CAPÍTULO 52

184 8 0
                                    


Richard no sentía sus extremidades. Había sido incapaz de dormir. Así que decidió que lo mejor sería ir a dar un paseo por el jardín, visitar aquellos rosales que habían sido testigo de tantas historias. Sentía que Kate, por mucho tiempo que pasase, nunca terminaría de confiar plenamente en él. Y le partió en dos. Recordó aquella tarde en la que Sorenson, tras ser consciente de que nunca volvería a recuperar a Kate, lo visitó. Y desde el umbral de la puerta se jactó de una relación de confianza que jamás, Kate, sería capaz de volver a tener.

****

Flashback

- ¿Qué quieres Sorenson? - Richard se plantó firme en la entrada para no dejarlo pasar.

- Solo quería confirmar lo que vi hace un par de días con mis propios ojos.

- ¿Y qué viste?

- A Kate, en la puerta de un colegio, contigo y con tu hija.

- ¿Me vigilas?

- No, para nada. - le soltó con una media sonrisa.

- ¿Vigilas a Kate? - se encaró enfadado.

- Solo quería saber el motivo de su rechazo.

- Entonces, ya lo sabes. No tenemos nada de qué hablar.

- ¿En serio crees que ella aguantará a tu lado?

- ¿Por qué no?

- Tú, simplemente, eres una fantasía. Un amor platónico. Nada más.

- Di lo que quieras. - fue a cerrar la puerta pero Sorenson puso el pie, deteniéndolo.

- Ahora estás feliz junto a ella, crees que ella confía en tí, pero, con el paso del tiempo, verás que tú eres capaz de confiar y que ella te sigue ocultando información de su pasado. El único que sabe todo lo relacionado con su madre soy yo... - le sonrió provocativamente - Sé cada detalle de su infancia, el hobbie que compartió con su madre, el motivo por el cual dejó de hacerlo, en qué momento sus padres estuvieron a punto de separarse, la obsesión de su madre por el trabajo, el miedo de Kate de convertirse en ella... - se dio la vuelta y tras dos paso se giró hacia Richard de nuevo - Sé mucho más de lo que tú nunca serás capaz de averiguar.

Fin Flashback

****

Richard se sumergió en sus miedos. Y, por un instante, volvió a recuperar su extrema vulnerabilidad. Y se escondió. Llegó a aquel jardín y se sentó. Junto a sus rosales. Mientras la lluvia arreciaba. Creyendo que aquellas gotas, que caían a lo largo de su cuerpo, se llevarían su angustia.

No supo, exactamente, el tiempo que estuvo encogido, aferrado a sus piernas. Cerró sus ojos y se dejó llevar por sus recuerdos. Los malos. Los peligrosos. Los que le hacían sentirse completamente perdido.

- Rick... - escuchó su voz, creyendo que era un sueño. Cuando abrió los ojos, comprobó que Kate, estaba frente a él. Había ido a buscarle. - Ven conmigo... - tendió su mano.

- Kate... yo... - se sintió cohibido.

- Vamos dentro, a casa.

- Hmmm... - asintió sin oponerse.

Kate apretó su mano y lo arrastró hasta el interior de la casa. Entraron al salón, lo plantó frente al fuego. Atizó los leños y colocó alguno más. Las llamas crecieron y el calor aumentó proporcionalmente. Se volvió hacia él. Richard agachó su mirada, avergonzado. Pero, ella, no se detuvo. Comenzó a desnudarse. Su camiseta. Su sujetador. Su pantalón. Y finalmente, sus braguitas. Completamente desnuda ante él. Richard, perplejo, la miró. Tímido, se encogió de hombros. Kate le sonrió. Se acercó hasta él y comenzó a desnudarlo. Primero su pantalón. Después sus bóxer. - Kate... - susurró.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora