Thirty Three.

3.8K 226 2
                                    


  Termino de cambiarme, la noche ya está cayendo y hace un poco de frío ya que el otoño está cada vez más cerca. Me coloco un gorrito de lana, una campera Coral de hilo y unos jeans con unas botitas bajas.

–Espero no haberme arreglado demasiado... – digo mirándome al espejo.

Siento la puerta de mi apartamento ser golpeada. No puedo evitar ocultar la sonrisa que se forma en mi rostro.

Camino tranquilamente y abro la puerta, antes de poder decir algo él me atrae hasta sus brazos y me besa sin esperar una palabra. Me aferro a él y paso mi mano por su nuca, comprobando cómo se sentía la textura de su cabello tan corto en la palma de mi mano aún con unas cuantas costritas por lo del accidente.

– Te ves muy linda. – dice cuando se aparta.
– Ni si quiera me has visto. – me río. Lo primero que hizo al abrir la puerta fue besarme.
– No necesito observarte para saber que te ves linda, de cualquier modo. – sonríe.

¡ME QUIERE MATAR!

Siento cosquillas por mi cara y veo sus labios curvarse en una sonrisa más grande.

–Ahí está, te has sonrojado.–ríe.
–Ya...– cierro la puerta de mi apartamento –¿Vamos a salir a comer o no?
–Claro que sí. – toma mi mano. Su mano es cálida, grande y firme. Me gusta sentir su mano en con la mía, me hace sentir cómoda y segura...– ¿a dónde quieres ir, Cielo?
– A estafar un cliente de starbucks.–bromeo
–Chica mala.
– No lo sé, a dónde sea, sólo sé que tengo hambre.– Toco mi barriga.
– Está bien, conozco un lugar al que podemos ir.

***

Evan compra comida china para llevar y nos vamos a las afuera de la ciudad, allí hay un mirador para ver las vistas de la costa.
Corre más viento aquí, por lo tanto Evan y yo estamos sentados muy juntos, mientras comemos pollo agridulce.

–... entonces Malcom no tuvo tiempo de tomar sus pantalones y salimos corriendo por plena avenida, con él en calzones. – al final suelta una risa contagiosa que me hace reír a carcajadas igual que él.

Mientras me sigue contando sus anécdotas y travesuras con los chicos me doy cuenta de que no ha cambiado nada, sigue siendo el mismo chico divertido y gracioso que era cuando éramos chicos. Sólo que ese niño de sonrisa tierna y hoyuelos de ángel se ha convertido en un hombre sexy y atractivo... y estaba conmigo... estábamos juntos. Como debió suceder hace tanto tiempo.

– Mira lo que he traído. – hurga en su bolsillo y saca su cámara de grabación.
– Me había olvidado que yo soy la estrella de tu documental. – río. – Aún no me has dado detalles sobre eso...
Él pasa una mano por mis hombros y luego mira hacia la costa. – Se llamará... "Cielo". – con su mano libre hace como un gesto de resplandor en el aire.
Me río. – ingenioso.– comento.
– Lo sé.

Prende la cámara y la coloca en frente de nosotros.
– He aquí la pareja perfecta para nuestro espécimen, un chico malo y atractivo. – le guiña un ojo a la cámara.
Lo empujo leve. – creído.
Él me mira. – ¿Me das un beso?
Me acerco y le dejo un beso pequeño en sus labios.
– Algo más elaborado, estamos filmando un documental, cielo. – se queja con un tono de burla en su voz.
Suspiro fingiendo fastidio y lo atraigo a mi besándolo con ganas.
El graba todo esa puesta por unos minutos y luego suelta la cámara, me toma por las mejillas y profundiza más el beso.

– Te amo, Julia.
– Yo también te amo, Evan. – acaricié su mejilla.
–Espera, espera.
–¿Qué?
Toma la cámara y la vuelve a prender. – Di eso de nuevo.
– Eres un demente. – río.
–Dilo, por favor. – suplica
– Te amo, Evan. – digo mirando hacía la cámara.
Él sonríe y la apaga.
– ¿Satisfecho?
– Satisfecho.
Me vuelve a abrazar y allí nos quedamos hasta que se pone oscuro el cielo y volvemos a nuestro edificio.

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora