Kate estaba perdiendo fuerzas. Richard empujaba cada vez más fuerte. Y lo peor de todo es que rompía a reír con cada descabellada idea nueva de él y, así, era imposible seguir firme y evitar, a toda costa, que entrase en el baño.
- ¡Oh, vamos Kate! ¡No me lo puedo creer!
- Pues créetelo... Y no grites, que despertarás a Alexis.
- Si se despierta, inspectora, le explicaré que todo ha sido culpa tuya por no dejar que te acompañe en uno de los momentos más importantes de mi vida.
- ¿En serio?
- Nunca he hablado más en serio.
- Rick... ¡No voy a dejar que me veas haciendo pis!
- Pero si ya te he visto completamente desnuda... - susurró a través de la rendija abierta entre ambos. Él tiraba hacia dentro. Ella tiraba hacia fuera.
- ¡No!
- Quiero estar ahí...
- En cuanto termine te dejo entrar y miramos el aparatito los dos juntos...
- No, eso no me vale. Quiero estar en todo el proceso.
- No te saldrás con la tuya.
- Pero no lo entiendo... No es nada malo.
- Para mí, sí. Por favor... - suplicó con voz de niña.
- Esa vocecita no te servirá...
- Por favor...
- Y esa carita, tampoco...
****
Durante varios segundos se lanzaron a duelo. Un duelo de miradas. Cariñosas. Ansiosas. Cargadas de esperanza. De promesas. - Te quiero... - susurró Kate. Y, Richard, cedió. Dio un paso atrás.
- No tardes... - le dijo bajito, sonriendo.
****
Un par de minutos después estaba en sus brazos, encima de él, que tumbado en el sofá, hacía zapping. - Ey... ¿Ya está?
- Hmmm...
- ¿Nerviosa?
- ¿Y tú? - sonrió asintiendo.
- Un poquito... Bastante. - rio.
- Si sale que no...
- Seguiremos intentándolo. Es lo más divertido de todo. - susurró pícaro, recibiendo un pequeño golpe en su hombro, por parte de Kate.
- ¿La despertamos?
- ¿Quieres?
- Hmmm...
- ¿Sabes?
- Dime... - lo abrazó dejando varios besos en su cuello.
- Nunca me cansaré de decirte que eres la mejor madre que Alexis pudo encontrar. Jamás me di permiso para soñar con algo así. Creí que sería imposible encontrar a alguien que pudiese querer a mi calabaza como yo lo hacía... Tenía muchas dudas. Demasiadas. Ver como Meredith se desprendió de ella fue un batacazo.
- No hay nadie, en el mundo, que pueda quererla tanto como lo hacemos los dos Rick.
- Hmmm...
- Y si piensas que por tener a nuestra cereza, por mi mente, pasa la absurda idea de querer menos a Alexis... - le dio varios toques en el pecho con su mano - Estás muy equivocado. La adoro. Ahora y siempre.
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La sonrisa de su mirada
FanfictionRichard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a...