Regresaras de Rodillas.

Forty One.

Cierro la puerta de un portazo y luego me siento detrás de ella apoyando mi cabeza. El nudo que tenía en mi garganta sigue haciendo presión y siento que las lágrimas amenazan con salir. Se quedaba un segundo más y me convencía de cualquier cosa.

Tomo mi cabeza entre mis manos y trato de no pensar en lo que acaba de suceder. A quién podría engañar, yo también la paso mal con ésta situación. Pero sabía que esto iba a ocurrir, sabía que estas eran las consecuencias cuando decidí seguirle el juego, pero nunca esperé que volviera de rodillas llorando a pedir perdón. ¿Sería tan bastardo de montar todo un circo? O ¿De verdad estaría arrepentido de lo que hizo?

Mi corazón se estruja al recordarlo. Mi mente es una licuadora.

***

Apenas puedo levantarme. Si hubiera sido por mi me hubiera quedado todo el día en la cama pero tengo examen con el insoportable de Colder y realmente me quiero librar de él.

Tengo miedo de que con lo sucedido ayer se me hayan olvidado algunos detalles importantes de la teoría de Colder.

Tomé el desayuno super rápido y tomé mi bolso para ir a la universidad.

En el camino me encuentro con Steve y siendo sinceros no quiero saludarlo pero él se me acerca con una sonrisa, como si estuviera disfrutando saber que las cosas con Evan salieron para la mierda de nuevo. Realmente merezco esto.

–Hola.– me saluda alegre.

–Hola, Steve.

–¿Cómo estás?

–Pensé que no volverías a hablarme después de lo sucedido.– digo sin ningún tipo de rodeo y con un ánimo de mierda impresionante.

–Estoy en plan amigos.– ríe.

–Pensé que no volverías a hablarme ni en plan amigos, ni en plan de nada después de lo sucedido.

–¿No crees que es tonto?

Me detengo en el semáforo y acomodo mi bolso.

–Pienso que mi vida es tonta.

–Vaya, realmente no estás de ánimos.

–¿Tanto se nota?– cruzo la calle y él me sigue por detrás.

–Tal vez pienses de que me alegro por lo que pasó con Evan y...

Lo interrumpo– Si, es justo lo que pienso.

–¿Siempre eres tan directa?– ríe.

Sonrío un poco amargada.–Sí. Lo siento, no tengo un buen día hoy, me siento muy estresada por los exámenes.

–Está bien. Realmente no estoy enojado, se me pasó a la semana y tampoco me alegro de lo que te pasó, pero somos grandes y deberíamos de dejar las tonterías de lado.– me estira la mano.– ¿Qué te parece?

–Bueno.– estrecha su mano contra la mía.

Muchas ganas de conversar con Steve no tenía, pero no quería seguir siendo grosera con él así que asiento a todo lo que me dice.

Cuando llego me encuentro con Clarie y parece sorprenderse pero no dice nada al respecto y lo agradezco de verdad porque no quiero hablar mucho sobre el tema. En realidad no quiero hablar de nada porque no me siento con ánimos de socializar después de lo de ayer.

Veo la hora en mi reloj y me doy cuenta de que la clase de Colder está por empezar. Así que me despido de los chicos y me voy encaminando para el salón de Colder para poder conseguir los asientos de adelante.