–¿Qué es tan importante? – le digo mientras cepillo mi cabello mojado.
– ¿No me harás entrar?– pregunta con una mueca pícara en su rostro.
– No. No es necesario.– digo seriamente. – qué es lo que tienes que decir.
– Ya he conseguido a quién hacerle la entrevista. – Sonríe, pero ésta es una sonrisa amable y no de las seductoras, las que siempre da.
– ¿A quién?
– A Jacob Mars.– dice.
– ¿Jacob Mars? ¿El boxeador? – pregunto emocionada. – dime que es una broma.
– En realidad aún no la tengo, pero Malcom se ocupará de conseguirla para antes del viernes.
– Gracias por ayudarme con eso. – digo sonriendo. Y tengo ganas de abrazarlo. Me pone contenta que él se preocupe por esto.
– Tú lo hiciste por mi. – Sonríe. – estaba pensando si... Quisieras ir a tomar un café conmigo. – dice tranquilo y con total fluidez. Como si no le costara nada invitar a chicas a citas.
– Lo siento voy a salir con otra persona.
– ¿Eso es cierto o es sólo una excusa para no salir conmigo? – se apoya en el umbral de mi puerta.
– Es verdad, voy a salir con mi hermano. – me apoyo en el lado opuesto del umbral y quedamos enfrentados. Me despreocupo totalmente.
– Tú no tienes hermanos. – ríe.
– Tú que sabes... Hace dos años que no sabes nada de mi...
– Entonces me gustaría conocerlo. – arquea su ceja en forma desafiante.
– Primero debo ir a quitarme esta ropa. – Digo entrando al interior de mi casa.
– Así que primero quieres quitarte la ropa... – sus ojos denotan chispa de burla y sus labios se curvan.
– Si, no iré con esta ropa a... – caigo en la cuenta de que el muy idiota pensó mal la oración. – ¡Eres un imbécil!– golpeo mi puño en su brazo derecho.
– Ya, no te enojes... No dije nada malo. – ríe y luego vuelve a su apartamento.
Cierro mi puerta y vuelvo a mi dormitorio para cambiarme ¿qué ponerme para salir con mi hermano? Busco en el armario un jean negro tiro alto y un top de color gris, en los pies me pongo unas adidas blancas, porque la verdad cero ganas de tacones a esta hora. Arreglo un poco mi cabello en una colita alta pero nada de cabellitos rectos o bien alineados. Es una colita desordenada ya que mi pelo está entre húmedo-casi seco. Era imposible llevarlo suelto porque se esponjaria al secarse naturalmente. Puse algo de brillo en mis labios y un poco de rimel en mis pestañas con un toque de corrector para darle un aspecto un poco más iluminado a mi rostro, que no pareciera que estaba tan fatal por todo el día en la facultad.
Tomo mis llaves, mi celular, me aseguro de que tengo suficiente dinero y espero a que Patrick me avise cuando llegara a la puerta del edificio. Casi como ocho minutos después me habla.
– Estoy aquí.
– Ok, ya bajo. – colgué.Abro la puerta al mismo tiempo que Evan también parece hacerlo. Nos miramos fijamente en esa fracción de tiempo. Los dos sincronizadamente cerrando las puertas con llave.
– ¿Estabas esperando que salga o qué? – pregunto divertida.
– No, en realidad también estoy por salir pero ya que estamos, me encantaría conocer a tu hermano. – Sonríe.
– ¿De verdad no me crees? – comencé a bajar por las escaleras.
– Sigo pensando que es una excusa para no salir conmigo...
– También pospuse a Steve. No eres el único afortunado. – dije burlándome, aunque con Steve saldría al otro día así que no me preocupaba por eso.Él no dice nada al respecto, supongo que esa es la palabra mágica. «Steve» cada vez que algo se relaciona con el rubio es como que el ambiente se tensa y eso me da más curiosidad por saber qué es lo que pasó para que ellos se odien a muerte.
Cuando llego abajo puedo ver a Patrick de espaldas hacia nosotros. Por lo que puedo ver de refilón, él lleva una camiseta roja y unos Jeans negros que de atrás lo hacen ver guapo. La camiseta marca sus músculos y me pregunto si ya tendré cuñada... o cuñadas...
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Regresaras de Rodillas.
Teen FictionJulia había sido engañada como miles de chicas. Su primera vez tenía que ser un momento especial, tierno y romántico. Sin embargo, no eligió muy bien al chico a quién entregarle su virginidad. Evan Stone y Julia Watson era los mejores amigos. Como...