50. Cuando empieza la magia

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Cuando entraron en el coche se miraron. Los dos sonrieron un poco, estaban solos y les daban ciertos nervios tras la conversación anterior. JB se acercó a él, pegándose mucho para así coger el cinturón de seguridad. Al estilista le dolió la tripa por tenerlo tan cerca y cuando se alejó para abrochar el cinturón se apenó por no tenerlo cerca.

No había tormenta, pero sí que estaba lloviendo y se escuchaban las gotas cayendo sobre el cristal y la chapa del coche. Las calles estaban desiertas de gente aunque algunos coches circulaban.

No dejaban de mirarse, ninguno quería apartar la mirada, intentando descifrar que era lo que pasaba por la mente del contrario.

Bambam instintivamente y sin controlarse, colocó su mano buena sobre la pierna del mayor, para que no se alejara. JB respondió con una suave sonrisa y colocó su mano en la mejilla ajena, acariciándola despacio, como aquella noche que le puso la crema en la cara, con delicadeza.

-Yeibi...

-¿Mm?

-¿Crees que habrá tormenta esta noche...?

El coreano agrandó su sonrisa, le hizo gracia aquella forma tan extraña de decirle que quería dormir con él y volvió a ponerse serio asintiendo con la cabeza, le seguiría el juego.

-Va a tronar toda la noche.

-Ah... –susurró Bambam.

Los dos se mostraban distintos a lo que solían ser habitualmente, ninguno conocía este lado del otro. Cuando JB comenzó a apartar su mano para ponerse a conducir, el otro apretó su pierna para llamarlo. Luego subió la mano hacia la nuca del modelo y se mordió el labio, no sabía si preguntar, pero sus actos eran suficientemente claros. El coreano se acercó a su rostro y se dieron un beso muy distinto a los que solían darse, ahora los dos eran conscientes de que lo que hacían era sincero. Los labios se movieron muy suavemente, casi sin hacer presión. No fue tampoco demasiado largo y al separar sus labios rozaron levemente sus narices. Habían estado todo el tiempo con los ojos cerrados y poco a poco los abrieron mientras se alejaban sus rostros. Volvieron a mirarse.

-Tengo que conducir –susurró el modelo en voz cariñosa.

-Está bien...

Terminaron con su contacto físico y visual. El coreano inició el trayecto a casa, su casa. Por lo menos si Mark planeaba aparecer a las 6 de la mañana por la suya no los vería juntos. Bambam trataba de no mirarlo, se fijaba en el cristal y miraba la ciudad. En las calles centrales había más coches y más luces. Sonaba una canción lenta de fondo, Bruno Mars de nuevo. Pensó que debía ser su cantante favorito porque las dos veces que escuchó la música del modelo, eran canciones de él.

JB aparcó en su garaje y cuando apagó el motor se quitó su cinturón y le quitó al menor el suyo. Se acercó tanto como la otra vez pero le dio un tierno beso en la mejilla. El estilista estaba sorprendido por lo cariñoso que podía llegar a ser, tan dulce, le gustaba eso de él y era mucho mejor de lo que hubiera imaginado jamás. Salieron del coche y cuando estaban caminando hacia el ascensor rozaron sus manos. Los dos estaban pendientes, caminaban muy cerca para provocar ese roce "por casualidad", pero claro que no era tan casual. Finalmente el modelo agarró su mano, la del tailandés estaba mucho más fría. Agradeció estar situado en el lado correcto, no hubiera podido agarrar la otra mano.

Eso les provocaba dolor de tripa y una sonrisa que ninguno, ni si quiera el rey de las actuaciones, podía evitar. Entraron en el ascensor en silencio, pero cerca, como dos niños felices por tener sus manos así de unidas. Salieron directamente en el pasillo y entraron en la única puerta, la de su casa.

Let me (GOT7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora