Alexis corría de un lado para otro. Saltaba. Reía. Se tiraba a los brazos de su padre. A los de su madre. Ellos tres iban delante. Jim, Martha, Ramón y Carmen en la retaguardia, disfrutando de las locuras que los tres iban haciendo delante de ellos.
- ¡Papi!
- Dime, calabaza.
- ¿Podemos ir a ver las jir... jir...? - aferrada a los brazos de su madre.
- ¿Jirafas? - Richard.
- ¡Sí, eso! ¡Jirafas! - Alexis.
- ¿Por qué quieres ir a ver las jirafas? ¡Yo prefiero los tiburones! - Richard.
- ¡No, papi! - Alexis.
- No le hagas caso, cariño. Si quiere que vaya él a ver los tiburones y nosotras vamos con las jirafas. - besó Kate su cabecita.
- ¡Vale! - sonrió Alexis.
- ¿Iríais sin mí? ¿Me dejaríais solo?
- ¡Puedes venir papi! - dijo con soltura la pequeña.
- ¡Gracias, calabaza! - alargó sus brazos para cogerla y así relevar a Kate, que le dejó un tierno beso en la comisura de sus labios.
****
Las jirafas, los elefantes, los osos, los rinocerontes... Los animales fueron los protagonistas absolutos de todo el día. Alexis abrió sus ojos como nunca, encantada de aprender cada una de las historias que su padre le decía al oído. Se fascinó con cada una de las especies.
Al final Richard, se quedó sin ver a sus ansiados tiburones pero no le dio importancia. Prefería mil veces estar pegado a sus dos mujeres que alejarse de ellas por muy pocos minutos que fuesen. Eso sí, no pudo evitar hacer algún que otro puchero para llamar la atención. Lo que recibió a cambio fue un abrazo y un perfecto beso por parte de Kate.
- ¿Nos vamos ya? - preguntó Alexis bostezando.
- Sí, cariño. - la abrazó Kate mientras salían del recinto.
- Estoy cansada. - susurró.
- Duérmete. - acarició su espalda en círculos mientras Alexis apretaba sus bracitos alrededor de su cuello.
Richard se acercó a ellas por detrás y abrazó a Kate. - Está agotada...
- Hmmm... Creo que todos lo estamos. - le sonrió volviendo un poco su cabeza.
- ¿Cansadita? - besó su cuello cuando se pararon frente al coche.
- No lo puedo negar. Necesito echarme un rato. - asintió.
- Entonces, vamos derechos al hotel y si estamos muy cansados pedimos que nos suban la cena, ¿te parece?
- Me encanta la idea. - apoyó su cabeza en su hombro.
Martha se acercó hasta ellos. - ¿Qué vais a hacer hijos? - acarició la cabecita de su nieta que estaba adormilaba.
- Iremos al hotel, madre. - le informó Richard con cierto cansancio en su voz.
- Os veo un poco agotados a los tres. - sonrió, acariciando la mejilla de su hijo.
- Si estamos demasiado cansados, pediremos que suban la cena. Lo digo por si...
- Tranquilo. Nosotros cuatro nos apañamos perfectamente. Ramón y Carmen se manejan estupendamente por la ciudad. Son unos magníficos guías.
- Me alegro mucho, madre. - besó su mejilla.
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La sonrisa de su mirada
FanfictionRichard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a...