Cuando me despierto la garganta me duele una barbaridad, mi nariz gotea y siento que la voz no sale.
Estoy engripada.
Adivine por qué.
Bueno, eso es karma por robarles los frapuccinos a esos chicos pobres. Terrible karma. Debería aprender que cada vez que le robo sus pedidos a la gente termino enferma o con algún dolor. Pero supongo que valió la pena ¿O no?
Me levanto a buscar alguna aspirina en el botiquín y no encuentro ninguna. Me abrigo y me cubro muy bien la garganta y salgo a buscar una farmacia.
Por suerte no es un día importante en la universidad así que puedo tomarme el día para reposar un poco.
No me visto exclusiva, me colocó un chándal abrigado, un buzo de algodón color gris con la palabra ángel tachada y una bufanda de color negro en mi cuello, zapatillas DC con los cordones sin atar y un moño bastante desarreglado a cara lavada. Toda una preciosura.
Carajo, volveré a mi apartamento en unos diez minutos, de nada me sirve vestirme bien, igual nadie guapo va a verme en ese lapso de tiempo.
Entro a la farmacia y espero a ser atendida, un hombre mayor de edad me atiende amable y le consulto por algo para la gripe. Compro antibióticos y un jarabe.
Al momento de pagar, termino de recibir mi ticket y cuando me doy la vuelta me choco de frente con la de la biblioteca y Evan. De la mano. De la mano los dos. DE LA PUTA MANO. Los odio.— Hola. — saludo sin ser amable ni grosera.
— Oh Hola. — dice ella sonriendo.Si... sigue sonriendo, seguro la pasaste bien anoche. Después de que tu novio salió conmigo.
—Hola. —dice Evan mirando al piso. Creo que alguien esta nervioso.
—Hasta luego. — digo saliendo y dejándolos ahí.Luego de salir me doy cuenta de que soy una estúpida. Me las agarro con ella cuando en realidad no tiene la culpa de nada, pero es que solo saber que... que... coso, eso, que está con él me hacen dar ganas de ser cero amable.
Debo mantenerme lejos de esos dos, necesito no verlos ni cruzarlos.
Evan —
Cuando me despierto, siento dos dolores. Uno en la espalda, totalmente contracturado, y otro en la garganta toda rasposa con la nariz tapada.
—Carajo, ya estoy enfermo. — me quejo.
Siento ruidos en la cocina y se que es Lila. Minutos después aparece en la sala.
—Oh, despertaste. — sonríe. — ¿Por qué te has ido de la cama?
—Creí que dormirías mejor y más cómoda así. — digo aún un poco adormecido y siento mi voz afónica.
—Te has enfermado. —Dice ella dejando dos tazas en la mesa. — deberíamos ir a una farmacia a comprar algo rápido para esa gripe.
—No te preocupes, se me pasa solo. — digo sonriéndole.
—Nada de eso, Evan. Fue por mi culpa.
—No no no, no es por ti, para nada.Eh... bueno.
Creo que todos sabemos por qué carajos amanecí así ¿Verdad?
—Fue mi culpa por dormirme así y no buscar una frazada para taparme.
—¿Por qué estás con un jean? Pensé que te habías puesto algo cómodo anoche.Mierda. Ahora qué miento.
— Si, pero es que Malcom anoche me mando un mensaje de que estaba acá abajo del edificio y que necesitaba entregarme algo, entonces me tuve que cambiar y bueno, con tanto sueño me dormí así.
— ¿y qué te entregó?Cállate de una vez.
— Cosas de hombres. — le guiño el ojo.
Ella se ríe y vuelve a tomar las tazas.
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Regresaras de Rodillas.
Teen FictionJulia había sido engañada como miles de chicas. Su primera vez tenía que ser un momento especial, tierno y romántico. Sin embargo, no eligió muy bien al chico a quién entregarle su virginidad. Evan Stone y Julia Watson era los mejores amigos. Como...