Rick no estaba seguro de seguir adelante. El miedo a que la herida se volviese a abrir pesaba sobre su deseo. Aunque era incapaz de moverse de su posición. Su mano en el sexo de ella. Su boca, en su espalda. Su dedo, en pequeños círculos constantes, encima de su bultito. Kate, completamente deshecha en caricias.
- Más rápido... Rick... - movió su cadera, buscando mayor fricción.
- Ey... - le dijo con suavidad, rozando sus labios, en su cuello - no te muevas tan rápido... recuerda que hay que ir lento.
- No... Puedo... - seguía moviéndose. Alargó su mano para agarrar la que Richard tenía escondida en su sexo e intentó forzarle a acariciarle de forma más fuerte pero el escritor se detuvo de golpe. - Rick...
- Déjame a mí Kate, por favor... - besó su espalda, lento, con pequeños roces de su lengua. Bajó hasta la curva de sus nalgas y, entonces, con la ayuda de sus manos, le quitó tanto el pantalón con sus braguitas. Y volvió a subir, besando su pierna, dejando el roce de sus dientes en su nalga, acariciando con la yema de sus dedos su espalda. En un abrir y cerrar de ojos, desabrochó el sujetador y Kate se lo quitó.
La inspectora intentó colocarse boca arriba pero Richard se lo impidió. - Por favor, Rick... déjame verte. - le dijo suplicante.
- Oh, no, inspectora... Hoy nos vamos a divertir mucho. - la abrazó desde su espalda, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello, soplándole, besándola.
- Hablas mucho escritor... - lo tentó.
Richard sonrió. Kate era incapaz de perder el control nunca. Incluso en aquellos instantes debía ejercer algo de poder. Y a él, le encantaba. Sin más preámbulos, el brazo que rodeaba a Kate, fue bajando, con tiernas caricias, hasta esconderse de nuevo en sus labios vaginales, mientras su otra mano, quedó por debajo de su cuerpo, para acariciar sus pechos. Aquellas primeras sensaciones invadieron a Kate de forma extraordinaria y veloz, haciendo que su cuerpo se revolviese sin poder evitarlo. - Al final... - rozó sus dientes en su cuello - ...voy a tener que atarte Kate.
- Hmmm... - fue incapaz de hablar. Se sentía completamente invadida. Una mano en su sexo, acariciando de arriba, abajo. Otra mano, manipulando sus pezones, endureciéndolos. - Me encanta tocarte... - paró el dedo corazón en su clítoris, rodeándolo, pulsándolo - ...acariciarte - bajó su dedo corazón hasta su entrada, la rodeó, metiendo parte de su dedo y lo sacó, para volver al bultito que se erguía deseando más caricias - ...como tiemblas a cada toque. - besó su lóbulo, apretó uno de sus pezones y pulsó su clítoris a la vez.
- Rick... - sintió como sus paredes temblaban y se contraían, como su humedad aumentaba. - Rick... me... - Richard volvió a realizar el mismo movimiento y Kate se fue, perdida en mil sensaciones, mordiéndose su labio inferior para gemir de forma controlada.
- A mí, me gusta oírte, Kate... - acarició su cuello con la punta de su nariz, dejando un pequeño mordisco en su mandíbula. Y volvió al ataque. Su dedo, siguió en círculos sobre su clítoris. Una vez más. Una vuelta. Dos. Tres. Un pequeño toque en el medio. Un paseo por su humedad. Una pequeña incursión en su entrada. La repetición del mismo camino. Una y otra vez. Mientras su otra mano, de forma sistemática se repartía entre uno y otro pecho. Acariciando. Pellizcando.
- Agh... por favor... más... más... sigue, sigue, sigue. - pedía incansablemente, moviendo su cuerpo, buscando más fricción.
Richard intentó frenar sus movimientos pero fue peor, porque al pegarse más a él, su cuerpo combustionó. Y Kate lo notó. Notó su erección rozando sus nalgas. Y lo tentó. Golpeando contra él.
- Kate... - le pidió - ...no te muevas tanto, por favor.
- Escritor... - se mordió el labio ante un toque preciso de Richard - ...te necesito a ti... te necesito en mí.
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La sonrisa de su mirada
FanfictionRichard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a...