—¡Sam! —gritó otra vez, mi madre.
—¡Ya voy! —repetí nuevamente, con más fuerza.
Me levanté de la cama a regañadientes, hacía más de media hora intentaba dormir. Y justo cuándo lo estaba logrando mi madre comenzó a gritar como loca.
Salí de la habitación y bajé las escaleras tan rápido como mis pies me lo permitieron.
—¿Qué pasa mamá? —pregunté una vez que llegué a la sala.
—April estaba aquí, señaló el sofá y la ví allí sentada.
—¡Dios! —me miró sorprendido —¿Qué te pasó?
—La pregunta es, qué no me paso.
Frunció el ceño y le indiqué que fuésemos arriba, no quería que mi madre oyese. Una vez que subimos a mi habitación y cuando la puerta estuvo cerrada, volví a hablar.
—Dime, ¿porqué no fuiste a clases? —habló en un tono que sonaba a reproche.
Me dejé caer en la cama pero mee reincorporé para poder verla.
—Me levante tarde... además de que ayer fue un largo día.
—Me tenías preocupada, pero cuéntame. ¿A qué te refieres con largo?
—Pasaron demasiadas cosas pero ninguna de ellas es buena, así que no interrumpas —advertí de ante mano, aunque no sabía porqué me molestaba en mencionarlo. Jamás me hacía caso.
—No me asustes y habla de una vez, mujer.
Cerré los ojos y volví a repasar el día de ayer en mi mente, miré el suelo antes de comenzar a hablar.
—Ayer cuándo fuí a la biblioteca con Nicholas... nos quedamos hasta tarde haciendo un trabajo. Cuando terminamos le pregunté por la chica que le gustaba...
—¿La de su antigüa cuidad? —la miré mal y solo sonrió —Sin interrupciónes, entendido.
—Como decía... le pregunté porque sospechaba que, no era la chica que el decía. Le insistí, pero por alguna extraña razón no quería contármelo. Hasta que finalmente... —Tomé una gran bocanada de aire. Aún sin poder asimilarlo.
—¿Qué?
—Me confesó que esa chica que le gusta, soy yo —dije, por primera vez en voz alta.
Levanté la vista y la miré, tenía la boca abierta a más no poder. Su simple impresión demostraba lo asombrada que la había dejado tal noticia.
—No puede ser... —Noté cierto brillo intenso en sus ojos azules —. ¡Lo sabía! —sonrió.
—No es algo de lo que deberías alegrarte —la regañé por su actitud.
—Disculpa es... la emoción. Pero hablando en serio, ¿qué le dijiste? Daría lo que fuese por ver tu cara en ese preciso momento.
—Que no sentía lo mismo por él.
Que era un gran gran chico, pero... —hice una mueca de disgusto. Al recordar aquellas palabras.—¿Qué?
—El terminó la oración por mi. —Suspiré tristemente al recordar lo sucedido. Aún no caía en el problema en el que estaba metida, y la decepción que vi en Nicholas me atormentaba.
—¿Qué dijo?
—Pero... lo amas a él —cité sus palabras.
—Que pofundo —suspiró —. Espera ¿hablaba de Thomas?
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Mi Lugar Eres Tú
Novela JuvenilUn noviazgo, una mentira, un rompimiento, un corazón roto. Una familia que empieza a desmoronarse, una investigacion para atrapar a un criminal junto con muchas preguntas sin resolver. Un chico nuevo en su vida, y un corazon dividido entre dos perso...