CAPÍTULO 58

281 8 0
                                    


Kate estaba perdiendo fuerzas. Richard empujaba cada vez más fuerte. Y lo peor de todo es que rompía a reír con cada descabellada idea nueva de él y, así, era imposible seguir firme y evitar, a toda costa, que entrase en el baño.

- ¡Oh, vamos Kate! ¡No me lo puedo creer!

- Pues créetelo... Y no grites, que despertarás a Alexis.

- Si se despierta, inspectora, le explicaré que todo ha sido culpa tuya por no dejar que te acompañe en uno de los momentos más importantes de mi vida.

- ¿En serio?

- Nunca he hablado más en serio.

- Rick... ¡No voy a dejar que me veas haciendo pis!

- Pero si ya te he visto completamente desnuda... - susurró a través de la rendija abierta entre ambos. Él tiraba hacia dentro. Ella tiraba hacia fuera.

- ¡No!

- Quiero estar ahí...

- En cuanto termine te dejo entrar y miramos el aparatito los dos juntos...

- No, eso no me vale. Quiero estar en todo el proceso.

- No te saldrás con la tuya.

- Pero no lo entiendo... No es nada malo.

- Para mí, sí. Por favor... - suplicó con voz de niña.

- Esa vocecita no te servirá...

- Por favor...

- Y esa carita, tampoco...

****

Durante varios segundos se lanzaron a duelo. Un duelo de miradas. Cariñosas. Ansiosas. Cargadas de esperanza. De promesas. - Te quiero... - susurró Kate. Y, Richard, cedió. Dio un paso atrás.

- No tardes... - le dijo bajito, sonriendo.

****

Un par de minutos después estaba en sus brazos, encima de él, que tumbado en el sofá, hacía zapping. - Ey... ¿Ya está?

- Hmmm...

- ¿Nerviosa?

- ¿Y tú? - sonrió asintiendo.

- Un poquito... Bastante. - rio.

- Si sale que no...

- Seguiremos intentándolo. Es lo más divertido de todo. - susurró pícaro, recibiendo un pequeño golpe en su hombro, por parte de Kate.

- ¿La despertamos?

- ¿Quieres?

- Hmmm...

- ¿Sabes?

- Dime... - lo abrazó dejando varios besos en su cuello.

- Nunca me cansaré de decirte que eres la mejor madre que Alexis pudo encontrar. Jamás me di permiso para soñar con algo así. Creí que sería imposible encontrar a alguien que pudiese querer a mi calabaza como yo lo hacía... Tenía muchas dudas. Demasiadas. Ver como Meredith se desprendió de ella fue un batacazo.

- No hay nadie, en el mundo, que pueda quererla tanto como lo hacemos los dos Rick.

- Hmmm...

- Y si piensas que por tener a nuestra cereza, por mi mente, pasa la absurda idea de querer menos a Alexis... - le dio varios toques en el pecho con su mano - Estás muy equivocado. La adoro. Ahora y siempre.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora