—¿Planeas entrar? —el temor en mi voz, era sumamente notable.
—Ya estamos aquí —concluyó como si no hubiesen más alternativas. Observó a su alrededor como si estuviese en busca de algo.
—No puedo creer que este haciendo esto —repetí por milésima vez, a punto del ataque cardíaco.
—Debes calmarte, todo estará bien. —me dijo, soltando una risa. Algo que no me tranquilizaba.
—Tus burlas no me harán sentir mejor.
—Lo siento, pero es gracioso verte así —levantó los hombros.
Estábamos en la terraza de la biblioteca, si... Era una completa locura. Nicholas terminó por convencerme, al parecer planeaba entrar sin permiso. Y eso me ponía los pelos de punta, era una muy mala idea.
—Por aquí. —Inclinó la cabeza hacía un lugar dónde había una pila de cosas amontonadas. Que no se podían diferenciar por la escasa iluminación.
Lo seguí hasta llegar a una pequeña puerta que estaba medio oculta entre tanto.
Trató de abrirla y luego de varios intentos fallidos, lo logró con un fuerte empujón.
—Iré yo primero. —Avisó antes de entrar dando un salto. Me tendió la mano la cual acepté para bajar.
Entramos al área de servicio, luego salimos por el pasillo y agradecí que las luces estuviesen encendidas. Después de un par de vueltas y de pasar por los varios sectores que no había visto antes, nos detuvimos.
—Aquí —señaló una de las puertas más grandes que había visto en toda la biblioteca. Este era el segundo piso, donde habían colecciones de libros. Y solamente entraban aquellos que pagaban mensualmente dinero, era prácticamente un lujo... Y no podía creer el hecho de estar a punto de conocer el tan famoso y deseado salón magistral.
—¿Es que acaso robarás libros? —traté de bromear pero estaba demasiado nerviosa, en el fondo sentía que esto estaba mal.
—Es tentador, pero no. —Sacó una llave de su bolsillo y abrió las puertas.
—¿De dónde sacaste la llave? —fruncí el ceño, todo tiempo estuvimos juntos ni siquiera lo había notado.
—Bueno tengo mis trucos —encogió los hombros, sin dar demasiadas explicaciones. Entramos y Nicholas encendió las luces.
—¿Y bien? —preguntó.
Era gigantesco, porque había mucho más espacio que abajo. El suelo brillaba de resplandor, y pequeños juegos de mesas de vidrios junto con cómodos sillones yacían allí. Los estantes llegaban hasta el hecho, lo que implicaba que había una linda escalera blanca a un lado. Estaba decorado con lamparas finas y refinadas, desde el techo caían pequeñas luces que parecían el cielo nocturno de una noche estrellada. Pero lo que realmente llamó mi atención es que aquí, la vista del muro sería increíble.
—Esto es, increíble —respondí maravillada.
—Recuerdas la primera vez que hablamos...
—Si, ¿por? —. Lo recordaba como si hubiese sido ayer, cuando en realidad ya había pasado más de un mes.
—Te dije que venía aquí a veces.
—Es verdad lo había olvidado. Pero en el fondo creí que solo bromeabas... —nunca imaginé que lo dijera en realidad, Nicholas no parecía del tipo de chicos que rompían las reglas. Sin embargo las apariencias engañaban.
—Ya ves que no, este es mi lugar sin dudas, hace falta tener un espacio para poder reflexionar de vez en cuando —dijo mientras iba hacia la pared de vidrio.
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Mi Lugar Eres Tú
Genç KurguUn noviazgo, una mentira, un rompimiento, un corazón roto. Una familia que empieza a desmoronarse, una investigacion para atrapar a un criminal junto con muchas preguntas sin resolver. Un chico nuevo en su vida, y un corazon dividido entre dos perso...