Twenty Two.

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  Estoy en esos momentos, en donde quiero tener un botón de reinicio, para poder comenzar de nuevo, o simplemente que la tierra me trague. Pero bueno, las cosas están hechas.
– Listo, Clarie, podemos irnos. – sonrío, como si nada hubiera pasado. Actúa natural, Julia, actúa natural.
– Genial, ¿Me acompañarías a la sala del Profesor Colder? Debo entregarle un informe antes de que me mande al demonio con su asignatura. – ríe. A ella no parece importarle en absoluto lo que hice.
– Está bien, ¿Vienes con nosotras, Steve? – Pregunto.
– Em... – duda. – No, debo llegar a tiempo a la clase de la Preofesoa Fuller, debo entregarle mi proyecto. – dice serio. – pero... ¿Puedo hablar contigo, unos minutos, a solas?
Miro a Clarie, ella me sonríe. – Voy adelantándome, luego me alcanzas.
– Ok.
Clarie se va, tratando de desaparecer cuando tiene que pasar por el lado de James, él sólo la mira pero no intenta nada. Me concentro en lo que Steve tiene que decirme y tengo la leve sospecha de que es...
– ¿Qué hacías con Evan?
¡Bingo!
– Sólo fui a entregarle un Pendrive que se dejó en mi mochila ayer. – Explico, mitad verdad, mitad mentira.
– Me refiero al beso en su mejilla.
– Yo sólo me despedía de él. – Me encojo de hombros. – ¿Qué es todo este cuestionamiento, Harrison?– pregunto divertida. Es comprensible que esté confundido... o molesto.
– Es que... tú me dijiste que aún se llevaban mal y... – suspira. – perdón, me estoy comportando como un idiota.
– ¿Celos? – sonrío de lado.
– No... – sonríe. – es que... no quiero que confíes en él, no es bueno para ti. – acaricia mi mejilla.
– Sé con quién estoy tratando, Steve. – le sonrío un poco débil. – él no va a engañarme de nuevo.
– Está bien. – me da un beso. – te veo luego.
– ¿Te parece esta tarde, lo que dejamos ayer? – le pregunto antes de que se vaya.
– Me parece genial. – me guiña un ojo y se va.
Vuelvo a caminar para encontrar a Clarie, y no puedo evitar sentirme mal. No estoy siendo sincera con él, y eso me hace sentir una mierda, porque él es súper tierno, amable y dulce, y yo sólo le digo las cosas a medias.

Evan–

Después de que Julia se va, quedo un poco en Shock, tratando de que la sensación de su beso no desaparezca de mi mejilla.
Me giro hacía los chicos y ellos me están mirando con una sonrisa pícara en su rostro, mientras mueven sus cejas de arriba hacia abajo.
– ¿Cómo lo haces? – Pregunta Malcom. – Hasta hace un par de días ella te odiaba a muerte.
– Sospecho que lo sigue haciendo. – digo encogiéndome de hombros. – Pero el truco está en saber qué es lo que la divierte. – le guiño un ojo.
En ese momento, pasa Clarie caminando un poco rápido para que James no pudiera detenerla con sus intentos débiles de querer conquistarla.
James me mira. – ¿Cómo hago para saber qué es lo que divierte a Clarie?
Malcom y yo nos reímos. – No creo que ni eso la haga cambiar de parecer, amigo. – palmeo su hombro.
– Tú hiciste algo muchísimo peor y ahora te besa la mejilla. ¡Qué pedo, Stone! Creí que ya tenía mi trasero en tu moto. – Dice James quejándose, mientras Malcom ríe y me codea como diciendo: "Bien hecho, bro".
– Despídete de tu casa playera, Adams.
– Ella aún no se quita las bragas. – dice a la defensiva.
Estoy jugando de nuevo con Julia, lo sé. Sin embargo, lo que sucedió ayer no fue ninguna estrategia o truco. En realidad, ni si quiera me había acordado de la maldita apuesta hasta que James la menciona.
Mientras Malcom  y James conversan, yo no puedo evitar ver como Steve se acerca a darle un beso y luego se va sonriendo. Ese idiota se está saliendo con la suya, y yo... apenas pude lograr que Julia  me hable sin lanzarme ceños fruncidos o insultos. Sí pensé que esto sería fácil, estaba equivocado, sin dudas me había metido en un embrollo tremendo.

***

Me siento en una de las mesas vacías a esperar a Malcom y James, hasta que terminen de elegir su comida. Aprovecho ese momento a solas para ver el Pendrive que me ha dado Julia. Dijo que le gustaron, lo que significa que las vio. ¿Habrá borrado algunas?
Tomo mi mochila y saco mi laptop para poder transferir las tomas a mis archivos ya guardados. No tarda mucho en prenderse, y coloco el Pendrive en su ranura.
Espero a que se cargue, para poder pasar todo a la carpeta, ya hecha en mi escritorio, llamada "Cielo".
Siento que alguien se sienta a mi lado y de inmediato la cierro. Es Cameron. ¡Mierda! dije que la llamaría ayer y pues...
– Hola, Guapo. – Dice apoyándose en la mesa sugestivamente.
– Hola lindura. – trato de sonreír. Pero estoy más interesado en ver mis archivos.
– Esperaba tu llamada, ayer. – Enrolla un mechón de su cabello en su dedo índice.
– Si, lo sé, pero me había quedado sin batería y para cuando encontré mi cargador, ya era muy tarde para llamarte. – miento como un profesional, aplicando gestos de aflicción y toda la cosa para que se lo crea.

Regresaras de Rodillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora