—¿Y tu chico? —preguntó con el ceño fruncido la chica del boleto, al verme salir.
—No estaba —me limite a decir, sin dar demasiados detalles.
—¿No estaba? —repitió, y luego me miró apenada, como lo habían hecho todos dentro del avión.
—Gracias por el boleto de todos modos, ¿cuánto te debo? —pregunté, sin siquiera tener fuerzas para tomar mi billetera.
—No es nada... —negó.
—Gracias —musite, dándole una última mirada.
—¿Qué harás ahora? —me preguntó, y detuve mis pasos sonriendo con ironía.
—No lo sé, supongo que solo quiero llegar a mi casa para poder desahogar mis penas allí —dije, conteniendo el dolor que llevaba dentro para no desmoronarme.
—¿Eso es todo? —elevó una ceja —. ¿Eso haces cuando quieres a alguien? ¿Simplemente lo dejas ir? —interrogó con cierta indignación.
—Se fue, no volveré a verlo, y jamás sabrá lo que realmente sentía por él. Eso es todo, aquí termina la historia —mi voz se quebró, en mil pedazos.
—Discúlpame por entrometerme pero estás equivocada, debes luchar por tu chico —trató de animarme, pero ya nada podría conseguirlo a estas alturas.
—Ya no puedo, no se que más hacer... —negué, soltando algunas silenciosas lágrimas.
La chica asintió sin saber que más decir, no sabía demasiado al respecto por lo que agradecí ya que, no podría seguir opinando. Es que a veces era tan fácil opinar de afuera..., en cambio cuando a nosotros nos sucedía era un completo desastre.
Miré desorbitada a los lados sin saber como seguir después de esto, sin saber donde rayos se había metido Nicholas. Se suponía que estaría en ese maldito avión, que le diría la verdad y que estaríamos bien. Pero justo ahora nada estaba "bien". Era un momento crucial en mi vida, en donde marcaba un antes y un después. Dejando las huellas del dolor grabadas en mi piel, y las cicatrices en mi dañado corazón... Estaba en un pozo sin salida, a metros bajo tierra sin escapatoria alguna. Así me sentía, presa de mi misma, de las propias condiciones que yo me daba. Y ahora mis condiciones eran las peores, porque había dejado caer los muros de la resistencia. Mi corazón había vuelto a latir, la sonrisa que habitaba mi rostro había dejado de ser fingida... Todo había cobrado sentido tan solo por él, pero ya no lo vería y esa era la peor de las torturas. Porque había destrozado cada ilusión, cada sonrisa, cada abrazo, cada plática, cada lágrimas. Todo había quedado en el olvido, en donde justamente ahora me encontraba.
—Soy una estúpida —susurré, chillando de enojo para conmigo.
¡Maldición! Eso no debía ser así, nada debía ser así...
Limpié mis ojos, encaminandome en busca de Nick, pero no estaba en su lugar. Mi corazón se aceleró más todavía y el pánico y el terror me invadieron.
Giré rápidamente buscándolo con la vista, rogando que tan solo hubiese dejado su lugar por unos segundos. Mi garganta se secó al no ver indicios de Nick por ninguna parte. Y justo cuando estaba a punto de correr para buscarlo los vi. April tenía a Nick de la mano, y suspiré fuertemente. Estaban a tan solo unos metros de distancia, pero no se acercaron al contrario April se giró lléndose a sentar nuevamente con Nick. ¿Pero qué...?
April sonrió ligeramente, y Nick volteó señalando hacia la derecha con el dedo indice. Desvíe mi vista y entonces... Lo vi.
Allí estaba Nicholas, era él o solo una alucinación más. Tenía una valija a su lado y un bolso, sus manos estaban dentro de sus bolsillos delanteros. Y vestía justo como la primera vez que lo había visto, tenía una camisa blanca con algunos botones desprendidos la cual estaba arremangarda. Un jean negro, junto con zapatillas negras y un ceño ligeramente fruncido.
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Mi Lugar Eres Tú
Teen FictionUn noviazgo, una mentira, un rompimiento, un corazón roto. Una familia que empieza a desmoronarse, una investigacion para atrapar a un criminal junto con muchas preguntas sin resolver. Un chico nuevo en su vida, y un corazon dividido entre dos perso...