CAPÍTULO 53

285 8 0
                                    


Richard la estrechó contra él. Perdidos en el calor que transmitía el fuego. Aspirando su aroma. Aparcando sus miedos a un lado. Confiando. Creyendo que el tiempo y los hechos provocarían una mayor confianza en Kate. Trabajaría en ello. Constantemente. Hasta conseguir una transparencia completa.

- Rick... - pegó más su espalda al torso de Richard - ¿Qué piensas?

- En ti. - reconoció.

- ¿Sobre qué?

- Como hacer para mostrarte que puedes confiar en mí.

- Lo hago, mi vida. En serio. Confío en ti. Solo tengo miedo. Un absurdo miedo.

- ¿Miedo a qué, Kate?

- Nunca he confiado en nadie al cien por cien. Todo lo que ocurrió en mi casa me obligó a cerrar la puerta con candado. Mostrarme al completo es ser vulnerable y nunca pude permitírmelo.

- ¿Qué ocurrió son Sorenson?

- Se cansó de esperar a que yo diese mi brazo a torcer y le hablase de mi vida.

- Te emborrachó...

- Fue el caso complicado del secuestro. Terminó tan mal... Una copa llevó a otra y al final, le hablé de mí.

- Eso es horrible... - pronunció consternado.

- A partir de ahí nuestra relación fue cuesta abajo. Me cerré más en mí. Hasta tal punto que cuando le ofrecieron el traslado, se fue y dejó una carta de despedida.

- Es increíble...

- ¿Fue a verte?

- Hmmm...

- ¿Qué te dijo?

- Que jamás conseguiría que te abrieses a mí. Y me dejó algunas píldoras de la información que te sacó aquel día.

- Rick... - se volvió hacia él, agarrando su cara - A la única persona que quiero contarle todo es a ti. Él tiene cuatro detalles de mi vida. Solo eso. Nada más. Te lo prometo.

- Kate... Yo solo quiero darte lo que tú me das.

- Y yo solo quiero que dejes de castigarte, Rick. No sé quién te hizo semejante locura, pero no quiero volver a verte así, por mí, nunca más. Y haré lo que sea para eso. ¿Lo entiendes? - acarició sus mejillas - Dime lo que necesitas saber de mí. Todo lo que necesites. Y lo sabrás. Sin excepción.

- Kate... - pegó su frente a la de ella. Ambos entrecortaron su respiración, con una necesidad animal de besarse, acariciarse, perdonarse.

- Rick... Necesito... - exhaló tímidamente. Y no necesitó continuar. Richard pegó sus labios a los de ella con desgarro. Besándola de forma posesiva, deleitándose en su boca. Sus lenguas se entrelazaron y ambos tuvieron ganas de llorar de felicidad.

- Si dejas de tocarme, dejo de sentir. - susurró al recuperar la respiración.

- Ven... - Richard se puso boca arriba y Kate se colocó pegada a él, con su cabeza en su pecho, sus piernas entrelazadas y una de sus manos acariciando su pecho y sus abdominales.

- Sé que necesitas saber todo. Y puedo hacerlo. Quiero hacerlo. - beso su pecho.

- Lo sé, Kate. Yo también lo quiero. Pero no ahora. No quiero que te sientas forzada. Prefiero que me cuentes todo cuando estés segura y no hacerlo por mi estupidez de plantarme en medio de la tormenta.

- Hmmm... - asintió con cierto aire de culpabilidad en su interior.

- Ahora, será mejor que descansemos. - la estrechó contra el, dejando un beso en su cabeza.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora