07. Soy un desastre.

3.2K 128 4
                                    

Corrí a la habitación y comencé a llorar, me sentía tan culpable, tan sucia no puedo creer que le haya permitido a un completo idiota besarme. ¿Qué pensara Damen de mi? Yo lo amo, jamás le haría una cosa así, aunque lo he hecho, y sonara estúpido pero realmente no quería hacerlo ¿o sí? Me sentía infiel, sentía que le había fallado al amor de mi vida, miserable, soy un desastre. Sentía todo un conflicto en mi cabeza, las lágrimas no cesaban. Renunciare, o al menos pediré que me cambien de puesto, no quiero volver a lidiar con Justin Bieber. ¡Jamás!
No pude conciliar el sueño, las ojeras se hicieron notar y los ojos inflamados por tanto llorar. Me desperté y aún molesta de tener que compartir está suite con el, lo único que quería era irme. El señor Bieber aún dormía así que preferí tomar un taxi. Al llegar a casa ahí estaba Damen, siempre siendo un amor, el desayuno estaba listo, corrió hacia mi y me abrazo para luego darme un beso lleno de amor. No podía sentirme más culpable.

- ¿Como estuvo todo? Estaba muy preocupado por ti, era una tormenta horrible. -dijo sosteniendo mi cara en sus manos.
- Estoy bien. Cuando salí y vi la gravedad de la lluvia decidí quedarme en un hotel que estaba ahí cerca.-mentí.
- Tomaste una buena decisión. - me sonrió de la manera más tierna, me enloquecía.
- Desayunemos Juntos ¿quieres? -cambie el tema.
- Primero daté una ducha y arréglate o sí no, llegarás tarde a tu empleo. - dijo el tan seguro como siempre sin saber que yo ya no quiero poner un pie en ese edificio.
- Lo haré. - lo abrace y volví a besarlo; está vez de forma apasional. Lo amo.

Al terminar de arreglarme Damen había preparado la mesa con todo el desayuno, malteada de mango, panqués y pan tostado con mermelada de fresa y mantequilla de maní. Platicamos un tiempo y al terminar de desayunar nos despedimos de nuevo. Me hizo una tierna invitación a cenar y por supuesto acepte.

Cuando llegue me sentía acostada por las miradas de algunas mujeres, pero no me importo. Iba convencida de que me cambiarían de puesto. No volvería a trabajar para Justin.

- ¡Imposible Señorita Posner! - dijo serio, como sí fuera su última palabra.
- Pues entonces presentare mi renuncia, no puedo trabajar con alguien como usted. No sirvo para el puesto. - dije esperando que de esa forma accediera.
- Eso lo decido yo. Nadie puede tomar decisiones si yo no estoy de acuerdo.
- Entonces solicito que me de un trabajo en el cual no deba convivir tanto con usted. -dije elevando la voz.
- ¿Por que tomo un taxi en la mañana? -evadió totalmente el tema.
- ¿Que? ¿Eso que tiene que ver con lo estábamos hablando? -fruncí el ceño, molesta.
- No debiste irte así, encima el celular lo tenías apagado. - comenzó a caminar hacía a mi.
- No tengo porque darle explicaciones. Y sí me disculpa, tengo cosas que hacer.
- Ah. Pues déjeme decirle que hoy trabajara aquí conmigo. Me tome la libertad de acomodar mi oficina incluyendo su escritorio aquí, así no tendré que llamarla a cada momento por el alta voz.

Siempre suya, Jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora