Thirty two.

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  – Sí. – murmura.
– ¿Seguro?

Él no me mira a los ojos, sólo mira a la bebé, ella lo mira a él.

Lo observo detenidamente. Y siento ganas de abrazarlo, no sé por qué.

¡A quién engaño!

Ya no puedo seguir fingiendo que lo detesto y que lo quiero lejos de mí, si cuando él está cerca todo parece más fácil.
Todo lo que hizo y lo que sucedió, ya no me importa si es verdad. Ver la foto que aventé por mi ventana colgada en su pared me hace creerle que realmente se ha arrepentido.

Me acerco lentamente y me paro delante de él. Estiro mi mano hasta su rostro y hago que me mire. Sus ojos están cansados, no ha dormido en toda la noche, cara está fría aún por salir en moto.
Me dan ganas de seguir acariciando su rostro y bajar hasta su cuelo, y bajar un poco más hasta su pecho...

Estoy perdida. Realmente perdí la chabeta.

– ¿Seguro de que estás bien? – murmuro. No miro otra cosa que no sean sus ojos.
– Sí, Cielo. Sólo necesito dormir.– responde en susurro.
– Está bien.

Me aparto y me voy al baño.

Cuando salgo de la cocina me doy cuenta de Ian está con la cámara de Evan grabando todo.

– ¿Qué haces?– pregunto sorprendida.
– Yo sabía que tú eras mi tía Cielo. – ríe y sale corriendo.

¿De dónde habrán sacado esos genes de travesura estos niños?

***

Justo cuando estaban terminando de desayunar, Charlie vino por los niños.

– Gracias hermano, por cuidarlos, de verdad te debo... – se calla al verme– ¿Julia? ¿eres tú?
– Sí, creo que sí.– río al ver su cara de asombro.
–Ven acá y dame un abrazo. – extiende sus brazos.
Me acerco hasta él y nos damos un fuerte abrazo. Está más gordo y barbudo, sin dudas estos dos años le han sentado bastante a Charlie.
– Vaya, no te veía hace varios años. – sonríe. – Yo sabía que ustedes iban a terminar juntos. Mamá estará muy contenta de saber que tenía razón.
Me ruborizo. ¿Siempre pensaron que nosotros terminaríamos juntos? ¿Tan... obvio era?
– Deja de hablar estupideces.– dice Evan entregándole el bolso de Mandy. – Son unos diablillos, pero luego se portaron bien.
– Despídanse de su tío, niños. – dice Charlie acomodando el bolso de Mandy en su hombro.
– Adiós Tío Evan.– Susan se cuelga de él y le da un beso en la mejilla. – Te voy a extrañar.
– Yo también princesa.– dice él abrazándola. – portate bien, y nada de novios.
– No lo prometo. – chilló riendo. – Adiós Julia. – me abraza.
– Adiós linda. – beso su mejilla, luego la veo desaparecer con el coche de Mandy por el corredor.
– Adiós tío Evan.– Dice la vocecita de Ian.
–Adiós campeón.– le estrecha la mano. – sigue rompiendo corazones. – Evan le guiña un ojo.
– Por supuesto. – ríe el niño,– Adiós tía Cielo. – me mira y me guiña un ojo, tal cual su tío.
– Adiós diablillo. – me río y me inclino a besar su mejilla.
– Tú le enseñas esas cosas y luego tengo a las madres de sus compañeras del Jardín protestando en casa porque mi hijo les roba besos a las niñas. – se queja Charlie. Evan ríe.
Charlie toma a su bebé en brazos y nos despedimos de él y de la pequeña Mandy.

Los niños se han ido y ahora queda un silencio enorme en el apartamento de Evan.

Tomo mis llaves y levanto mi móvil que ha quedado tirado cerca de la puerta del balcón. En él tengo varios mensajes y llamadas perdidas de Clarie. Seguro Steve le fue con el chisme y ahora ella quiere información. Suspiro.

Cuando levanto mi mirada Evan está mirándome.

– Bueno yo ya debo irme. – le digo mientras camino hacia la puerta.

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora