Two.

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La pizza había llegado. Preparamos todo para ver una linda película de comedia, algo nuevo porque siempre veíamos las de terror. Yo amo las de terror.

Él sólo sonreía y hacía chistes, lo de siempre.

Estábamos en su habitación. Era grande, con un televisor enorme y lleno de posters de bandas de Rock que no conocía pero Evan siempre hablaba ellas. En medio de ella había una cama grande con muchos almohadones.

Cuando me quedaba en su casa o él iba a la mía siempre dormíamos juntos en la misma cama, pues nunca nos vimos como algo más que amigos, casi hermanos... Es más uno de los dos terminaba cayendo al suelo porque el otro lo empujaba. Por más que yo sintiese lo que sintiese por él, para mi dormir con él era como dormir sola.

Casi terminando la película comencé a bostezar... El cansancio y el sueño ya habían llegado.

- Te dejo la habitación para que puedas cambiarte. - dijo parándose de la cama y tomando la caja vacía de pizza.

- Ok. - Dije sin importancia.

Me levanté de la cama y quité mis pantalones para poder ponerme el short. Luego saqué mi musculosa y tomé el remeron color blanco con dibujos raros.

Me quedé unos segundos en la cama mirando mi celular hasta que Evan apareció por la puerta.

Él ya traía puesto un pantalón largo con un remera vieja encima.

- Te ves linda con tu pijama. - Dijo sonriendo mientras cerraba la puerta detrás de él.

- Gracias. - Dije tratando de no demostrar que me ponía nerviosa cada vez que me daba un cumplido, porque eran raras las veces que el me daba un cumplido.

Me paré de la cama para abrir las sábanas pero antes de hacerlo sentí sus manos en mi cintura. La piel se me puso de gallina al instante.

- De verdad, estas muy linda. - Dijo casi susurrando en mi oído.

Yo quedé inmóvil. No dije nada, pues no sabía que decirle en ese momento. Era como algo que no podía asimilar.

Sentí su cuerpo más cerca del mío, y sus manos ya no estaban estaban en mi cintura sino en mi cadera.

- ¿Qué haces? - Dije esforzándome por no tartamudear.

- Te queda sexy ese short. - Volvió a susurrar en mi oído y luego sentí sus labios en la parte sensible de mi cuello.

Me removí un poco y me giré a mirarlo a los ojos. Esto no era normal.

–Oye, creo que te confun...

Él acortó un poco más la distancia y me calló con un beso, suave y dulce.

Él me besó.

Pedía que alguien me pellizque mentalmente.

Nos estábamos besando en ese momento, y yo sin poder creerlo. Sin si quiera poder parpadear.

Finalmente me relajé y puse mis manos en sus hombros.

Él me apretó más a su cuerpo y pude sentir un bulto que crecía en sus pantalones.

Oh Dios mio. – pensé.– valí verga.

No sé en que momento sus manos comenzaron a bajar un poco más llegando a mis glúteos y volviendo a subir pero esta vez por debajo de mi remera.

Con delicadeza la levantó y la quitó fuera de mi cuerpo.

Yo sabía a lo que esto conducía, pero no quería detenerlo. Realmente no quería.

Me observó por unos minutos, algo que me dio un poco de vergüenza ya que no era muy dotada que digamos.

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora