Twenty Seven

3.7K 212 15
                                    

  Se acerca cada vez más y yo no hago nada por detenerlo.

¿¡Qué demonios te pasa que no lo apartas?!

 Justo cuando pienso que sus labios se van a estampar con los míos desvía la dirección de sus labios para ir hasta mi oído y decir : – Pensé que no dejabas que los idiotas te tocaran.


Mi cuerpo entra en sus cabales y mi cerebro lo putea de arriba a bajo por no responder cuando se lo piden. Y es allí donde caigo en la cuenta que sus manos sujetan mi espalda baja amenazando con bajar a mi trasero.

– ¡Quita tus manotas de mí! – chillo apartándome, siento calor en mis mejillas debo estar colorada como un tomate.

Él se ríe y da media vuelta para volver donde Peyton y Marcus.


Deberías estar avergonzada, Julia. Muy avergonzada.

El auto de Patrick está llegando justo en ese momento también, y comienza a maniobrara para estacionarse en un lugar vacío.

–No le digas nada de esto a Patrick. – me dice girándose un poco para poder verme.
–Ok. – ruedo los ojos.
Brad baja y nos hace una de seña de que esperemos unos segundos hasta que él habla con sus amistades. Clarie y Becca bajan después, por último baja Patrick con el ceño fruncido.

–¿Qué demonios hicieron? – les pregunta en tono regañón a Evan y Marcus.
–Solo unas carreritas, nada importante. – se encoje de hombros Marcus.
–Tranquilo, no íbamos a secuestrar a las chicas. – bromea Evan riendo un poco.
Patrick lo deja estar y se olvida de eso, para ponerse a charlar sobre otras cosas. Evan saca cigarros y le convida a los chicos.

Clarie no es ninguna tonta y me está observando fijamente, mi cara seguro demuestra que algo no anda o anduvo bien. Chocamos miradas y con una mueca discreta me da a entender que tiene que hablar conmigo.

–¿Hay algún kiosco por aquí cerca? – pregunto al grupo en general.
Marcus se saca el cigarro de la boca exhalando el humo – Allí en frente. – señala a un pequeño kiosco.
– Clarie, acompáñame a comprar chicles. – le pido. La excusa perfecta.
–Seguro. ¿Alguien más quiere algo? – Los demás niegan con la cabeza.

Nos apartamos del grupo y cruzamos la calle.

–¿Qué sucede? – pregunto una vez que me aseguro de estar a una distancia considerable del grupo.
–A Patrick casi le da un infarto cuando salieron así disparados. – dice. Entramos al kiosco.
–Créeme que a mí también. Pasaron un semáforo en rojo, mi corazón casi explota de pánico.– toco mi pecho.– Si hubiera sabido que harían eso, ni loca me subía a la moto de Evan.
–¿Por qué quiso que fueras con él? Había espacio en el auto.
–No lo sé, solo me lo pidió.
–Vamos, Julia. No me digas que no te das cuenta que este chico está muerto contigo. –ríe.
–No sé de qué me hablas. —río levemente. Se nota a la distancia que no me río porque me causa gracia.
–Es demasiado obvio que Stone quiere comerte a besos.– me codea riendo.
Me acerco al mostrador donde un joven con acné en el rostro atiende. – Chicles por favor. – le pido amable. Él sonríe y hurga en la caja de los chicles para sacar una tableta. – Estamos hablando de Evan Stone, se te olvida quién es y qué reputación tiene ¿Verdad?
El chico me entrega los chicles y yo le doy el dinero. – Gracias.
–Julia, no me refiero a eso. ¿Acaso no te has dado cuenta cómo te mira?
–No, Clarie. Ya te dije que no lo observo detenidamente.
–Sus ojos se dilatan y se iluminan, siempre está sonriendo y no despega su mirada de ti. Lo tengo estudiado.
–Estás alucinando, además sabes que yo quiero algo con tu primo y...
–No estoy cuestionando tus sentimientos para con él, estoy cuestionando los sentimientos de él para contigo.

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora