Julia—
Sin duda los tragos que me daba la lindura de la barra tenían mucho alcohol. Y para mi... desgracia... me encuentro con Scott en mi camino al escaparme de la mirada de Evan o de alguno de los chicos.
Obviamente Scott también estaba muy entonado con el tema de los tragos, pero una sonrisa picara en su rostro me convenció de acompañarlo hasta el patio de atrás, donde muy pocas personas se encontraban allí. Algunos besándose como desaforados , otros sólo fumando y riéndose de bromas estúpidas bajón la influencia del alcohol.
Estábamos pasándola realmente bien, bailando, riendo, haciéndonos pequeñas bromas. La noche estaba fresca, pero no tanto como para estar con mi chaqueta, así que yo estaba chupando frío ahí afuera con mi vestido de hombros caídos y un vaso de quien sabe qué bebida con hielo. Obviamente las consecuencias serían terribles, teniendo en cuenta que apenas me había recuperado de aquel resfriado por andar en moto con ese que no quiero ni nombrar porque con la borrachera que ya estaba acumulando, a lo mejor, terminaba haciendo cualquier papelón.
Scott se puso cada vez más cariñoso, hasta qué, no sé en qué puto momento, terminé acorralada contra la pared del salón, en un rincón oscuro. Claramente no deseaba estar ahí, y se lo hice saber a Scott. Pero Scott estaba menos consciente que yo y no me hizo ni el más mínimo de caso. Sólo sé que me acorraló allí y que comenzó a besarme tan bruscamente que los labios me dolieron y probablemente ya me había lastimado el labio. Traté de apartarlo pero, él es más fuerte que yo, borracho y todo. La verdad es que no sé cómo nos manteníamos en pie. La cosa se puso aún más jodida cuando comenzó a bajar sus manos hasta mi trasero. Al principio era sólo una caricia, que, dentro de mi borrachera, traté de terminar corriéndole las manos. Luego él se puso insistente y las bajó aún más agresivo, tratando de levantar mi vestido. Gracias a Dios, pude reaccionar con fuerza y lo aparté de un empujón, el mordió mi labio y al hacerse hacia atrás casi arranca mi labio inferior. Gracias Scott, por romperme la boca de un beso, literalmente. Él me miró enojado obviamente y le dije que ni se le ocurriera acercarse hacia mí. Me dijo un par de cosas que no logro recordar pero si recuerdo que alcé una botella vacía del suelo y se la tiré. Le rozó apenas la frente. No lo lastimó demasiado creo yo.
La cuestión es que se fue y yo quedé ahí bebiendo mi bebida, indignada por el comportamiento tan bruto de Scott.
Ahora estoy sentada en uno de los asientos que hay distribuidos en el patio trasero, bebiendo mi último trago mientras sigo chupando frío con este vestido que es prácticamente de verano.
El asiento a mi lado se hunde, y justo cuando termino de beber mi último trago, una mano me extiende un vaso muy grande lleno de líquido verde brillante que se ve muy gracioso. Lo acepto y luego miro quién me ofrece ese vaso. Resulta ser el barman lindo que no ha dejado de darme tragos sin pedírselo. Al parecer sabe leer mentes.
—Hey, gracias. Pero creo... creo... creo que no debería se-seguir bebiendo. — le sonrío. Siento como mi labio lastimado duele.
—Oh, no me desprecies, lo hice especialmente para ti.—pasa su dedo por mi labio y me mira un poco preocupado—¿Qué te ha sucedido preciosa?
Tomo un sorbo largo y ahí siento algo que no está bien. Siento burbujas amargas en mi boca. Estaré borracha pero esta bebida tiene algo raro. Retiro el vaso de mi boca y me arrepiento de haberle hecho casi un fondo blanco. Lo dejo al costado frunciendo el ceño pero sin decirle nada.
—un idiota.— contesto débilmente.
—Ese imbécil no sabe cómo tratar a una bella mujer...— su mirada me examina de pies a cabeza. No me agrada su mirada, quiero irme.
—Por-por supuesto que no.— digo sintiendo mis labios dormirse. El dolor ya no lo siento. Mis ojos pesan. — tengo que irme —me levanto de golpe, pero me mareo. Aun así quiero seguir caminando.
—Oye, tranquila. — Me toma de las manos y me sostiene. — déjame llevarte a un lugar más tranquilo, has bebido de más.
—No quiero irme...— mi lengua se amortigua, apenas puedo articular palabras. — contigo, deja-ja-jame.
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Regresaras de Rodillas.
Teen FictionJulia había sido engañada como miles de chicas. Su primera vez tenía que ser un momento especial, tierno y romántico. Sin embargo, no eligió muy bien al chico a quién entregarle su virginidad. Evan Stone y Julia Watson era los mejores amigos. Como...