Seven.

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  Me levanto como a eso de las nueve de la mañana para ducharme e ir relajada a clases.
Anoche no podía dormir pensando en Juani, pero luego el cansancio me venció. Realmente estaba muy agotada por todas las emociones vividas.
Desayuno tranquila mi café con tostadas y relajada tomo mis cosas para ir a clases. De sólo pensar que me cruzaré de nuevo a Evan me dan ganas de irme a la otra punta de la ciudad.

Asomo mi cabeza por un pequeño espacio de la puerta para ver si Evan no está por ahí. No quiero empezar la mañana con sobresaltos o gritando.

Me aseguro de que no haya nadie y salgo hasta el ascensor.

Comienzo a caminar con mis auriculares encendidos, por lo menos así me distraigo de mis pensamientos y caminar por las calles de Los Ángeles se hace más divertido.

Faltando poco para llegar siento una mano en mi hombro.

– Maldición. – Digo quitándome los auriculares y girando. – a menos que quieras otro rodillazo en las bolas deja de molestarme.

Pero el que me llama no es Evan, sino Steve. Siento mis mejillas arder.

Abro mis ojos como plato, él solo ríe. – No sabía que ya había recibido uno. – Dice divertido.
– Perdón. – Tapo mi cara. – En serio, lo lamento. – Tomo su brazo. – Pensé que eras...
– Stone. – Termina la oración por mi.
– Si.
– No te dejara en paz hasta que obtenga lo que quiere. – Dice mientras comenzamos a caminar.
– ¿Y qué es lo que quiere? – Levanto una ceja.
– ¿De verdad quieres saberlo?
– No. – Él ríe.
– ¿Qué hizo ayer? – Pregunta como si estuviera adivinando.
– Fue a mi a apartamento y pues no sé en qué momento pasó pero arrebato mi celular y le dijo a mi novio... – Callo unos minutos. – Bueno, mi ex novio, que no llamara más porque él estaba conmigo y... – Suspiro frustrada. – cuando quise volver a llamarlo ya no contestó.
– Lo sigues queriendo ¿Verdad?
– Si. – Miro hacia el piso. – bueno, le tengo mucho aprecio.
– ¡Rayos! Y yo que pesaba pedirte una cita. – Chasquea su lengua frunciendo el ceño.
Lo miro y él comienza a reír.
– ¡Steve! – Reclamo mientras río.
–¿Qué? – Dice sonriendo.

– Olvidalo. – Lo empujo levemente. Él me devuelve el gesto.

***

Me despido de Steve en el pasillo, ya que tenemos clases distintas esta mañana.
Entro al salón y me siento al último para poder alejarme de todos los que hablan. No quiero distraerme con nadie, tengo que esforzarme el doble por este cambio repentino de universidad.

A pesar de que he cambiado, aún tengo ese comportamiento tímido y antisocial. Me cuesta hacer amigos, además de que desconfío de todo ser vivo que me rodea.

El profesor entra y junto con él entran un par de personas más, incluyendo a los idiotas que coquetearon conmigo el primer día y Evan.

Debí suponerlo. Son sus amigos.

Comienzan a dispersarse y cuando menos me doy cuenta él se sienta a mi lado.

Me giro a verlo con el ceño fruncido.
– Antes de que me golpees. – Dice. – No había más lugares, este era el único asiento vacío.
Miro al resto del salón y suspiro molesta. Él tiene razón.
Me mira sonriendo y luego saca su cuaderno de apuntes.
Por la siguiente hora no me mira, se queda concentrado en tomar nota y prestar atención a lo que dice el profesor. Es algo que debo agradecer.
Hasta que el profesor nos da un descanso, él se gira a mirarme y sonríe.

No hago nada, sigo molesta por lo de Juani. Sigo molesta por todo.

–¿Cómo estas? – Pregunta amable.
– Bien. – No pregunto por él, no quiero conversarle.
– Yo también, gracias por preguntar. – Dice sarcástico, ya que ve no voy a hablarle.

Le hago una sonrisa notoriamente fingida y vuelvo mi vista al profesor quien ordenaba papeles.

Vamos idiota, no te demores más.

– Oye... – Dice serio.
– ¿Sabes? – Lo interrumpo. – aún busco la razón por la cuál crees que puedes hablarme...
– Porque quiero ser amable.
– Oh, vamos... – Río. – La verdad.
– Esa es la verdad. – Frunce el ceño.
– Claro y yo soy Pamela Anderson. – Sarcasmo masivo.
– No serás Pamela Anderson, pero tienes un trasero mejor que el de ella. – Susurra en mi oído.

El calor de su aliento manda calor a todo lo que resta de mi cuerpo.

Trato de contener un golpe de mis puños y lo miro, me acerco hasta su oído tomando su cara con mi mano izquierda libre.

– Si vuelves a decir una idiotez como esa, no voy a patearte las bolas... Las arrancaré de un tirón. – Digo en voz amenazante.

Me alejo de él y me acomodo en mi asiento...

Él me mira y ríe. – Me gustaría ver eso. – arquea una ceja.

Antes de que pueda mandarlo a la mierda, el profesor vuelve a retomar la clase y tengo que obligarme a permanecer callada.

***

Evan–

Después de que Colder da por terminada la clase, Julia se va antes de que pueda darme cuenta. Realmente es buena tratando de evitarme.
Comienzo a sonreír como idiota al recordar que mi comentario sobre su trasero la hizo poner roja. Ella no se dio cuenta.

Aunque me odie, es notable que aún la hago sentir cosas. Una buena señal.

–¿Cómo va la gran estrategia Stone? – Pregunta James.
– Va excelente. – Sonrío.
– Se notó en la forma que Julia salió huyendo del salón. – Dice Malcom. Los dos ríen.
– Hablen todo lo que quieran... Pues yo sé que ella va caer en mi cama. – Me apunto con el dedo pulgar.

Salimos al pasillo para poder ir al aire libre, tengo unas ganas tremendas de fumar un cigarro.

Denisse Wilde se acerca a mi me guiña un ojo. – Hola Evan.
– Hola lindura. – Sonrío de lado.
– Te espero en donde... Tu sabes. – Dice lentamente.
– Termino de fumar y te alcanzo.
– No demores. – Sonríe y se va.

James y Malcom me observan atónitos.

– Eres de lo peor. – ríe Malcom chocando puños conmigo.
– Aprendan zorras. – Bromeo.

Termino la última pitada y tiro la colilla al piso.
Comienzo a caminar hasta el armario de suministros pero me detengo en otro corredor.
Steve y Julia van abrazados a la cafetería.
Él tiene su mano en la espalda baja de Julia y ella va hablándole efusivamente de un libro que lleva en sus manos.

Siento una piedra en el estómago.

Eso es lo que ella y yo hacíamos.

Ahora me doy cuenta de lo mucho que extraño eso, me doy cuenta de lo que perdí.  

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora