Capítulo 32

435 16 0
                                    


Richard acarició cada escaso milímetro de su piel, mientras Kate se encontraba con su primer orgasmo y alzaba su pelvis, de forma incontrolada, extasiada, deseosa de que aquella noche no acabase nunca. Y sonrió. Sonrió junto a Richard cuando cruzaron sus miradas. - Me vas a volver loca... - susurró mientras recomponía su respiración.

- Tanto como tú me vuelves loco a mí, inspectora. - la besó, sin apartar su mano de su sexo, acariciándolo, recuperando su excitación. - Eres tan increíble... - perdió su rostro en su cuello, robando su aroma.

- Rick... - agarró su pelo, sin saber muy bien qué era exactamente lo que necesitaba. Pero, de pronto, las tornas cambiaron y de un rápido golpe quedó encima de él, con un Richard, completamente sorprendido.

- ¿Cómo lo has hecho?

- Mucho entrenamiento.

- ¿Crees que yo podría?

- ¿En serio quieres aprender?

- ¡Sí! ¡Claro que sí! ¿Lo has visto? - alucinado - Bueno, claro... lo has visto... lo has hecho tú.

- Eres como un niño. - sonrió acariciando su mejilla.

- Un poquito sí, no te lo puedo negar. - reconoció.

- Y muy tierno... - se tumbó encima de él - Y adorable... - besó su cuello y fue rozando sus pezones en el torso de él - Eres todo lo que siempre soñé... - lo besó.

Richard acarició su espalda. Dejó de respirar. Gimió. Una de las manos de Kate se coló hasta su sexo, acariciándolo. Lento. Muy lento. Arriba. Abajo. Rozando con sus uñas. Haciendo una exquisita presión en su punta. Hasta bajar de nuevo. Una pequeña nueva presión. Hacia arriba. Besando su cuello. Acariciando con sus dientes su pulso. Dejando pequeños mordiscos en su hombro.

- Kate... - se mordió sus labios ante las sensaciones que le estaban invadiendo - ... Si, si no me sueltas... no aguantaré... por favor... - suplicó cerrando sus ojos, esforzándose por no dejarse llevar. Intentando aguantar. Solo un poco más.

- No hace falta que te aguantes, mi vida... - beso su lóbulo y aumentó el ritmo. Presionó su pene. Solo un poco más. Bajó. Subió. Más rápido. Mucho más rápido. Mirando la tensión en su cuerpo. Descubriendo que la explosión estaba a un solo paso. Y cuando vio que ya no había vuelta atrás, lo soltó. Dirigió el pene hasta su entrada y se sentó en él. Un solo golpe. Un golpe mágico. Donde Rick no pudo jadear de forma considerable. Kate tapó su boca. - Shhh... Sin despertar a nadie... - subió y bajó. Sin lentitud. Buscando su éxtasis. Buscando el de él. Y llegó. Como un relámpago. Arrollador. Enloquecedor. Richard se incorporó para abrazarla y cayó al suelo con ella encima. Abrazándola. Estrechándola contra él.

- Ha sido increíble. - le dijo bajito.

- Sí. - sonrió contra su pecho.

- Eres increíble.

- Es mi mejor primera cita.

Richard rompió a reír. - La mía también. - besó su cabeza.

Kate se incorporó para coger la manta y se echó sobre él, tapándose. Respirando a bocanadas. Deseando que aquella paz que habían descubierto, jamás les diese la espalda. - ¿Crees que...?

- Aquella tarde... cuando te tropezaste conmigo... creí que mi única alternativa era desaparecer acantilado abajo. Siempre he sido un poco débil...

- No digas eso. - apoyó sus manos en su pecho y lo miró - Eres la persona más valiente que he conocido nunca.

- Me miras con buenos ojos... pero no, no es así. Sé cuáles son mis limitaciones y soy consciente que soy un poquito cobarde. - besó la punta de su nariz - Aunque creo que tú me has hecho más valiente.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora