Twenty One.

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  Nos pasamos las horas dando vueltas por la ciudad en la moto a toda velocidad. Después de tomar un café y conversar un poco de cosas banales, nos aburrimos y salimos por las calles a fastidiar a la gente. Julia se sujetaba de mis hombros y reía con mis comentarios estúpidos de las personas que veíamos borrosas al pasar.
Unos minutos antes de las de las 22:00 paramos afuera del gimnasio en donde estaba entrenando Jacob. Desde afuera no sólo se podía ver a Jacob golpeando duramente el saco, sino que también había un par de chicos más haciendo pesas y aparatos allí.
Ella soltó mis hombros y bajo un poco dificultosa con sus tacones.
Ella estaba casual, con una remera holgada y unos jeans un poco ajustados que marcaban muy bien sus piernas, de inmediato me acuerdo de ella regando sus plantas en pijama. ¡Sus hermosas piernas y ese perfecto culo! Los tacones aumentaban su estatura y estilizaban su figura. Se veía hermosa en realidad, siempre se veía genial.
Saca mis notas de su mochila y me las entrega para que revise bien todas las preguntas. Toma la cámara y la prepara para comenzar a grabar un par de tomas fuera del gimnasio a Jacob golpeando la bolsa desde la acera...
Está muy concentrada y me pregunto si así me veo yo cuándo la grabo.
– ¿Ya terminaste? – pregunto.
– Sip. – fija su vista en la cámara. – entremos.
Entro primero, yendo directamente a Jacob, tratando de ignorar los murmuros de los demás chicos al ver a Julia haciendo un par de tomas más de Jacob.
– ¡Jacob! – digo sonriendo.
– Hola. – para de golpear el saco. – Tú debes ser Evan ¿Verdad? Antonio dijo que vendrían a las 22:00 y vaya que son puntuales. – mira el reloj colgado en la pared blanca riendo.
– Si. – suelto una risita. – Y ella es Julia . – la presento.
– Hola, es un gusto. – dijo ella sonriendo y extendiéndole la mano para estrecharla.
– El gusto es mío. – toma su mano, pero en vez de estrecharla la besa.
¿En serio? ¿Por qué a todos lados que ella iba, los chicos tenían que coquetearle? ¡Maldición!
Me vale una verga si es el campeón de peso ligero más joven del mundo, le sacaré los dientes si lo veo seguir coqueteando con ella.
Julia hace un mohín tierno y luego dice: – ¿Te importa si hago un par de tomas mientras golpeas el saco?
– Claro. – sonríe él. – espero no salir feo. – bromea.
– Eso sería imposible. – ríe ella y comienza a grabarlo.

Isi sirii impisibli.

Ruedo mis ojos. Él está vestido sólo con un short deportivo y con sus abdominales de acero bañado en una fina capa de sudor. Ojos grises, cabello casi rapado. Si hubiera sido mujer, probablemente ya hubiera estado sacándome las bragas.
Comienzo con las preguntas. Por suerte él se pone una remera y ya no tiene su torso esculpido desnudo. Él contesta mis preguntas muy cortésmente y sonríe mirando hacia abajo con sus manos cruzadas, lo hace ver guapo, debo admitirlo. Sigo con mis preguntas tratando de disimular mis ganas de matarlo cuando lo atrapo echando una mirada fugaz a las piernas de Julia. Maldigo la hora en la que ella se volvió totalmente irresistible. Era mejor en aquellos tiempos donde nadie la notaba y ella era solamente linda para mí, donde una remera mía la hacía ver mucho más hermosa que esos pijamas que usa ahora. Donde ella era sólo mía.
***
La entrevista dura menos de lo que pensaba que iba a durar y me alegra porque no tendré que ver como los demás tiran baba por Julia.
Me despido de Jacob con un apretón de manos más fuerte de lo que debería ser y Julia besa su mejilla.
Damos media vuelta y volvemos a la motocicleta. La mirada llena de deseo de los demás chicos se hace evidente cuando ella pasa a mi lado. ¿Así de discretos somos los hombres para mirar traseros?
– Esta nota saldrá muy linda editada. – Dice ella guardando las cosas en su mochila.
– De seguro. – asiento no tan emocionado. Me subo a la moto.
– Oye, no creas que no me di cuenta de que no te agradaba mucho la idea de que Jacob flirteara. – se ríe levemente.
Siempre tan directa, Julia.
– De hecho, no. – digo tranquilo. – Sinceramente, Cielo, odio que los demás chicos te miren.
Ella sonríe de lado y pone una mano en su cadera. – ¿Estabas celoso?
–Sube. – arranco la moto. – seguro estás cansada y quieres comer algo, es muy tarde.
– ¿No vas a contestar mi pregunta? – dice subiendo y acomodándose la mochila en los hombros.
¿Qué quería que le dijera? ¿Que si, que estaba celoso y que sólo estaba acostumbrado a tenerla para mí? Pues, eso era, pero no iba admitirlo.
– No, Cielo. – digo suavemente y acelero para volver a casa.
***
Julia–
Cuando llegamos a nuestro piso, saco mis llaves y las coloco en mi puerta. Él pasa directamente a su puerta y hace lo mismo.
– ¿No te importa que me quede la cámara? – pregunto.
– No, claro que no. – sonríe. – yo ya hice mi vídeo, así que puedes tenerla hasta el día de entrega.
– ¿Y las tomas que tú hiciste?
– Puedes borrarlas si quieres, tú eres la protagonista. Si te gustan las dejas. – su voz es tan suave y calmada que me trasmite paz.
– Oh... Está bien, gracias. – sonrío. No sé por qué pero eso me parece tierno.
– De nada. Adiós.
– Adiós. – digo y me meto al interior de mi apartamento.
Dejo mi mochila en el sofá y me dirijo a la cocina para preparar algo para comer. Estoy muy hambrienta y no veo las horas de darme una ducha y dormir.
Mientras comienzo a rebanar un par de tomates para comenzar una ensalada, empiezo a recopilar todo lo que pasó en el día y por un lado me siento muy bien y por el otro me siento la peor mierda del mundo.
La pasé hermoso con Evan, tengo que admitirlo, hacía años que no me reía tanto como lo hice con él y siento que debo dejar de lado el resentimiento que aún guarda mi corazón por lo que él me hizo hace dos años. Pero ¿Es correcto que lo haga? Pienso en Steve y él aún supone que yo lo odio con toda mi alma y que no puedo ni mirarle... pero si me hubiera visto ésta tarde, tal vez hubiese pensado que soy una maldita zorra que juega a dos puntas. Llego a la conclusión de que aún extraño las cosas que hacía con Evan, pero sé que nada bueno saldrá de él, por eso, si sigo con esto, debo atenerme a sus consecuencias, debo esperar que pase lo peor para no decepcionarme. De todos modos sé que él no cambiará. Jamás.
Termino de comer y dejo un poco de lado el cansancio para transferir mis tomas a mi laptop y dejar vacía la memoria de la cámara. No se demora más de 15 minutos en pasar todo lo que había allí a mi laptop. Incluyendo las tomas que Evan hizo.
Por curiosidad me pongo a verlas y hay tomas que ni sabía que había grabado ¿Tan distraída soy? Hay muchas, más de las que yo pensaba, aunque sólo son pequeños fragmentos. Y debo admitir que son muy lindas.
Separo mis tomas en una carpeta aparte y abro el programa de edición para comenzar a unir todas las tomas y poder modificar los sonidos y los filtros. Ubico todas las tomas en el orden que yo quiero, un par de Jacob, otras del cartel del gimnasio, otras del lugar, las preguntas, más de Jacob... en fin. Me demoro un poco al tener que recortar algunas partes, la exactitud en los minutos y segundos es un calvario, más si no tienes un mouse de computadora. Luego de que termino mis recortes, lo uno a todo y agrego algunos efectos especiales al inicio y al final, un poco de musicalización, por último los créditos y... ¡Taraaa! Mi proyecto terminado.
Mis ojos están cansados y muy pesados, me cuesta parpadear, pero si no lo hacía ahora, mañana tendría que estar toda la tarde ocupada con eso y prefería tenerla libre.
Comienzo a guardar todos los archivos y a cerrar ventanas que ya no necesito. Por ultimo quedan los archivos de todas las tomas que Evan ha hecho. Dudo en borrarlas o no...
Me levanto hasta mis cajones donde guardo cables, adaptadores, pilas y un millón de cosas que alguna vez podrán serme útiles, y saco un Pendrive viejo. Vuelvo a mi laptop y lo introduzco en la ranura correspondiente. Reviso que no tenga nada y que esté completamente vacío y efectivamente lo está. Copio todos las tomas de Evan y creo una carpeta para ponerlas allí y poder trasferir todo eso al Pendrive. Una vez que ya está todo allí, lo expulso del sistema, lo saco de la ranura y lo dejo a mano para dárselo a Evan una vez que lo vea.
Finalmente apago mi laptop y apago las luces de la sala, para poder irme a mi habitación y buscar mi toalla, bañarme y descansar de todo mi día.
***
Me despierto tranquila, pero aun así no he descansado lo suficiente como para sentirme enérgica para lo que resta del día.
Después de lavar mi cara y cepillar mis dientes, trato de peinar un poco mi cabello. Mis ojeras son tremendas, y es culpa de la laptop y la falta de descanso. Cuando ya he terminado de cambiarme, procedo a tomar un poco de corrector y un poco de rímel para aplacar un poco el mal aspecto.
Desayuno tranquilamente, y luego tomo mi bolso, bolígrafos de más –por si las dudas–, hojas, mi laptop, mi cuaderno, mi celular y mi billetera. Abro la puerta y bajo las escaleras. Antes de salir le pregunto al portero si tiene algún número o algo para contactarme con el dueño del edificio. Estoy cansada de bajar escaleras. Me da un mail, que supuestamente ha dejado para quejas y reclamos. Le agradezco y salgo.
En lo que voy caminando, me encuentro con Steve y sonrío, sólo porque él lo hace cuando me ve.
– Buenos días. – me dice, esta vez no besa mi comisura sino directamente mis labios.
– Buenos días. – digo al separarme.
– ¿Cómo te fue ayer? – pregunta curioso.
– Pues bien, Jacob es muy amable y simpático. – digo neutral.
No le digo que en realidad la entrevista fue a las 22:00 y que me la pasé jugando con Evan todo el tiempo, cuando podríamos haber ido a una cita. Eso sería muy estúpido de mi parte.
– ¿Entonces valió la pena cancelar nuestra cita? – pregunta divertido mientras rodea mi cintura.
– Si, supongo. – me encojo de hombros. Miro hacía los autos que van por la calle, siento que sí miro sus ojos verdes, escupiré toda la verdad.
Por suerte no menciona a Evan y cambia de tema, así puedo conversar con él todo lo que queda del trayecto a la universidad.
Al llegar encuentro a Clarie y Steve se despide para ir con sus amigos. Clarie comienza a parlotear sobre cosas banas y la miro tratando de ponerle atención para que no crea que habla sola. Caminamos por los pasillos despreocupadamente hasta que llegue la hora de nuestra primera clase.
A lo lejos veo a Evan conversando con Malcom y James, ellos ríen y se golpean los hombros de vez en cuando, al parecer se están jugando bromas o se burlan entre ellos.
– Clarie, ¿Me esperas un segundo aquí? – le digo. – debo darle algo a Evan y pues...
Ella ve en dirección a los chicos. – Si, mejor te espero por allá... no quiero que James me vea.
– Está bien, vuelvo enseguida.
Camino, odiándome por haberme puesto tacones en vez de chatitas o sandalias bajas. Mis piernas aún siguen cansadas. Aun así, puedo soportar un día más con tacones y caminar perfectamente.
Antes de llegar a él, su vista se dirige hacia mí y sonríe – su sonrisa amable, no la seductora–. Camino un poco más y él es el que acorta la distancia acercándose, dejando que sus amigos hablen solos.
– Hola. – sonrío.
– Hola. – Dice el imitando mi acción.
– Sólo... venía a darte esto. – abro mi bolso y saco mi Pendrive. – allí están todas tus tomas. – se lo entrego.
Él, primero ve el Pendrive y luego hacia mí. Lo toma. – Pensé que las borrarías.
– En realidad... quiero seguir protagonizando tu documental.– admito. – me gustaron mucho esas tomas. Y también el café gratis. – bromeo.
Él ríe. – Oh, qué bien. – sonríe ampliamente. – gracias.
– De nada. Te veo luego... – digo para poder irme de allí, comienzo a sentirme incomoda con su mirada fija.
– Espera. – me detiene. – Yo... olvídalo.
–Anda, dilo. – insisto.
–Es tonto, iba a pedirte un abrazo pero...– me mira expectante, preguntándome con sus ojos si podría...
Niego lentamente mientras sonrío.
– Claro, entiendo. – Agacha su mirada.
– Adiós imbécil. – me acerco hasta su mejilla y deposito un beso, dejándolo algo desconcertado.
Su cerebro explotará un día de estos.
Camino de nuevo hacia Clarie, pero ella no está sola... Está con Steve y han visto todo lo que ha pasado.
¡Felicitaciones, eres la chica menos suerte del mundo entero, Julia Watson!  

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora