24. Primer intento

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Mark y Jackson entraron en la casa del menor y se quitaron los abrigos, había dejado puesta la calefacción así que la temperatura dentro era agradable. Se quitaron también los zapatos y caminaron hasta dentro del salón. Para el americano ya era normal estar en su casa así que paseaba por allí como si fuera su propia casa.

-No debimos irnos tan deprisa, no tuve tiempo de coger nada de ropa –dijo Mark estirándose un poco mientras el chino encendía la luz.

-Te puedes poner cosas mías, no es el fin del mundo... Jaebum andaba simpático y a lo mejor ellos mejoran su relación.

-O se matan, Bambam me va a odiar por irme.

-Bambam es mayor y sabe defenderse sin que Mark hyung esté allí para salvarle a cada momento –dijo Jackson acercándose para rodearlo por la cintura y robarle un beso de sus labios.

Mark no podía hacer otra cosa que sonreír y pasar las manos por su cuello para corresponder el abrazo.

-¿Quieres que vayamos ya a la cama? ¿Estás cansado? –preguntó el chino.

-No estoy muy cansado pero estamos más cómodos en la cama.

-Bueno, allí también tenemos tele –dijo Jackson robándole un beso más y se separaron para ir a la habitación.

El primero en entrar fue Mark que comenzó por desabrocharse el pantalón, ninguno tenía pudor en dormir en bóxer y ya se habían visto casi del todo desnudos por lo que se lo tomaban con normalidad, eso sí, solían mirar los cuerpos ajenos sin disimulo con frecuencia.

Jackson llegó por detrás y lo abrazó, no sabía que estaba desabrochando su pantalón porque estaba de espaldas. Se acercó a su hombro y se lo mordió sobre la ropa, pero con connotación cariñosa, luego dejó un pequeño beso en el lugar.

-Deja que hoy te ayude –le susurró al mayor.

-Bueno, si luego te ayudo a ti...

Mark se giró para que quedaran el uno enfrente del otro y Jackson agarró la parte de abajo de la camiseta. Se dio cuenta de que el chino no tenía ninguna intención lujuriosa por la mirada, parecía que era lo mismo quitarle la camiseta o hacer la cama, así que se sintió un poco apenado, como si no le gustara.

-¿Y esa cara? –preguntó Jackson al ver la expresión del mayor.

-¿Mm? Nada, será que estoy un poco cansado.

-¿No decías que no?

-Solo un poco –dijo Mark tratando de arreglarlo.

-Dime qué es...

-¿Cuánto te gusto? –preguntó el mayor.

De pronto el menor tiró de la camiseta hacia él y comenzó a besarlo de forma muy lenta pero pasional. Los dos cerraron sus ojos mientras sus labios se movían al compás y el americano pasó los brazos por el cuello ajeno para apretarlo más contra sí. Duró unos segundos, pero fueron muy intensos. Jackson se separó para poder mirarlo a los ojos dejando escapar una suave sonrisa tranquilizadora a la par que divertida.

-¿De verdad me preguntas cuánto me gustas...? Me encantas Mark. Me encantas todo tú, nunca lo dudes.

-Mh... ¿Todo yo?

-Por supuesto, todo, todo...

Jackson se acercó de nuevo a besarlo aunque esta vez era más tierno. A medida que sus labios se movían las manos de Mark bajaban hacia los hombros y luego hacia el pecho del menor. Caminaron despacio en dirección a la cama, ninguno parecía desesperado ni quiso apresurar la acción. Cuando llegaron al borde separaron sus labios para volver a mirarse, muy fijamente, perdidos en los ojos ajenos. El chino comenzó a inclinarse y el mayor se echaba hacia atrás, manteniendo aquella corta distancia entre ambos rostros para no perder aquella mirada. Terminó sentándose en la cama y Jackson sobre sus piernas.

Volvieron a unir sus labios. Los besos eran dulces y cariñosos. El menor llevó sus manos a los hombros ajenos y acariciando su torso dirigió las manos a la parte inferior de su camiseta. Cortaron el beso y Mark alzó los brazos para que pudiera quitarle la camiseta. Se sonreían como tontos y ninguno supo dónde había caído la camiseta, ya no existía para ellos. Jackson acarició muy detenidamente las clavículas del menor, mirando el lugar por donde pasaban sus dedos, al americano se le ponía la piel de gallina y no era por el frío.

-Jackson...

El chino salió de su mente distraída en aquella piel y lo miró con curiosidad, Mark estaba sonriendo.

-Dime...

El americano acarició su mejilla con delicadeza y se acercó a darle un beso.

-Me encantas.

Se besaron de nuevo y a los segundos, Jackson tenía intención de ir recostándose sobre él, pero el mayor se separó del beso con una pícara sonrisa. Se alejó de él para quedar en el centro de la cama, pues allí estarían mucho más cómodos que en aquella esquina. El chino se quedó de rodillas mirando aquella acción y cuando comprendió sus acciones, se acercó solo un poco, lo suficiente para agarrarle de las piernas y tirar de él para que quedara tumbado por completo, como una técnica de artes marciales a la que el mayor no puso ninguna resistencia, solo dejó que su espalda cayera boca arriba y se quedó mirando al techo dejando escapar una suave risa.

Jackson se colocó entre sus piernas y empezó a dejar húmedos besos en su abdomen, aunque no fue la mejor idea, pues el mayor al parecer tenía cosquillas y se reía enredando sus manos en el cabello ajeno. El chino alzó la cabeza para poder mirarlo con una sonrisa divertida mientras sus manos se encargaban de empezar a bajarle los pantalones.

-¿Qué? ¿Qué miras? –preguntó Mark desde arriba con aquella sonrisa.

-Eres adorable.

Se separó de su abdomen para poder quitarle los pantalones dejándolo solo en bóxer. El americano lo observaba desde su posición y alargó su pie hasta rozarlo con uno de los muslos del chino, que no dejaba de admirar su cuerpo. Se miraron y Jackson se acercó para colocarse sobre él, pero Mark volteó para quedar encima. Pasó las manos por debajo de la ropa del menor, acariciando todo su abdomen.

-Estás ardiendo –dijo el mayor en un susurro.

-Culpa tuya.

-Entonces más lo vas a estar.

Mark tiró de la camiseta para quitársela, dejándola caer al suelo. Se besaron de nuevo y ahora sus cuerpos se rozaban, los dos estaban muy calientes. La boca del americano se dirigió al cuello ajeno y una de sus manos jugueteaba en su pantalón, dejando que algunos dedos se colaran debajo de la prenda. Aquello excitaba a Jackson pero a la vez le ponía nervioso, quería que le quitara los pantalones y su miembro comenzaba a necesitar ayuda.

Mark se separó un poco y lo miró mientras bajaba sin rozar su torso. Al llegar a la zona del ombligo se acercó a besar y mordisquear su abdomen y sus manos se encargaban de desabrochar el pantalón. Se incorporó un poco para poder ayudarle a quitárselo y ambos tenían unos bultos notables dentro de sus calzoncillos.

El mayor llevó la mano a su entrepierna, tocando el miembro duro del chino sobre la tela que les quedaba y volvió a posar su cuerpo sobre el ajeno. Su mano se deslizó al elástico del bóxer, estaba a punto de meter la mano dentro y sus labios estaban a escasos milímetros de volver a besarse. Jackson inició la acción de bajar su mano a su trasero cuando de pronto sonó el timbre de la puerta.

Los dos se miraron molestos, les habían fastidiado su primera vez.

-No abras, será JB... ¡Qué pesado! –gruñó Mark molesto.

La puerta volvió a sonar, con insistencia y Jackson lo miraba indeciso, de todas formas el modelo se sabía su contraseña. El sonido cesó, pero entonces sonó el móvil del menor. Se separaron a regañadientes y el chino tardó en encontrar el teléfono en su pantalón y descolgó sin mirar.

-¿Quién es?

-Hijo. ¿Dónde estás? Estoy en la puerta de tu casa –respondió su madre al otro lado de la línea.


Let me (GOT7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora