Thirty One.

3.5K 233 3
                                    


  Evan–

Quién iba a decir que quedarme a cuidar a los niños el viernes en la noche iba a hacer que Julia dejara a Steve. Por un lado eso salió bien, pero siempre hay un "pero".

Julia me preguntaba justamente sobre él y yo.

La miré sorprendido. Mierda, me la hizo muy astuta.

–Sabes que no te diré eso, Cielo.– río.

Ella sonríe muy divertida y luego apunta a la puerta.– entonces, buena suerte con los niños.
–¡Espera!– grito, no tan alto para que los niños no se despierten. – No puedes dejarme aquí con esos mounstruitos, si Mandy se hace encima no sabría como cambiarla, ni si quiera sé lo que es un pañal.
Julia sonríe satisfecha y arquea una ceja muy divertida. – ¿Me lo dirás?
– Ok.– suspiro.– Te lo contaré... igual, es algo que preferiría no decírtelo. – me tenso.
– ¿Tan malo fue?– su voz es curiosa.
– Algo así.

El conflicto con Steve era mi gran secreto, bueno, en realidad hay muchas cosas tras esa pelea.

Julia camina hasta el sofá y se sienta de nuevo, mirándome expectante, esperando que le cuente. Mierda no quiero hacerlo.

Suspiro profundamente antes de sentarme a una distancia considerable, no quiero incomodarla más de lo que se va a incomodar con lo que le voy a decir.

–Steve y yo éramos muy amigos.– comienzo– él no iba a nuestras clases, pero hacia trabajo extra en la biblioteca para ganar un par de billetes. Yo siempre le pedía ayuda con los libros que necesitaba para las materias y él me los conseguía, luego un día lo vi con una camiseta de los Lakers y pues me acerqué a preguntarle cosas, nos quedamos hablando de los partidos y el campeonato. – suspiro pesadamente de nuevo, pues se acerca la parte más complicada.
« Como yo siempre andaba contigo, por todos lados, él me preguntó por ti. Me dijo que estaba interesado en ti, si yo podría de algún modo... ayudarlo a tener una cita contigo. Le dije que no, que tú andabas conmigo.
–¿Por qué hiciste eso? – preguntó sorprendida.
– Dejame que termine de contartelo y luego haces todas las preguntas que quieras. – no quería que esto se desviara, si le voy a contar todo que sea de una puta vez y luego que sea la voluntad de Dios.
« Le dije que tú nunca saldrías con él, de hecho me enojé mucho cuando el me pidió ese favor. Luego de eso no nos volvimos a hablar como siempre, nuestra relación era muy tensa, yo no fui más a la biblioteca y la veces que nos cruzábamos sólo nos limitábamos a saludarnos con un apretón y luego adiós.
«Al día siguiente de lo que hice contigo, se enteró él. Me buscó en la cancha de fútbol y me dio vuelta la cara de un puñetazo. Yo no me quedé atrás y tuvieron que separarnos, los dos teníamos la cara ensangrentada de tantos golpes. A mí me suspendieron dos semanas, a él lo corrieron de la biblioteca.
«Esa es la historia de cómo pasó todo, la razón de por qué sucedió, bueno... claramente es por ti. Él quería algo contigo, yo estaba tan acostumbrado a tenerte solo para mí que fui tan egoísta de decidir que no saldrías con Steve.
«Desde entonces no nos agradamos, él seguramente me odia.

Ella sólo me mira sorprendida, muy sorprendida. Lo único que me queda es prepararme para recibir un golpe o algo.

Y efectivamente si, su mano azota mi cara en una cachetada. Me sobo quejándome.

– Eres... eres de lo peor. – se queja. – ¿Cómo pudiste ser tan mierda, Evan?
– No lo sé, me lo pregunto todos los días. – admito.– he cometido errores y los asumo, y me hago cargo. Pero hice lo que sentí, y nunca debes arrepentirte de hacer lo que sientes. En ese momento sentí que no quería que estuvieses con otro, no aceptaría verte con otro chico.
– ¿Cuántas veces sucedió eso? – pregunta frunciendo el ceño.
– con varios chicos.
Ella abre su boca con asombro y luego sonríe amarga. Acomoda su cabello. – No puedo creerlo. No solo me usaste, sino que también impedías que tuviera relaciones con otras personas.
–Fue sólo con chicos.– especifico. – ¿qué más puedo decirte? Lo siento. Son cosas que pasaron hace años.
– Para mi no. – niega ella. – Cada día que pasó recordé la humillación que me diste. Todos los malditos días.– sus ojos se llenan de lágrimas.– por qué tú eras alguien muy importante para mí. ¡Qué digo! Yo estaba loca por ti... pensé que tú podrías sentir lo mismo, pero la verdad que era una idiota. Y no has cambiado en nada. – sonríe secándose las lágrimas– hiciste todo lo que pudiste para fastidiarme con Steve.
– Julia ¿Tú no entiendes? – la interrumpo – Te juro que me cuesta decirlo, pero con todo lo que te he estado diciendo no te das cuenta de lo que... – me callo.– olvídalo, tú querías saber, yo no quería hablar y terminamos en lo mismo de siempre, escarbando cosas del pasado. Que aunque tú no creas, también me afectan. – siento mi voz temblar.
– Tío Evan.– se queja Ian llegando a la sala. ¡Bendito niños, eres mi pinche salvación! – he tenido una pesadilla.- pasa su puño cerrado por sus ojos y su carita está triste.
– Ven. – le extiendo los brazos.
Él se sube en mi regazo y me abraza. Yo lo envuelvo y lo aprieto contra mí. Lucho contra lágrimas que quisieron salir y que aún pujan por llegar a darse a la luz. Por suerte las venzo.
– ¿Qué es lo que te cuesta decirme? – murmura ella.
– Dije que lo olvidaras. Si quieres ve a casa.
– No me voy hasta que me lo digas. – insiste.
–Julia no te hagas. Es bastante obvio, por favor no me hagas decirlo. – me paro con Ian en brazos, el niño suspira de sueño con los ojos cerrados.
–Si fuera obvio no te estaría insistiendo.
Me giro sin decir nada y camino hacia la habitación. Susan abraza una almohada y Mandy está en el medio de la cama chupándose el dedo.
Recuesto a Ian en el otro extremo de la cama y lo tapo.
Salgo de la habitación esperando que Julia se haya ido. Pero no,  ahí está parada con los brazos cruzados.
– Te dije que no me voy de aquí hasta que me lo digas.
– Entonces me voy yo.– tomo las llaves y me encamino a la puerta.
– No puedo creer que seas tan cobarde. – suelta. Me freno a mitad de camino.
– No soy cobarde. – murmuro girándome.
– Sí lo eres. Tienes la oportunidad de que toda esta mierda por fin se aclare y quede verdaderamente en el pasado y no. Prefieres escapar.
– ¿Quieres que te lo diga? – me acerco furioso.– Tú me gustabas, te quería solo para mí. Me ponía celoso que los demás chicos te miraran y preguntaran si andabas con alguien o no, porque siendote sincero, aún con ortodoncia y acné  y todo eras atractiva. – mi pecho sube y baja agitado. – ¿Y sabes qué? Me sigues gustando. Ya he perdido mi dignidad. Si no te vas tú me voy yo.
Me suelta otra cachetada. – Si tanto te gustaba ¿Por qué me usaste como una puta más?
Ya no puedo más, me estoy tragando a la fuerza el nudo en mi garganta. – Hice la apuesta. – admití. – pero nunca quise que los demás se enteraran porque yo realmente tenía planeado seguir contigo después de eso. Pero no sabía que habían dejado una grabadora en mi mochila. Todo lo que sucedió se enviaba por vía bluetooh al celular de Chris. Traté de evitar que te los cruzaras pero tú nos encontraste... Tuve que mentir delante de todos diciendo todo lo que te dije y me arrepentí. Lo hice durante los últimos dos años, Julia. – Aprieto mis parpados con mis dedos y supiro profundo. – Créelo o no, esa es la verdad. Espero que estés conforme.

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora