36. La noche

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Mark y Jackson cada vez tenían más y más calor, sus besos y sus caricias a pesar de provocar que sus pieles se pusieran de gallina, ardían por dentro. Sus miradas, sus voces, sus gestos, todo era sensual. Al llegar a la cama ninguno se sentó, se separaron de los labios contrarios para mirarse con fuego.

Mark acarició el pecho de Jackson por donde iba la solapa de su americana, y al llegar a la zona del abdomen metió las manos y las fue subiendo por el mismo recorrido pero por el interior de la chaqueta. Al llegar a los hombros empezó a quitársela y la dejaron caer al suelo. Luego sus manos recorrieron los brazos hasta la zona donde el menor le agarraba de las caderas.

El chino metió sus manos por debajo de la camiseta ajena y acarició sus costados. La cara del mayor era sensual, era mejor que ver porno en una pantalla de cine y mucho más excitante que cualquier otra cosa en el mundo, o eso pensaba Jackson que pensó que ya podía caer una bomba nuclear o que sus padres les estuvieran aporreando la puerta, pero esa noche era la noche.

El mayor volvió a subir las manos al cabello del guardaespaldas, había cogido afición por enredar allí sus dedos y al otro parecía encantarle de igual forma. Sus narices se rozaron de forma cariñosa mientras que Jackson agarraba la parte inferior de la camiseta comenzando a subirla. Separaron sus cabezas y se miraron de forma divertida, Mark alzó sus brazos y el chino le quitó la camiseta dejándola caer.

-Eres todo un espectáculo de la naturaleza Mark...

-Soy tu espectáculo privado porque tú eres el mío... ¿Sabes lo guapo que estás? Tan sensual... tu forma de mirarme.

-¿Sensual yo...? Eso es porque no te ves la cara –dijo el chino mordiéndose el labio y ahora que se había desecho de aquella prenda de cuello alto, pudo lanzarse a morder el cuello de su chico.

Mark dejó escapar un suave quejido y tiró un poco del cabello ajeno. La lengua del guardaespaldas se paseaba por las zonas que ya había mordido y eso provocaba escalofríos en el mayor.

Volvieron a besarse y ahora el americano aprovechó el momento para comenzar a desabotonar la camisa. No supo por qué, pero se sentía nervioso, su tripa dolía, por fin iban a hacerlo y estaba entusiasmado.

-Túmbate... –susurró Jackson rozando de nuevo su nariz, su voz era más grave y profunda.

Se miraron de nuevo y Mark acarició su mejilla con amor.

-Solo si vienes conmigo...

El americano se sentó en la cama y se colocó para quedar en el medio, pero no lo hacía solo ya que Jackson lo seguía gateando y en sus bocas aparecía una cómplice sonrisa divertida. Cuando Mark terminó de acomodarse estaba aún sentado. El chino colocó una de sus manos en su espalda y la otra la apoyó en la cama mientras iba tumbando lentamente al mayor que lo rodeaba con sus brazos por el cuello. Antes de estar completamente tumbados sus labios ya se habían unido de nuevo en otro beso. Fue más breve porque Jackson se separó para empezar a bajar su boca por su pecho. Mark empezó a reír porque ya sabía a dónde se dirigía y su cuerpo se tensó. El guardaespaldas se incorporó y le miró divertido.

-Mark ya empiezas con las risas, esto no es serio –bromeó.

-¡Que me haces muchas cosquillas!

-¡Sopórtalo! –le dijo Jackson y dejó escapar una risa que contagió al mayor. Se acercó a su abdomen y le hizo cosquillas como si se tratara de un bebé.

Mark se sentó haciendo que el menor se quedase encima de sus piernas y recostó su cuerpo encima para que se estuviera quieto mientras se reía. El chino seguía con la boca cerca de su abdomen y repitió lo mismo, pero el fotógrafo trató de alejarlo entre risas y le soltó un guantazo en la espalda, sin hacerle daño.

Let me (GOT7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora