Capítulo 13: Traición

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—¿Cómo te fue? —fue lo primero que preguntó April al verme.

—¡Aprobé! —exclamé sin poder ocultar mi felicidad.

—¡Lo sabía! —chilló a la vez que me daba un rápido abrazo —. Estaba claro, ese discurso era increíble. Tanto que dudo que haya salido de aquí —tocó mi frente, divertida.

—¡Oye! Muchas veces las apariencias engañan —me defendí.

—Bueno siempre fuiste mas inteligente que yo, pero... —se detuvo cuando se percató de la presencia de Nicholas.

—Oh por cierto. El es Nicholas mi compañero de Literatura, e irá con nosotras.

—Encantada soy April —sonrió estrechando su mano.

—Lo mismo digo.

—Espero que a tu amigo le gusten las películas románticas —dijó guiñandome el ojo izquierdo.

—¿Qué tan románticas?

—Cliché.

—Sabes Sam creo que... tenía algo que hacer —bromeó Nicholas.

—Oh no señor. Tú vendras con nosotras —lo tomé por el brazo y comenzamos a caminar.

—¿De dónde eres? —preguntó curiosa April.

—De París —. Se limitó a responder. Y yo solo esperaba que April no me dejase mal, haciendo demasiadas preguntas.

—Claro, ya sabía que venias de otro país. No hay chicos así por aquí —negó haciendo una mueca de disgusto —. Y dime Nicholas, ¿qué tal París?

—Gracias por el cumplido —sonrió —, París es hermoso, una ciudad bellísima —respondió y noté como su rostro se iluminaba.

Una vez que llegamos al centro comercial, nos detuvimos en medio de este.

—¿Helado o comida? —preguntó April cruzándose de brazos.

—¿Qué hay de la película?

—Solo bromeaba.

Nicholas sonrió, cómo si hubiese estado esperando a que lo dijese. Sacándose un peso de encima.

Fuimos a un lugar dónde hacían todo tipo de pizzas, esperamos algunos minutos y llegaron con nuestra orden.

—¡Que delicia! —. Apenas se le entendía a April cuando hablaba ya que, tenía media pizza en la boca.

—¿Te gusta la pizza? —le pregunté a Nicholas quien estaba comiendo al igual que April. Algo bastante tonto de mi parte, pero la estupidez formaba parte de mi.

—Me encanta —asintió limpiando las comisuras de sus labios.

—Te preocupabas por nada... —comentó April, bebiendo Coca-Cola.

—Ahora que ya paso, creo que sí. Pero en ese momento estaba muy nerviosa. Deberías haber visto mi cara.

—Lo se, cuando te quedaste paralizada pensé que no lo harías —respondió Nicholas.

—También lo pensé pero debía arriesgarme no fué tan malo después de todo. Lo que no pude creer fue que el señor Thompson me diera sus felicitaciones.

—¿Que hizo qué? —April abrió los ojos como platos.

Él fue su profesor el primer semestre, estaba como suplente, la hizo reprobar y por eso lo odia. Y entendía lo amargado e insufrible que era tanto como yo.

—Lo que oíste, ¡incluso sonrió!

—No me lo creo...

—Yo tampoco lo creí. Todos en la clase esperamos a ver su reacción y cuando comenzo a aplaudir nos unimos a él.

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