El resto del día transcurrió lentamente, y ya no sabía que hacer para mantenerme distraída.
Tenía muchas ganas de ir a buscar a Thomas y decirle que no fuese a ese lugar. Pero era algo tonto, ¿quién era yo para decirle eso? Era su vida él sabía lo que hace. Aún así, los nervios y la angustia que sentía por mi padre no tenían comparación alguna.
Al llegar la noche, mi madre estaba impaciente pendiente del teléfono esperando cualquier noticia. Nick jugaba con sus autos y yo llevaba más de una hora mirando el suelo, como si fuese lo más interesante que alguna vez hubiese visto.
—Sam... —oí mi nombre salir de la boca de mi madre.
—¿Qué? —volteé a verla.
—Necesito que vayas a la tienda —miró la heladera la cual estaba casi vacía.
—De acuerdo.
—¿Crees que sea una buena idea? —preguntó dudosa.
—No pasará nada, es solo ir a la tienda —la tranquilice.
—Ten lleva mi auto —me tendió las llaves —. Queda lejos a píe... —lucía algo nerviosa, por la situación y la entendía a la perfección.
—¿Qué traigo?
Hizo una lista en una hoja rápidamente y me la entregó.
—Ten cuidado, ve y regresa cuanto antes.
Le di un apretón en el hombro para calmarla y salí de casa.
Giré la llave en la cerradura del auto y abrí la puerta, y volví a cerrarla. Me puse el cinturón y encendí el auto. Hacía mucho que no manejaba, a los dieciocho había aprendido por si alguna vez era necesario hacerlo y está era una de esas veces.
Saqué el auto lentamente y ya en la calle fuí a una velocidad normal, mirando a mis alrededores para ver que nadie me siguiese. Esta situación en verdad me ponía nerviosa y las palabras de mi padre resonaban en mi mente a cada segundo.
Entré a la tienda rápidamente y busqué lo que estaba en la lista. Cuando ya tenía todo lo necesario, fuí a la caja para que me cobraran.
La mujer pasó cada uno de los productos y los colocó en las bolsas tomándose bastante tiempo y eso me ponía más nerviosa todavía.
—¿Tarjeta de crédito o efectivo? —hizo un globo y explotó el chicle que masticaba.
¡Rayos, olvidé el dinero!
—Ya vuelvo, deje mi billetera en el auto —sonreí nerviosa.
Me miró mal y corrí hacia el auto. Empecé a rebuscar hasta que encontré una tarjeta de crédito ¡bingo!
Volví y pagué con la tarjeta, regresé a mi casa lo más rápido que pude. Sintiendo que en cualquier momento me estrellaria con un árbol, estaba demasiado nerviosa. Cosa que gracias a Dios, no sucedió.
—Olvide llevar dinero —suspiré dejándome caer en la silla y las bolsas en la mesa.
—¿Cómo trajiste las cosas?
—Con una tarjeta de crédito que había debajo del asiento, no preguntes de donde salió.
—Esta bien —tomó las bolsas y empezó a acomodarlas.
Luego de cenar, Nick terminó durmiendose en el sofá y mi madre estaba junto a él viendo televisión.
—¿Quieres que lo acueste? —pregunté en voz baja.
—No, iré yo. Intentaré dormir algo —bostezó, tomándolo en sus brazos.
—Está bien, yo veré televisión un rato —asintió y subió las escaleras de a poco.
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Mi Lugar Eres Tú
Teen FictionUn noviazgo, una mentira, un rompimiento, un corazón roto. Una familia que empieza a desmoronarse, una investigacion para atrapar a un criminal junto con muchas preguntas sin resolver. Un chico nuevo en su vida, y un corazon dividido entre dos perso...