comprendí que nunca le importe a mi madre. Es por eso, que para mí está muerta. Si ella, decidió el dinero antes que su hija, bien, es su elección.

Yo aun no entiendo porque la vida es tan justa con algunos y tan injusta con otros. Si ella fue capaz de dejar a su hija con dinero, ¿Por qué la vida le dio otro hijo? ¿Un hijo que si ama? Sé que he dicho que ella está muerta para mí, por abandonarme. Pero la verdad, es que tengo envidia. Le tengo envidia a un niño que ni en mi vida he conocido, tengo envidia porque a él si lo quieren, a él lo amaron desde que supieron que estaba en el vientre de mi madre. Él fue amado, deseado y protegido, en cambio yo, fui desechada, olvidada y dejada por mi madre.

¿Debería querer a una mujer como ella? ¿Debería querer un poquito a mi madre? Sería tan fácil decir que no, con toda la rabia que siento en mi interior pero, no puedo negar que es mi madre y aunque sea lo que sea, me tuvo y no me aborto cuando podía.

Suspiro. Agarro en mi mano un puñado de arena y lo aprieto con fuerza. Me da rabia que las cosas, en relación con mi madre, me sigan doliendo. Aun sabiendo que no me quiere, que no me ama como ama a su hijo, mi corazón aun guarde una pequeña ilusión por ser querido.

Quiero que mi padre este aquí, quiero poder esconderme en sus brazos y olvidarme de esto. Olvidar que me sigo acordando de ella. No quiero recordar más. ¿Existe alguna forma o algo que me ayude a olvidarme de ella?

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora