CAPÍTULO 51

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Se acariciaron. Como si necesitasen redescubrirse. En soledad. Sabiendo que nada ni nadie podría interrumpirles. Sin necesidad sexual de por medio. Solo sentirse. Piel contra piel. Pequeñas caricias. Roces. Suspiros. - Kate... - susurró entre besos.

- Hmmm...

- Si te digo algo, no te reirás, ¿verdad?

- Depende... - le guiñó un ojo.

- ¿En serio? - alzó sus brazos por encima de su cabeza, dejándola de tocar.

- ¡Oye! - se quejó.

- ¿Sí?

- ¡No tienes remedio! - lo abrazó - No me reiré. Nunca me reiría de ti.

- Vale... - sonrió y la abrazó - A pesar de las veces que soñé con tener una relación como la que tú y yo tenemos, jamás pensé que lo conseguiría... - perdió su rostro en el aroma de su cuello y aspiró sonoramente - Siento que estoy en el cielo. Es perfecto.

- Con estas frases que me sueltas, escritor... ¿cómo quieres que me ría de ti? - lo miró y no pudo evitar besarlo para demostrarle que ella sentía lo mismo que él.

- ¿Qué más quieres saber de mí?

- Vaya... ¿vas a contestar a todo lo que te pida?

- A todo... - besó su nariz y su frente - Me siento valiente. - rio.

- A lo mejor tenemos que igualar un poco el marcador y ser yo quien conteste a tus preguntas. - juntó su frente a la de él y pasó sus yemas por su cuello.

- Kate... - tembló.

- Es increíble que puedas estremecerte tanto por un simple roce mío. Creo que nunca dejaré de sorprenderme.

- Me deja un poco vulnerable ante ti... - susurró.

- No... - besó sus mejillas y continuó por su cuello. Apartó un poco su camiseta y dejó un pequeño mordisco en su hombro.

- Kate... no me tortures... - suplicó perdido en las sensaciones que solo ella era capaz de provocarle.

- Tócame... - le dijo muy bajito, cargado de toda la sensualidad que solo él era capaz de provocar en ella.

- Kate... - no tardó ni un segundo en colar sus manos debajo de su camiseta y rozar su piel. Y tembló.

- Que me toques, me deja un poco vulnerable ante ti... - repitió Kate.

- No... - negó él.

- ¿No? - le sonrió en su piel, dejando pequeños mordiscos en su hombro.

- No, esto nos hace más fuertes. Nos une. Nos hace únicos. Tú para mí. Yo para ti. - colando sus dedos por debajo de la tira de su sujetador.

- Hmmm... - tiró de su lóbulo, con un pequeño roce de su lengua - Estoy de acuerdo.

- Eres una brujita... - sonrió - Siempre me llevas a tu terreno.

- Solo cuando tengo razón, escritor.

- Que es prácticamente siempre, inspectora.

- Bueno... lo intento. - rio.

- ¿Puedo preguntarte algo? - pronunció con cierto temor.

- Hmmm... - lo miró fijamente - Lo que quieras.

- Si te resulta difícil, lo entenderé...

- Rick... - agarró sus mejillas y lo besó - Pregúntame.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora