Capítulo 16: Viernes de pizza

73 10 0
                                    

—¿Porfis? —juntó sus manos e hizo un puchero.

—Esta bien —terminé cediendo.

Sonrió y aplaudió mientras traía alegre, el mismo rompecabezas de siempre.

—Esto se hace así —giró la caja de cartón dónde salía el dibujo de un auto, ya terminado. Y sabía porqué siempre me repetía las mismas instrucciones.

—De acuerdo. ¿Comenzamos?

—No, lo harás tú sola.

—¿No querías jugar conmigo?

—Si pero, yo ya lo se hacer. —Tomó asiento en el suelo junto a mi. Con una sonrisita en sus labios, por desafiarme.

—¿Entonces quieres que lo arme sola? —repetí —, muy bien.

Tomé la primer pieza que ví y comencé a buscar las demás. El dibujo era demasiado fácil, pero para hacerlo más divertido... Ordené todo al revés o dados vueltas adrede. Eso siempre divertía a Nick.

Él se me burlaba o me corregía y yo solo fingía estar ofendida. Después de pasar un rato intentandolo decidí rendirme y dejar que lo hiciese él como siempre.

—Lo ves no era tán difícil —pusó una mano sobre su rostro, cansado.

—Tú por que ya lo sabes hacer. Seguramente viste el tutorial en internet —bufé.

—No tengo idea de que es un tutorial —comenzó a reír y me uní a él.

—¿Cómo están mis niños? —preguntó mi padre, cuando entró a la sala.

—¡Papi! —Nick corrió a abrazarlo.

—¿Como estás Sam? —preguntó dejando a Nick junto con el maletín, en el suelo.

—Estoy bien. ¿Y tú?

—Bien algo cansado —respondió. Pero no hacía falta ni que lo dijera. Se le notaba en la cara últimamente no había parado de trabajar —. ¿Y tú madre?

—Fue al trabajo dijo, que tal vez demoraría un poco. Hay un evento muy importante y la asignaron para hacerse cargo —repetí lo que me dijo, hace unas cuantas horas.

—Esta bien, ya es tarde. —Miró su reloj algo disgustado. Pero al notar mi mirada en él, cambió de expresión —. ¿Que les parece si vamos a cenar pizza?

—¡Si! —respondió Nick y esta vez, no me uní a él.

—De acuerdo, vamos.

Fuímos la pizzeria que estaba cerca de casa, las pizzas estaban más que deliciosas. Aunque no tanto como las del centro comercial, claramente. Por eso era que aquellas valían una fortuna.

Para cuando regresamos a casa Nick ya estaba profundamente dormido.

—Lo dejaré en su habitación. —susurró mi padre quién lo llevaba en brazos.

Cerré la puerta de la entrada, y subí directamente a mi cuarto. Me dejé caer en la cama y las ganas de dormir me invadieron. Cuando cerré los ojos por unos segundos, la puerta se abrió lentamente.

—¿Sam? —oí la profunda voz de mi padre, hacer eco en la habitación.

—¿Mm? —volví a abrir los ojos, adaptándome a la tenue luz de la lámpara.

—Disculpa no quería despertarte. Pero tenemos una charla pendiente...

Y para cuándo lo menciona el sueño se esfuma de inmediato.

—Lo recuerdo.

—El otro día te note extraña ¿Qué es lo que sucede? —tomó la silla que estaba junto al escritorio la arrastró frente a mi, y precedió a sentarse.

Mi Lugar Eres Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora