Abrí los ojos y me desperté sobresaltada, ¿en que momento me había dormido? Miré al rededor y reconocí de inmediato mi habitación.
Me levante con dificultad de la cama, todo en mi dolía. Y sentía tanto cansancio... Hace días que no descansaba como era debido.
Mi padre insistió para que viniera a casa aunque sea a tomar una ducha, acepté finalmente. Pero en el momento que sentí la comodidad de mi cama me quedé profundamente dormida.
Después de tomar un baño y cambiarme de ropa, tomé una mochila con lo que podía llegar a necesitar y cuando ví el libro de orgullo y perjuicio me acordé de la universidad. Ya había perdido algunos días de clases, esperaba no perderme nada importante. De todos modos la próxima semana tendría que regresar si o si a clases.
Me puse la mochila en el hombro y salí de la habitación.
—Sam ¿lograste descansar? —preguntó mi madre cuando llegó a la cocina.
—Algo, ni siquiera se en que momento me dormí. ¿Y papá? —miré hacia atrás buscándolo en la sala, pero no estaba aquí.
—Ya se fué y prefirió dejarte durmiendo —explicó.
—¿Porqué? —me crucé de brazos —. Dijo que me llevaría de nuevo.
—Lo sé, Sam. Pero él solo se preocupa por ti, cariño y yo también —añadió.
—Pero estoy bien y me siento mucho mejor, me iré sola. —Avisé y empecé a caminar hacia la puerta.
—Bien —suspiró —. Cuidate, si hay alguna noticia sobre Thomas avísame. —Vino hasta mi y besó mi mejilla.
—De acuerdo, adiós. —Le dí una sonrisa tranquilizadora y salí.
Fuí hacia la parada del autobús y después de media hora, estaba nuevamente en el hospital.
En la sala se encontraba como siempre el señor Allen con su café en manos, esto le había afectado demasiado claramente. Desde que Thomas llegó aquí no se había ido a ninguna parte y era lógico es su único hijo, además de que no deja de culparse por todo lo sucedido.
Hacía tres días que Thomas estaba aquí y no había habido mejoría alguna en él.
Mi padre me vió y frunció el ceño mientras me acerqué a ellos.
—Hola señor Allen. —Saludé cuando notó mi presencia.
—Hola Sam pensé que no vendrías... —miro a mi padre confundido.
—Si claro que venía solo que mi padre prefirió dejarme durmiendo en lugar de traerme —expliqué sentandome a su lado.
—Está bien, tienes que descansar un poco.
—De hecho dormí algo pero estoy bien no se preocupe. —Sonreí a medias —. ¿Dijeron algo los médicos?
—Si, tal vez mañana lo podamos ver.
Sonreí interiormente al escuchar esas palabras, quizás mañana lo viese. Nos quedamos en silencio hasta que sonó mi teléfono interrumpiendo mis pensamientos.
—Hola. —Respondí al segundo tono.
—Hola Sam, ¿cómo estás?—me levanté del lugar y caminé por los pasillos del hospital.
—Igual que antes ¿y tú? —pregunté llegando a la puerta principal, para salir fuera.
—Me preocupas... Yo bien. Oye disculpa que no haya podido ir es que estaba muy ocupada, mañana iré a verte. Sigues en el hospital ¿no?
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Mi Lugar Eres Tú
Novela JuvenilUn noviazgo, una mentira, un rompimiento, un corazón roto. Una familia que empieza a desmoronarse, una investigacion para atrapar a un criminal junto con muchas preguntas sin resolver. Un chico nuevo en su vida, y un corazon dividido entre dos perso...