El domingo amaneció con un olor especial. Kate se fue despertando poco a poco gracias a un estupendo aroma que se filtraba a través de la puerta. Inconscientemente pensó en el desayuno, en lo estupendo que sería probar aquella maravilla y de pronto, notó como un pequeño dedito le tocaba reiteradamente en la mejilla.
- Kate... Kate... - susurró Alexis.
Kate abrió sus ojos lentamente y miró a la pequeña que estaba colocada en la misma posición en la que se había dormido.
- Buenos días mi vida. - besó su frente - ¿Has dormido bien?
- Sí, muy bien. - sonrió - Y Max también, porque se suele despertar antes y mira, aún está sin moverse.
- Eso es la magia del campo, ayer inspeccionó tanto que se quedó agotado. - tocó su naricita y se fue incorporando - Creo que tu papi nos ha preparado el desayuno.
- ¡Tortitas!
- ¿En serio?
- Si, ¡es su olor! ¡Verás que tortitas! - estiró sus bracitos para que Kate la cogiese y la sentase en el borde de la cama para ponerle las zapatillas de casa. Y descendió con la ayuda de Kate y la atenta mirada de Max, que se desperezaba en aquellos momentos.
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Los dos bajaron entre risas, viendo que Max siempre se las ingeniaba para bajar las escaleras de mil formas diferentes y siempre extrañas. Y ahí estaba, la mesa preparada, frente a la chimenea, con tres platos y en cada uno de ellos se distinguían tres tortitas, pero con un estilo muy personal. Kate se acercó con curiosidad y pudo ver que las tortitas tenían una decoración muy especial. Las que estaba destinadas para Alexis, 'Te quiero' más una calabaza dibujada, la cara de un cachorro de Bulldog y en la tercera, un canguro. Las de Richard tenían un libro dibujado, una pluma y una hamburguesa. Y después estaban las suyas, una pistola, unas esposas y un 'Gracias' junto a un corazón. Instintivamente giró su rostro para mirarlo y ahí estaba él, sin quitarle los ojos de encima, con aquella ternura tan característica. Sonrieron ante la atenta mirada de Alexis.
- Qué corazón más bonito papi. - sonrió Alexis.
- Gracias. - Kate con timidez.
- Es lo mínimo por todo lo que estás haciendo por nosotros. - era incapaz de quitar su mirada de ella, hasta que percibió la medio sonrisa de su hija, mirándole atentamente - ¡Hora de desayunar calabaza! - se acercó a ella, la estrechó entre sus brazos y la colocó en el sofá frente a sus tortitas. Tras ellos, Kate, con un corazón acelerado.
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La mañana pasó a un ritmo vertiginoso y cuando se dieron cuenta era hora de volver a casa. Así que recogieron, dieron un último paseo por el lago y comenzaron el viaje de vuelta. A las cinco de la tarde entraban por la puerta del loft. Alexis sostenía la mano de Kate.
- ¿Te quedarás un rato con nosotros? - Alexis.
- No mucho, porque mañana tengo que ir a trabajar, pero un ratito si. - Kate.
- ¡Genial! ¿Vemos películas? - Alexis se soltó de su mano y corrió hasta el estante donde tenían guardadas todas las películas Disney.
- ¿Cuál prefieres inspectora? Nosotros tenemos un master con cada una. - se acercó hasta ella al ver que su hija estaba centrada en buscar su película favorita y dejó sus labios a un escaso centímetro de su lóbulo - Me muero por besarte. - le dijo sin aliento y le besó, ahí, suavemente, sintiendo como Kate temblaba de un escalofrío, el mismo que sintió él al sentir lo que era capaz de provocar en ella. - No sabes cuánto.
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La sonrisa de su mirada
FanfictionRichard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a...