Thirty.

3.6K 238 18
                                    

Evan—

  Me había bañado y cambiado temprano para salir con Brad y Patrick, habían conseguido pases V.I.P para un nuevo Club y haríamos una pequeña previa en un bar conocido. Pero así como la suerte no me había acompañado en toda la maldita semana, no terminó el viernes, pues recibí visitas agradables y molestas al mismo tiempo.

–Hola hermano.– Dijo Charlie detrás del umbral.
–¡Charlie! Viejo, ¿por qué no me avisaste que venías? ¿y mamá?– pregunté contento.
–Tuvo esas reuniones con sus amigas del club de lectura.
–Que bueno– asentí.– qué bueno es verte por aquí, ¿tú a qué viniste? Un viaje de tan lejos solo para ver a tu hermano se me hace raro.– arqueé una ceja divertido.
–Vine por reuniones de trabajo.– ríe.– Barbie está en el auto con los niños.
– ¿Por qué no vienen a saludarme? ¡HEY! ¡HOLA! Soy tu hermano que vive lejos y extraña a sus sobrinos.– le digo simulando un tono molesto.
–Venía a pedirte un favor, tío super cool.– dijo palmeando mi hombro.– que cuides a Susan, Ian y Mandy. Barbie y yo queremos tener una noche, mañana los recogemos tempranos para volver a San Francisco.
–Ah, así que mi noche del viernes la usaré para ser niñero mientras tu follas con Barbie. – dije irónicamente.– El tío Evan sólo existe para cuidar a los niños.
–Iba a llamarte más temprano, pero las cosas se complicaron y...– se encogió de hombros. – pero ya que los extrañas tanto, los dejaré contigo.– sonrió burlón.
–Sabes que no puedo decirte que no.– suspiré.
–Gracias hermanito, te debo una.– me abrazó.
–Sí, una muy grande.– lo apunté con el dedo.– trae a los niños antes de que me arrepienta.

Los niños subieron al apartamento.

De hecho seria capaz de cancelar cualquier cosa por estos pequeños, pues eran mis sobrinos. Susan ya tenía diez años, estaba más alta y más coqueta con sus trenzas castañas. Le seguía el pequeño Ian, tan guapo y atractivo como su tío, obvio, y luego la dulzura de mi corazón, Mandy, con tan sólo un añito de edad.

Cuando entraron, pues lo primero que hice fue abrazarlos y besarlos a todos, los había extrañado un montón. Luego de eso Ian sacó mi laptop y comenzó a jugar con los juegos instalados en ella. Susan miraba un programa de niñas, princesas, algo de esa porquería infantil y Mandy tomaba su biberón. Todo normal, nada que el tío Evan no pudiera controlar.

Veinte minutos después Ian comenzó a dibujar las paredes.
– Ian, no hagas eso.– lo reprendí.– las paredes de mi apartamento no son el lienzo de paint.
–Pero es mucho más divertido.– chilló contento.
–Ven acá y dame esa crayola.

Lo perseguí por todos lados tratando de quitarle esa estúpida crayola, pero se encerró en el baño y trancó la puerta.
Mandy comenzó a llorar.

– Tío Evan, Mandy llora.– gritó Susan.

Me acerqué hasta la bebé que estaba en su coche y la alcé.

–Ya, ya, bebé.– traté de calmarla mientras la paseaba por el apartamento, pero nada la callaba.

Una cosa se rompió en el baño, Ian gritó y luego estalló en carcajadas.

–Susan, ve a ver qué demonios hace tu hermano en el baño.
–No digas maldiciones tío.– me reprende.
–Ok, perdón, perdón.– me disculpo.– ve a verlo.

Mandy seguía llorando desconsoladamente, Ian gritaba en el baño, Susan que golpeaba y pateaba la puerta para qué Ian abriera la puerta.

Finalmente, me encuentro con Mandy en brazos, tocando la puerta de Julia, ya que es la única que puede ayudarme con ésta situación.

Ella abre y se queda sorprendida.

Julia—

Me encuentro Evan con una bebé en brazos.
–Necesito tu ayuda.– me dice mientras palmea suavemente la espalda de la bebé.
–Yo...– me quedo sin palabras. No esperaba encontrarme con Evan y una bebé en brazos.

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora