1. Comienza la tormenta

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Seoul, Corea del Sur.

Aquella noche había sido horrible, llovió con fuerza durante más de cuatro horas y el agua estaba acompañada de unos infernales relámpagos que iluminaban toda la estancia. Los cristales de las ventanas retumbaban a causa de los sonoros truenos y en dos ocasiones se escucharon las sirenas de emergencia porque nada bueno podía pasar con ese temporal.

Pensaba que se podían inundar las calles o que en uno de aquellos estallidos sus ventanas se harían añicos y el viento helado se colaría para hacerle compañía en aquella noche tan horrible.

Lo cierto era que le habían dado siempre miedo las tormentas, pero nunca lo pasó tan mal como esa vez, pero pensó que se debía a que era la primera noche que dormía solo en casa y no tenía con quien refugiarse.

"Un compañero de cuarto". Pensó durante las 6 horas que se mantuvo despierto que aquella era la solución, mudarse a vivir con alguien y de paso buscar un departamento que tuviera más de cinco pisos. Estaba convencido de que se inundaría la calle y su pequeña casa en la primera planta lo haría también.

Cerró los ojos, logró dormir ya que la tormenta cesó... Y 37 minutos más tarde sonó el despertador.

-¿Por qué a mí?

El chico no tuvo más remedio que levantarse para realizar su habitual ritual de belleza. Se lavó la cara con peor humor que de costumbre. Puso arroz a calentar del día anterior y también un café con leche. Miró el móvil, no tenía mensajes nuevos y aquello resultaba un tanto desalentador, sentía que no tenía ningún amigo de verdad, y en realidad así era. No podía pretender tener un gran amigo cuando apenas llevaba en Corea dos meses.

Se tomó su desayuno y luego fue a su armario. Tardó cerca de 30 minutos en decidir qué se pondría, cuando se lo probó, cambió dos veces más de camisa hasta quedar conforme con su look. Unos pantalones negros, camisa verde un tanto oscura y lisa, un jersey un tono más oscuro pero también verde y dejó su chaqueta negra sobre la cama.

Volvió al baño para maquillarse levemente, tan solo una BB cream y un poco de eyeliner, y por último arreglar su cabello. Decidió que con el look por el que había optado era mejor ponerse el flequillo hacia un lado, moderno pero clásico. Ya había pasado una hora y media así que de nuevo tuvo que correr con la chaqueta en la mano para llegar a tiempo al metro, pues tardaría otros 20 minutos en llegar al trabajo.

-¡Buenos días Bambam!

Allí nadie sabía pronunciar su nombre real, así que le llamaban de aquella forma tan poco usual, pero no le disgustaba.

Trabajaba como diseñador y estilista para una revista de moda bastante conocida, él era un chico joven pero muy prometedor. Ya había ganado algunos logros en Tailandia, su tierra natal, y al ver algunos de sus diseños lo llamaron de aquella empresa con una oferta que no pudo rechazar.

Se metió en su despacho donde tenía algunos papeles y revistas anteriores por toda la mesa, y una carpeta llena de muestras de telas y tejidos. Enseguida alguien llamó a su puerta, era una chica bastante guapa y joven, la secretaria de su jefe.

Era una mujer alta, esbelta. Su cabello era castaño y llevaba generalmente la melena lisa y flequillo recto hacia delante. Su forma de vestir era generalmente del gusto de Bambam, era estilosa a la par que elegante, él pensaba que incluso vestida de hombre estaría bella. Su sonrisa era amable y en cierto modo le parecía tierna. Nunca se maquillaba en exceso, era muy natural y no mezclaba mal los colores con la ropa que llevaba. Ella era JaeKyung, y afortunadamente para él se llevaban bien y en más de una ocasión había pensado en ella como su musa para algunos de los nuevos modelitos.

Let me (GOT7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora