Capítulo 25: Jamás te dejaré

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Estabamos en la consecionaria del padre de Nicholas, después de que Nick insistiese todos los días en venir lo trajimos.

El lugar era grande, más de lo que imaginé y me sorprendí un poco al verlo. El tío de Nicholas debía haber tenido mucho dinero, por esto y además porqué su casa era bellísima.

Nick estaba tan feliz, era como el paraíso para él. Amaba los autos más que a nada, y estar aquí debía ser prácticamente un sueño.

Nicholas le mostraba los autos algunos mas viejos y los más nuevos. Entraban a ellos y le explicaba como funcionaban, Nick prestaba demasiada atención para poder preguntar lo que se le viniese a la cabeza.
Fui todo el camino trás ellos y simplemente observándolos, sin querer interrumpir.
Pasamos toda la tarde aquí, habían demasiados autos pero al menos vimos la mayoría de ellos.

El padre de Nicholas se mostró amable y nos acompañó a ver algunos autos ya que, él era el que más sabía sobre el tema. Aunque Nicholas estuviese al tanto de todo, junto con los demás empleados. Él trabajaba aquí de vez en cuando.

Cuando comenzó a anochecer era hora de volver a casa, Nick no quería irse y Nicholas terminó diciéndole que lo traería una próxima vez.

Luego de saludar a su padre y de agradecerle por su amabilidad, salimos a la puerta a esperar un taxi.

—Puedo llevarlos, no tengo problema —dijó nuevamente.

—Descuida, no queremos molestar más todavía —negué.

—No es molestia, además es un poco tarde para que se vayan solos.

—¡Que Nicholas nos lleve! —pidió Nick.

—Ahora vuelvo. —Se encogió de hombros y no pude hacer más que aceptar.

Esperamos unos minutos y llegó Nicholas con su auto, vaya... No sabía nada sobre autos, pero este era hermoso. Era descapotable y de color negro apostaría a que era prácticamente nuevo. Y combinaba muy bien con Nicholas.

—¡Wou! —abrió la boca Nick.

Nicholas nos abrió las puertas y subimos, era tan lindo por dentro tanto como por fuera.

—Me gusta tu auto —sonrió Nick.

—Si estudias mucho y trabajas te podrás comprar uno algún día —le dijo.

—¿Eso hiciste tú? —preguntó con interés. Metiendo su cabeza entremedio de nuestros asientos.

—En realidad, mi padre me lo regaló.

—No se vale, yo tendré que estudiar y todo. —Se quejó.

—Pero hice mucho para merecerlo, todo se logra con esfuerzo.

—Pero no me quiero esforzar, mejor le digo a tú papá que me regale uno total tiene muchos —concluyó Nick.

Dicho esto, ambos reímos.

Pasados unos minutos Nick ya no habló más. Lo miré y estaba profundamente dormido allí.

—Le caes bien, y mucho más después de esto.

—Y él a mi, es un buen chico.

—Lo es, pero es raro que alguien le caiga bien. Nick odiaba a Thomas... —recordé, prácticamente hacía cualquier travesura para que él no viniese a casa.

—¿De verdad? —rió.

—Es más cuando le mencione que ya no éramos novios, estaba muy feliz.

—Por algo será —dijo en voz muy baja, pero logré oirlo.

—¿A qué te refieres?

—Nada, olvídalo.

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