Capítulo 45: Felicidad

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Estabamos en la sala de espera, aguardando hace más de media hora. Habian entrado más de cinco médicos, y algunos enfermeros. Seguramente estarían viendo que todo estuviese bien en él.

Pero se veía tan calmado..., como si recién hubiese despertado de una siesta. Aunque estaba algo confuso, por un momento creí que las lecciones en su cráneo habían causado más daño del que el doctor nos había informado.
Él no sabía dónde estaba, ni recordaba lo sucedido. Sin embargo recordaba a su padre, y me recordaba a mi. En cuanto mencionó mi nombre, descarte esa idea de inmediato y sentí una gran alivio.

Un sonido familiar me sacó de mis pensamientos. Miré a mis alrededores confusa, hasta que sentí una vibración en mi bolsillo trasero. Saqué el aparato de allí y me fui hacia el pasillo para hablar más tranquila, con mi padre.

—Hola. —Contesté finalmente.

—Sam, ¿dónde estás? Se supone que deberías estar es casa. —Dijo, sonando algo molesto. Me olvidé de avisarle que vendría, pero cuándo le diga las nuevas noticias olvidará su enojo.

—Yo... vine al hospital, olvide decirles.

—Tu madre estaba preocupada, llamamos a Keith y dijo que April tampoco estaba allí. ¿Realmente estás en el hospital Samantha?

—Por supuesto, no mentiría con eso. April está aquí conmigo y creo que no volveremos hasta más tarde.

—April está con ella Margareth —se separó un poco del teléfono para decirle a mi madre, seguramente —. No debieron ir sin avisar, nos preocupamos por ustedes, Sam lo sabes.

—Lo sé papá, pero sucedió algo imprevisto y olvidamos decirles. —Sonreí inconcientemente.

—¿Qué sucedió? —preguntó y tomé una respiración antes de hablar. —No me asustes por favor.

—Es Thomas... —mis ojos volvieron a cristalizarse al recordar lo que pasó —. Él... ha reaccionado.

Hubo silencio de su parte.

—¿Papá? —pegunté alarmada.

—¿No es una broma verdad? —volvió a hablar.

—¡Jamás bromearia con algo así! —reí.

—Pero... ¿Cómo? ¿Qué pasó? ¿Está bien? —interrogó alterado, este si era mi padre.

—Tranquilo. Lo que pasó es que le insistí al doctor para verlo, hasta que finalmente me dejo entrar. Estaba hablando con él y... ¡movió su mano! —medio grité si poder evitar la alegría.

—Oh santo Dios... ¡Margareth, Thomas reaccionó! —le gritó a mi madre y sentí un chillido de su parte.

—Y eso no es todo... —suspiré —. Llamamos al doctor y él no reaccionaba, ni siquiera se movía.

—Entonces... ¿fue una falsa alarma? —preguntó más calmado.

—Eso creíamos hasta que, abrió sus ojos. —Dije, de una vez por todas.

—¡¿Despertó?! —me separé un poco del auricular al sentir su grito eufórico.

—Si, él despertó y al parecer no recuerda lo sucedido, pero si a nosotros eso es lo importante.

—Margareth —la llamó —. ¡Thomas despertó! —volvió a gritar y cerré los ojos con fuerza.

Más gritos se escucharon del otro lado de la línea. Y me reí inconcientemente de mis padres, extrañaba escucharlos bien.

—Ya... Busca a Nick. —Le dice separándose del teléfono —. Iremos en un momento Sam.

—De acuerdo, le diré a Albert. Ten cuidado con la velocidad. —Le advertí, cuando estaba nervioso solía aumentar la velocidad y era realmente un peligro.

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