8. A oscuras

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Jackson le entregó la bolsa al mayor, que la tomó curioso aunque no miró lo que había dentro, pero ya se lo dijo el chino sin necesidad de que preguntase.

-He traído algo dulce para después. No sabía tus gustos así que compré pastelitos de varios sabores.

-¿De veras? Que rico, me encantan las cosas dulces. Muchas gracias.

-¡Qué bien huele! Y que casa tan bonita –comentó Jackson con una amable sonrisa.

A penas habían pasado dos minutos cuando apareció Bambam, cual diva caminando por el pasillo como si fuera un modelo por una pasarela mostrando su belleza y su ropa. El chico a veces vestía cosas que pocas personas en su sano juicio eran capaces de comprar a menos que las usaran para disfrazarse, pero él sabía cómo combinarlas para que le quedasen estupendas.

Llevaba puesto unos pantalones vaqueros con una camiseta negra básica y una chaqueta multicolor a rayas. Los ribetes y los bordes eran de color azul, y las rayas de distintos tamaños se combinaban con un verde fosforito y verde oscuro en forma de leopardo, otra raya más pequeña rosa con puntos azules, otra raya más grande era rosa con dinosaurios negra, otra era blanca con palmeras negras... Pero él lo vestía con orgullo.

-¡Hola Jackson! –dijo alegre el estilista.

El chino se giró y vio allí a aquel chico, sorprendido porque no se imaginaba ni de lejos verse con él aquel día, y en cierto modo sintió que le había cortado el rollo.

-Hola... Bambam.

-Es mi compañero de piso... ¿Comemos ya? –preguntó Mark sin apartar la vista de la chaqueta, había visto prendas de ropa feas pero esa en concreto era una de las que no llevaría ni aunque fuera borracho.

Se sentaron en la mesa que ya estaba puesta y el americano sirvió los platos. A pesar de que los otros dos insistieron en ayudarlo él quería ser buen anfitrión y encargarse de todo.

-Pollo agridulce... ¿No? –preguntó Jackson al ver su plato delante.

-Exacto, espero que te guste.

-¿Hoy va el día de comida china? –preguntó Bambam. El único detalle que no debía saber de Jackson es que él era chino.

-En honor al invitado –comentó Mark.

-¿Ah sí? ¿Te gusta mucho la comida china?

-Soy chino.

-Ah... no lo sabía –dijo Bambam avergonzado.

Jackson se desilusionó un poco, parecía que Mark no le había dicho nada de él a pesar de vivir juntos. Cuando todos los platos estuvieron listos, el americano se sentó en el medio de ellos.

-Que aproveche –dijo en voz alta.

Comenzaron a comer, todo estaba rico así que lo comieron con gusto. Conversaban de cosas poco relevantes y no tocaron temas personales ni tampoco de JB, pero sin duda lo pasaron genial porque el chino era muy gracioso cuando cogía un poco de confianza y las risas no faltaron.

Cuando terminaron de comer ninguno tenía hambre suficiente como para comer los Dim Sum o los pastelitos que trajo Jackson de postre.

-Yo creo que los probaré más tarde, cuando vuelva, me voy a ir –anunció el tailandés.

Aunque Mark se había empeñado en repetir mil veces que solo buscaba amistad con aquel chico, no parecía que el otro tuviera eso tan claro, y a veces miraba al fotógrafo de una forma un tanto extraña y sonriente.

Let me (GOT7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora