34. Te quiero.

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Terminamos. Ese momento durante la ducha en donde habíamos alcanzado algo más que el límite del placer había concluido. Justin beso mi frente y se levantó como pudo de la bañera, tomo una toalla que estaba a la mano y la envolvió al rededor de su cadera. Lo miraba extrañada, nunca había intimidado con otro hombre además de Damen. Mi cara se desvaneció por la tristeza, había disfrutado tanto a Justin que no le di oportunidad a mi ex novio de entrar a mi mente. No tuvo momento de estropear el amor que Justin también podía ofrecerme.

Permanecí por un momento más dentro de la tina mientras Justin peinaba su cabello, ese cabello largo y Rubio teñido que a mi parecer lo hacia ver muy bien, no lucía peinado elegantemente como lo suele usar cuando es un hombre de negocios. Lo estaba conociendo como Justin, sólo así.

Me miro desconcertado ante mi notable perdida de los sentidos. Se acercó a mi y extendió su mano, la agito frente a mis ojos haciéndome despertar de mis pensamientos. La tome y salí de la tina cuidadosamente, me envolví de la misma manera la toalla pero sobre el pecho y Justin extendió mis brazos por atrás al rededor de su espalda hacia su abdomen mientras seguía admirándose en el espejo, dejando a la altura de mis ojos su tatuaje de alas que tenía en la nuca.

- No se cuanto te haya amado Damen. - dijo sin darme oportunidad de hablar. - pero yo ya te quiero - murmuro.

Aquella frase hizo que un escalofrío me recorriera desde la cabeza a los pies, mi piel se erizó y entonces recordé aquel dicho "La piel es de quien la eriza". Sentí un calor inexplicable por todo mi cuerpo. No entendía como después de un tiempo alguien podía hacerme reaccionar así ante una frase que aunque suena fácil para Justin debe significar mucho y ahora para mi, también.

Me puse de puntas y le regale un beso en aquel tatuaje de alas, creía que Justin debía ser un ángel, un ángel enviado por dios o incluso Damen. Quizás no quiso que yo permaneciera sola y deprimida.

- No se que decirte, Justin. - murmure por fin.
- No hace falta una respuesta. Alguien que quiere en realidad no espera una respuesta. - respondió pacientemente.

Siempre suya, Jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora