Día 12

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POV CRISTIAN

Maldición. ¿Qué es lo que me pasa con esa mujer? Cuando me responde de esa manera me dan ganas de azotarla y que calme las pasiones pero a la vez me hace sentir un idiota. Ella siempre encuentra la manera de hacer que mis argumentos queden en nada.

Si la hubiera conocido en la cuidad, no la tomaría encuentra. Sé que suena mal pero la verdad, me gusta tener mujeres que hagan lo que yo quiera a la hora que quiera. Me encanta tener el control de mi vida y de las mujeres que dejo entrar en mi cama.

La pequeña fiera que está conmigo, jamás se convertirá en una mujer sumisa y maldita sea, eso me llama demasiado la atención.

Después de la pequeña rabieta, llegamos a la caverna. No sabía cómo pedirle que cocinara el pescado, pero ella es más inteligente de lo que pensé. Simplemente me pidió que le entregara el pescado y a la hora siguiente teníamos la cena.

Intente varias veces sacarle algún tema de conversación pero simplemente se cerró y respondía con monosílabos. Estaba que la mataba. Esta mujer me saca de quicio y me encanta. ¿Será que seré masoquista?

Temprano en la mañana, la escuche que se levantaba y desde esa hora que no la he visto. ¿Por qué las mujeres tienen que ser tan sentimentales? Los hombres somos más lógicos pero ellas son más de corazón. Eso me enferma. Mia era más de las niñas dulces, salvo cuando comenzó a bajar su periodo. Esos días ni Elliot ni yo sabíamos cómo actuar. Ella lloraba por cosas que para nosotros no tenían sentido.

¿Será así mi hija en el futuro?

Mierda. Ese pensamiento no sé de donde salió. Yo no quiero ser padre en unos cuantos años más o quizás nunca. No está en mis planes. Además de que no tengo tiempo para una familia. Tengo suficiente con la Mía, con sus problemas para sumar una propia.

Saco dos plátanos y camino en rumbo a la playa. Este lugar es tan tranquilo que llega a ser aburrido. Estoy tan acostumbrado a dejar la cabeza en la oficina, que estar así, en un estado de relajación me está comenzando a molestar.

Ana se pierde por horas pero siempre llega con algo. Con los limones que encontró ayer, el pescado me supo de maravilla. Pensé incluso, que era mejor que el comía en los restaurant más caros de la cuidad. Era una simple carne de algún pescado sacada del mar con unas cuantas especies y sazonada con unas gotas de limón. Coloco todo en una cucharada de aceite y el olor me volvió loco pero cuando lo probé, fue más de lo que esperaba.

Aun no entiendo como Ana puede cocinar así de rico con tan poco.

Ella sería un peligro para Gail si la llevara a la casa. Perdería inmediatamente su trabajo en la cocina pero seguiría en todo lo demás. Con solo algunos ingredientes sería capaz de cocinar platos de 5 o más estrellas.

Suspiro. Tengo que encontrar la forma de entretener mi mente. No puedo seguir sin hacer nada o simplemente esperando a que nos encuentren. Quizás construir algo para salir de esa caverna que tiene poca luz y es pequeña.

No es mala idea. Las hojas que teje Ana son bastantes buenas aunque no las he probado como son con el tema del agua. Tengo que buscar la manera de que quede firme.

Siento que la emoción corre por mis venas. Tendré que recordar lo que dijo mi hermano en cuanto a la construcción. Odiaba esas charlas pero siempre aprendía algo. Eso me ayudaba a tener muy buenos argumentos en su contra y disfrutar mis victorias.

Llego a un lugar donde hay dos rocas grandes que están enterradas en la arena. Se ven firmes y me pueden ayudar a levantar las paredes. Maldición, me siento entusiasmado. No me pasa muy seguido pero por el bien de los días que estaremos aquí, un refugio como Dios manda, nos ayudaría a mantener las distancias.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora