Capítulo 55: Mudanzas

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Mi padre miró una vez más a mi madre como si le pidiese ayuda, para escapar de lo que sea que tuviese que decir. La situación me dejaba cada vez más confundida. Hacía algunos minutos dijieron que querían hablar, al parecer era algo importante.

—¿Sabés que ya se dió la sentencia del caso? —me preguntó mi madre.

—No, no lo sabía. —Negué —. ¿Pasó algo malo? —el pánico me invadió al ver sus caras.

—No. —Habló esta vez mi padre —. Williams se quedará por un largo tiempo en la cárcel, tanto que dudo que salga con vida de allí. Y Shirley... Solo irá por pocos años, por intento de asesinato y complicidad. —Explicó y un alivio instantáneo me invadió.

—¡Genial! —.Sonreí alegre, pero ellos no lo hicieron —. Hay algo más, ¿no? —mi sonrisa desapareció cuando mi padre asintió.

—Fuimos a su casa, debíamos buscar evidencias para hundirlo lo más que podíamos. —Su mandíbula se tensó y note cierta tensión en él —. Después de rebuscar entre sus papeles encontramos algo.

Bajó un momento la vista y mi madre tomó su mano, dándole ánimos para continuar.

—¿Qué? —me crucé de brazos impaciente.

—Allí encontramos el testamento que hicieron mis padres biológicos. Lo leí y casi al final... Me mencionaron, salía el nombre de mis padres adoptivos y que si algún día regresaba. Tenía todo el derecho de reclamar mi parte.

—¿Qué? —abrió los ojos —. Smit dijo que no sabía de tu existencia. —Recordé, lo que me contó hace tiempo en la cafetería.

—Mintió Sam, lo sabía y por eso quiso deshacerse de mi.

—¿Entonces que pasará? —pregunté confundida.

—Abrimos esa causa, y volvimos a hacer el análisis de sangre que nuevamente dio positivo. Finalmente el juez tomó la desicion al ver toda la evidencia recaudada.

—¿Cuál decisión?

—Williams al entrar en prisión, se le quitó todo aquello que había obtenido de forma ilegal. Pero aún así la herencia que heredó no había sido gastada, él planeaba hacer algo con ese dinero pero no pudo... Y como ahora está privado de su libertad, y yo soy el hermano mayor... Por ley me corresponden los bienes que posee. —Sonrió al decir eso.

Mi boca se abrió, sin olcultar el asombro y mi madre estaba hecha un mar de lágrimas.

—¿Pero...? ¿Y Shirley? ¿Qué hay cuando salga ella?

—Su padre aún esta vivo, lo cual no le da derecho a reclamar nada. —Respondió.

Mi preocupación desapareció y es remplazada por una completa y absoluta felicidad.

—¿Eso quiere decir qué...? —pregunté emocionada.

—Que vayas empacando tus cosas. —Me interrumpió —. Tenemos una mudanza que hacer.

—Solo dime que no es una broma... —le dije aún sin poder creerlo.

—No lo es Sam. —Me dice mi madre más feliz que nunca.

Un grito eufórico se me escapó sin poder evitarlo, antes de abalanzarme sobre ellos y abrazarlos con fuerza.

(...)

—¿Qué es todo esto? —miró las cajas de mudanza, con curiosidad.

—Mañana nos mudamos. —Le dije y su expresión de horror fue épica.

—Oh... No, dime que no es cierto Samantha —pidió impaciente.

—April... —me acerque a ella —. No me iré de ciudad, solo estaremos a algunos kilómetros de distancia. —Me encogi de hombros.

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