Fifteen.

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  Julia—

Cuando llego a casa, dejo mi bolso en el sofá, abro las cortinas para que entre aire fresco y saco una jarra de agua fresca de la nevera.

No sé como sentirme al respecto de lo que había sucedido. Era cómo si me hubiera olvidado de que, el chico con el que estuve riéndome toda la tarde, es el que me usó y lastimó cruelmente.

Tal vez debo olvidarme de lo que pasó y dejar que las cosas suceden o tal vez no. Tal vez todo eso es una trampa como aquella vez.

Sólo tal vez...

Mi cabeza está muy cansada como para seguir especulando sobre la amabilidad de Evan.

Tomo una ducha un poco larga, a decir verdad. Tengo una nueva costumbre desde que fui a Costa Rica. Ahora canto en la ducha. Si.. lo sé.. ¿Quién no canta en la ducha? Bueno. Yo no lo hacía hasta que un día, mientras estaba con Juani él comenzó a cantar y encontramos una manera divertida de bañarnos juntos.

Pienso en Juan. ¿Con qué zorra andará? Nuestra relación no fue de las de novela. Me sorpende, ya que siempre he soñado uno de esos "príncipes azules"  pero con Juan era distinto. Con él todo era locura y descontrol, sin dudas él dejó atrás a la aburrida Julia y me hizo conocer de las cosas que me perdía: fiestas, alcohol, música a todo volumen, sentir adrenalina, bailar, saltar, reír, correr, disfrutar la vida. También tuvimos nuestros momentos de serenidad... íbamos todos los atardeceres a caminar a la playa, cuando quería era tierno, o simplemente nos quedamos en casa a ver películas. Éramos el Ying y el Yang, pero nos necesitábamos para estar en equilibrio.
Hasta que... lo vi con mi mejor amiga. Él nunca supo que yo sabía que Marlenne y él habían follado, tampoco supo que le pagué con la misma moneda. No me juzguen. Estaba pasando por lo mismo otra vez, pero esta vez no dejaría que me afecte y de repente apreció...

Bruno.

¡Ay Bruno! ¿Cómo olvidarme de él? Alto, castaño, flequillo al costado, piel morena y latina como el caribe mismo. Sus ojos color miel...
Lo había conocido en una fiesta, estaban tan enojada con Juan que me fui al primer antro que encontré. Estaba de suerte, festejaban el cumpleaños de una tal Katerina. Alcohol gratis por doquier. Lo encontré, bailamos, y todo comenzó. Estuvimos por lo menos unas dos semanas. Luego me reconcilié con Juan. Me dio pena por Bruno, parecía un buen chico pero yo... sólo lo había usado y lo llamaba cuando Juani y yo estábamos distantes.

Bruno siempre dispuesto a alegrar mis noches de amargura.

Ahora que pienso en mis tiempos en Costa Rica me había convertido en una salvaje. En todo lo que yo había criticado de Sophie y sus estúpidas amigas.

Pero bueno, otro lugar, otra vida.

Salgo de la ducha y me pongo mi pijama naranja, tomo el libro, un poco gastado de los bordes, de Hush Hush y comienzo a leer mi capítulo diario. Maldito Evan, por qué tenía que tener razón.

Para la una de la madrugada dejo de leer FanGirl, el nuevo libro que había comprado, ya tenía sueño pero no quería dejar de leer, hasta que me acordé que a la mañana siguiente debía ir a la universidad.

Universidad.

Steve.

Me había olvidado por completo de él.

Evan—

No he dormido en toda la noche pesando a quién carajos voy a entrevistar. Cuando supe lo del proyecto creí que seria fácil, de hecho, lo es. Sólo que las entrevistas no se me dan mucho.

No sólo porque no me gustan, sino porque quiero un buen material para Julia... ella me ayudó a mí, yo debo hacerlo con ella. Por eso es un proyecto en equipo, duh. Obviando el hecho de que cada vez estoy más cerca de tenerla en mi cama.

Ok, eso sonó muy idiota.

Ya estaba en confianza sólo debo avanzar un poco más lento y ¡BOOM! La dulce y bella Julia sería mía otra vez.

***

Me quedo unos segundos más en el estacionamiento mientras termino mi cigarro, mi único vicio.

En cualquier momento llegaran James y Malcom y no tengo ganas de oír a James preguntar y burlarse sobre nuestra bendita apuesta.

Tiro la colilla de cigarrillo y me dirijo a la clase técnica de Roweltt.

En ésta clase sólo reconozco a Malcom y a Steve.

Me siento con Malcom y antes de que pudiera abrir mi boca para saludarlo el viejo Roweltt comienza la clase. Me obligo a tomar apuntes lo más rápido que puedo, tratando de hacer la letra legible.

Malcom me codea y deja una nota al lado de mi cuaderno.

"¿Cómo vas con la morocha sexy?"

Frunzo mi ceño.

Me desvío un segundo de mis apuntes para contestarle.

"No la llames "Morocha Sexy", idiota."

Al leerla el sonríe y quiere carcajear pero se lo aguanta porque Roweltt nos matará.

" Perdón Celitos."

Me molesto aún más. Lo que no sé si es porque eso me ofende o es en realidad cierto.

Toda la vida he tenido a Julia para mi solo. Desde jardín, primaria y sobre todo secundaria. Julia era tan tímida que no hablaba con nadie, tampoco se arreglaba, no era atractiva y al no serlo nadie se fijaba en ella... Julia Watson solo para Evan Stone. Y así es como debía ser para siempre. Ella y yo... y nadie más.

Tal vez si estoy celoso, tal vez me molestó que Malcom le dijera sexy, tal vez detesto a Steve por besarla.

Sólo tal vez...

Ese tipo de pensamientos son una mierda, porque debo enfocarme en otras cosas, como por ejemplo: Roweltt está de nuevo dando clases y yo dejándome pasar los apuntes.

***

Salimos primero que todos los demás.
– Oye Malcom, ¿Con quién haces el trabajo de la Sra. Fuller?
– Con Simon. – Hace una mueca. – No entraste a la clase de las 11:00.
– Si, entré a la clase de las 9:00. – Rasco mi cabeza. – ¿Ya sabes a quién entrevistar?
– Conseguí una entrevista con la periodista del canal 14. – Sonríe. – ¿Y tú?
– Ni puta idea. – frunzo el ceño.
– Mi hermano tiene un amigo, que va a entrenar boxeo y conoce a Jacob Mars.
– ¿Jacob Mars? – Pregunto. – El.. ¿El boxeador? ¿El novato que está pateando los traseros de todos?
– Si, él. – sonríe. – puedo pedirle a mi hermano que hable con su amigo y...
–¡Si! – Grito abrazándolo. – te amaré para toda la vida si lo haces.
– Ya chiquita, no te pongas golosa. – Ríe burlándose.
– Se que te gusto. – le guiño un ojo. – ¿Podrá conseguirla para antes del viernes?
– Yo me encargaré de eso. – Se apunta con su pulgar. – Tú tranquilo.

Steve sale y luego veo un rayo que pasa por nuestro lado y por detrás deja un característico olor a Jazmin.

Julia.

Se cuelga del cuello de Steve y él se inclina y deja un beso cerca de sus labios. Quiero oír lo que le está diciendo pero al mismo tiempo no. Quiero disimular que trato de no darme la vuelta para romper su cara.

Malcom me toma del brazo y me obliga a caminar.

Él y yo nos dirigimos a la cafetería.  

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora