Día 37

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POV CRISTIAN

No puedo sacar de mi cabeza lo que está pasando en este momento. No me lo esperaba y maldita sea, es mejor que cualquier cosa que he podido imaginar. Nunca, jamás, pensé que otra mujer, no importa cuál sea su situación económica o cualquier diferencia pero esta mujer me está comenzando a asustar.

No me teme. Me desafía constantemente. Me regaña. Pero lo más fascinante de esto, es que me gusta que lo haga. Siempre pensé que la mujer que debería estar a mi lado, debería ser callada y sumisa. Que hiciera lo que yo quisiera, donde quisiera y como quisiera. Ser su dueño en todos los sentidos.

Pero nunca imagine ser yo, quien sea el sumiso. La vida es ilógica y desde que estoy con Ana, en esta isla, lo he podido descubrir. ¿Quién hubiera imaginado que el hombre más rico de Seattle, según las revistas, podría ser intimidado y noqueado por una simple mujer de tan solo un metro sesenta?

Después de manosear en los posones, decidimos regresar a la cabaña. Pero en el camino, Ana, se me perdió diciendo que iba a buscar algunas frutas y me pidió si podía ir a pescar. Que trajera lo que fuera. Estuve a punto de mandarla a la punta del cerro pero, después me contuve. Ella puede mandar pero, yo no. eso debe de cambiar y muy pronto.

El mar está tranquila cuando llego. Eso demuestra que después de la tormenta siempre llega la calma pero, algo en mí no está en calma.

Quiero a esa mujer desnuda, debajo de mí, exigiendo que quiere más. Después de darle el maldito orgasmo y de haberla sentido tan cerca de mí, ha provocado cosas perversas en mi cabeza. Pocas veces en mi vida, me he masturbado pensando en alguna mujer. Generalmente si una mujer me atraía, la tenía. Pero con Ana no es así de sencillo y tampoco quiero que lo sea.

Pero hace más de un mes que no practico el sexo y me están comenzando a dolor las pelotas. Ella también lo desea pero, teme el momento. Es entendible. Una parte de cuerpo jamás ha sido explorada por nadie y aunque suene estúpido, me siento importante de saber que ella será mía y que seré el primer hombre en hacerlo. En estar dentro de ella, unidos.

Sé que corremos el riego de que quede embarazada pero, me importa la nada en este momento. Como ella dijo, no sabemos si nos vendrá a buscar en algún momento. ¿Que pasara con mi dinero si no vuelvo? En ningún momento hice un testamento y no tengo herederos que puedan continuar con mi legado. Me siento triste al darme cuenta de eso.

Mi padre, en los últimos años, me ha pedido que busque a la mujer indicada para formar una familia y así poder traer un heredero. No lo había pensado pero, ahora suena tentador. Estoy confundido. Con mi ex, siempre quise tener de todo. Una familia, hijos, casa y hasta mascotas pero, con lo que ocurrió, no lo había querido con nadie.

Pero, hoya tengo la duda. No me importaría arriesgarme con Ana. Ella es simplemente la mujer ideal para cualquier hombre, incluso para mí. El pensamiento de que ella pueda pertenecer a otro hombre en algún futuro, me desconcentra y me enfurece.

Con rabia, termino capturando 2 pescados de tamaño mediano y los llevo a la cabaña. No me ha gustado mucho el rumbo de mis pensamientos. Soy un idiota. Pero quiero tenerla conmigo, hacerla mi mujer y esta noche lo hare.

Cuando llego a la cabaña, pero Ana no se encuentra. Gruño. Aun no puedo creer que sienta este tonto miedo al no tenerla cerca. ¿Una persona puede hacerse dependiente de otra sin darse cuenta? supongo que cuando estas solo, en una isla, esto sería lo más normal.

Me siento en posición india a esperar a Ana. Ella no puede haber ido muy lejos. Aunque conociéndola, es capaz de recorrer toda la isla en busca de comida. Ha llegado a lugares que solo a ella se le ocurría entrar. Eso suena como si fuera un cobarde. Puede que lo sea pero, prefiero cuidar mi integridad física.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora