Forty Eight.

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  Estoy sentada en la mesa de un bar viendo como James pide nuestra orden. Soy consciente de que dejé plantado a Scott, aunque sinceramente después de lo que me dijo mucho no me quedaron ganas de pasar tiempo con él, y que la clase ya habrá comenzado pero sla verdad es que me ha dado intriga saber de qué quiere hablar, además tendré un café gratis.

—Bueno...— dice una vez que el mesero se va. Junta sus manos en la mesa y me mira sonriendo. — ¿Cómo estás, Juli? Puedo decirte Juli ¿verdad?
—No. Al grano, James. — digo seria y cruzándome de brazos.
—Vaya, si que eres dura. — se hace para atrás en su asiento.
—Es un don.— le sonrío falsamente.
—Sólo quiero saber cómo está ella.
—Está muy bien.
—¿Su nuevo novio la trata bien?
—Sip, mi hermano es muy atento con ella.
—Oh... así que es tu hermano... Bueno, supongo que ya debo darme por vencido. — suspira.

Algo en su gesto me ablanda el corazón. No me pregunten por qué pero luego de observarle unos segundos me di cuenta que algo no estaba bien, algo no encajaba en su personalidad arrogante y creída.

—Oye, realmente no tengo porqué ser dura contigo, no me has hecho nada, pero tú si la lastimaste, ella pensó que tal vez tú...
—Sí, lo sé... soy un idiota. — ríe resoplando. — pero créeme que no hice nada esta vez, ella sólo saco sus conclusiones sin escucharme.
—¿Y qué es lo que realmente sucedió?
—¿De verdad quieres escucharme?
—Supongo que tengo que escuchar las dos campanas.— me encojo de hombros.

Él comienza a contarme como empieza todo, los problemas en su casa, su mamá enferma, sus hermanos que no ayudan, todo se había vuelto más difícil y él tenía que cargar con más responsabilidades, los gastos eran muchos. En un momento de no saber qué hacer decidió salir a beber y se emborrachó, allí es cuando apareció la tal Megan y lo único que recuerda fue haberle enviado a Evan un mensaje. Ahí es cuando interrumpo yo y frunzo el ceño.

—¿El famoso mensaje de que si no me follaba iba a perder su moto?
—Antes de que me mandes al carajo como lo hiciste con él, te explico rápidamente lo que fue eso. Si. Hubo una apuesta, pero se había hecho cuando tú apenas llegabas a esta ciudad, eras la nueva. Evan ni si quiera sabía de que la hermosa chica de la que hablábamos Malcom y yo, eras tú y pues cuando lo supo ambos nos dimos cuenta que no le gustaba para nada que habláramos de lo linda que eras entonces salió esa apuesta. Sabiendo toda la historia nunca pensamos que en realidad fueras a acostarte con él y luego, cuando habían pasados los días y ustedes ya estaban en algo él me pidió que canceláramos esa apuesta pero teníamos nuestras reglas y fue mi culpa, pues yo no quise cancelarle. Igual él no tuvo intenciones de seguir, iba a continuar hasta que el plazo se cumpliera y perdería su moto, todo lo hizo por tí, pero al parecer tú te adelantaste y luego Megan aprovechó mi momento de borrachera y me sacó información y todo lo que siguió de ahí lo desencadenó ella.

Estoy helada ante toda la situación y enredo de cosas que pasaron en los cuatro meses pasados.

—Esto es peor que una telenovela mexicana. — tomo mi cabeza confundida.
—Cómo verás nada es como ustedes, mujercitas, lo pensaron.
—Creo que debo irme. — tomo mi bolso y me paro de la mesa.
—Oye, espera...
— Lo siento James, no puedo quedarme más aquí. — sentí un nudo en mi garganta.

Salí caminando a toda prisa mientras el nudo en mi garganta crecía. Malditos sean todos. Maldita Megan despechada, maldito James estúpido e idiota James, y sobre todo maldito Evan.

Hice seña al primer taxi que vi y le dije con un hilo de voz que me llevara hasta mi casa. Que se fueran a la mierda todos.

***

Evan—

—Muy bien, saben que para estos exámenes la modalidad será practica y como supongo que todos tienen en claro los conceptos, podrán armar un lindo documental. Exijo creatividad y...

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora